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Especial 50 años

Roberto Fantuzzi: “Los trabajadores se tomaron la fábrica y mi hermano Ángel se quedó adentro, secuestrado”

Roberto Fantuzzi: “Los trabajadores se tomaron la fábrica y mi hermano Ángel se quedó adentro, secuestrado”

Las empresas Aluminios y Enlozados Fantuzzi y Aluminios El Mono, ambas en el cordón industrial Maipú Cerrillos, fueron intervenidas en la Unidad Popular. Tras el Golpe, cuenta el empresario y ex dirigente gremial Roberto Fantuzzi, hoy de 80 años, “los de la Aviación, que estaban a cargo, nos preguntaron si queríamos que algún trabajador no entrara, les dijimos ‘que entren todos no más’. Y entraron todos, no echamos a nadie”.

Por: Valeria Ibarra - Fotos: Verónica Ortiz | Publicado: Sábado 9 de septiembre de 2023 a las 21:00
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Roberto Fantuzzi Hernández tenía 29 años, era gerente de finanzas de Aluminios y Enlozados Fantuzzi, y su hermano Ángel contaba con 32 años y era el gerente general de esa empresa cuando, en 1972, durante el gobierno de la Unidad Popular, “el presidente del cordón industrial Maipú Cerrillos se tomó la fábrica junto con los trabajadores y Ángel se quedó adentro, secuestrado”, cuenta el empresario y ex presidente de la Asociación de Exportadores de Manufacturas (Asexma), hoy de 80 años. 

Así partió la expropiación de facto de las dos compañías de la familia, todo un ícono de la industria chilena de los años ‘70 y por lo mismo, una de las primeras en ser intervenidas durante el gobierno de la Unidad Popular. “Eran empresas grandes: Aluminios y Enlozados Fantuzzi tenía entre 800 a mil trabajadores entonces y Aluminios El Mono, otros 100”, recuerda el empresario una mañana lluviosa de septiembre. 

El secuestro de Ángel Fantuzzi fue muy doloroso para la familia. “Ángel era brillante… trabajaba en la fábrica desde los 13 años, le decían “Angelito” y era amigo de muchos trabajadores… y eso hizo más complicado todo”, rememora su hermano. 

“Mi cuñada (la esposa de Ángel, Margarita Fernández Socías) habló con el ministro del Interior (Hernán del Canto, PS), para que convenciera al presidente del sindicato de Fantuzzi para que liberaran a Ángel”. Lo cual terminaron haciendo al cabo de tres días. 

“Cuando los trabajadores se tomaron la fábrica”, que quedaba en Camino a Melipilla, en Cerrillos, recuerda, a las empresas “le aplicaron un decreto que era de insistencia (y quedan en el limbo), lo que ocurrió con dos empresas, Fantuzzi y Fensa”. El decreto de insistencia era una herramienta legal administrativa que poseía el Poder Ejecutivo chileno, con el cual podía colocar en vigencia un decreto administrativo rechazado por la Contraloría, mediante la firma del gabinete completo de ministros del gobierno y se usó extensivamente en la UP. 

- ¿Y por qué no se firmó ese decreto?
- El general (Carlos) Prat no quería firmar el decreto de insistencia, ya que para expropiar necesitaban la firma de todos los ministros, por eso Fantuzzi y Fensa quedamos en el limbo, pero en la práctica igual estábamos expropiados, porque no podíamos entrar a las fábricas, no podíamos hacer nada, estaban tomadas. Pero en lo legal no fueron expropiadas.

Y agrega: “Lo que más le da rabia a mi papá es que le hicieron un juicio y decían que nunca había trabajado en Fantuzzi. Y era porque mi papá quería cobrar su sueldo. Date cuenta que era un viejo que había entregado toda su sangre al trabajo. En esa época los empresarios no eran profesionales como son hoy día, gente que estudia, eran hombres de mucho sacrificio, mucha inteligencia, estaban permanentemente creando”. 

Y cuenta una anécdota. En medio de ese tira y afloja, un ex compañero de colegio que trabajaba en Corfo lo llama y le ofrece cinco Fiat 600 por la fábrica. “Oye huevón, cómo se te ocurre, si mi papá no se robó la fábrica, ¿tení alguna idea de qué es? ¿dónde está? ¿qué produce? ¡La fábrica no se vende! ¿De dónde sacaron que nosotros la vendíamos? Nosotros queremos la devolución”. Eso le contesté. 

- ¿Les pagaron algo?
- Nada, cero. Mi hermano se la jugó entero por la recuperación total. Todos los Fantuzzi se la jugaron por la recuperación, con ayuda de algunos empresarios de todos lados, algunos que tienen una posición distinta a la mía, no cabe ninguna duda. Pero yo reconozco hidalgamente que todos los Fantuzzi se la jugaron. 

“Mulato político”

Roberto Fantuzzi atribuye a su paso por Ingeniería Comercial de la Universidad de Chile su postura menos confrontacional con el gobierno de Salvador Allende. ”Mi corazón estaba dividido porque de repente yo veía gente de izquierda que también tenía un pensamiento correcto, que había que manejar las situaciones sociales en forma distinta”, señala. 

“A mí algunos me dicen ‘el mulato político’, porque la gente de izquierda cree que yo soy de derecha y los de derecha creen que yo soy de izquierda”, dice Fantuzzi.

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No fue el caso de su hermano Ángel, que sí era un férreo crítico a la Unidad Popular, lo mismo que “el 99% de mi familia, que era opositora a Allende. Ángel lo sufrió más por razones obvias, porque gente que él consideraba amigo, ya no (lo era)”, reflexiona. Eso influyó en sus opciones políticas posteriores, ya que su hermano fue fundador de RN en 1987 y luego diputado por ese partido. Su hermano murió el 6 de diciembre de 2002, en el Fundo El Mirador, Frutillar.

El negocio en la UP

Como no podían trabajar en sus fábricas, Roberto y Ángel Fantuzzi armaron durante la UP un nuevo negocio. “Cuando nos expropiaron tuvimos la suerte de comprar un local que se llamaba Papillon, ahí en Providencia con Los Leones, donde estaba el Coppelia. Vendíamos ropa de mujer, perfumes, anteojos, se hacía cola para comprar, ya que había escasez… nos iba muy bien”, evoca.

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Del 11 de septiembre de 1973 no tiene recuerdos tan vívidos, salvo que esa jornada la pasó en su casa de la calle Don Carlos, en Las Condes, con su esposa Malule y su hija Francesca. Y que ya el clima estaba tan crispado que Papillon estaba cerrado.

Días después del golpe militar, cuando volvió con su hermano Ángel a la fábrica, “los de la Aviación, que estaban a cargo, nos preguntaron si queríamos que algún trabajador no entrara, les dijimos que no, ‘que entren todos los trabajadores no más’. Y entraron todos, no echamos a nadie”.

- ¿Les costó esa reconciliación? 
- Mira, la relación entre empresario y trabajador es como los matrimonios: de repente podí estar bien, de repente mal, pero te tienes que arreglar. Siempre va a haber conflicto, discrepancia, pero siempre tienes que salir adelante.

- ¿Cuándo devolvieron la fábrica?
- Pocos días después (del 11 de septiembre). 

- ¿Y pudieron andar bien?
- Faltaban materias primas, pero estaban (las fábricas) bien. Yo reconozco hidalgamente que Fantuzzi era una empresa muy, muy eficiente y (la expropiación) no nos afectó, al revés, salimos, yo creo, fortalecidos porque de una fábrica de ollas, terminamos haciendo lavadoras, cocinas, estufas, que antes no lo hacíamos.

Fantuzzi fue de los primeros en traer robots a Chile: “Las ollas no son hechas a mano, son con unas máquinas estampables, únicas en Chile y con esas hacíamos tarros lecheros y logramos hacer los balones de gas licuado más baratos que la competencia. Después, con los años, exportamos a El Corte Inglés, a Macy’s; Neiman Marcus; Saks Fifth Avenue…

“El dolor que debe tener una madre cuando pierde a un hijo y no conoce dónde está, es mucho más doloroso que haber sido expropiado, no cabe ninguna duda”.

¿Y cómo compitieron en el momento del dólar a $ 39?
- Eso fue muy duro porque era en competencia desleal. Porque todos los días tú tenías inflación interna y un dólar fijo. Claro, entonces todos los días tus productos se hacían más caros y y los productos de importación se hacían más baratos. Estabas compitiendo con, no con un competidor externo, estabas compitiendo con una economía que hacía cosas irracionalmente, que son dos cosas distintas.

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- ¿Cómo sobrevivió a la crisis del 80?
- Mi opinión personal, puedo estar equivocado y que quede constancia, es que fue por la negociación con los trabajadores. Ya ahí fue fundamental ponernos de acuerdo empresarios y trabajadores, cómo salir adelante y efectivamente logramos salir adelante, nos fortalecimos y empezamos a hacer cosas distintas, nuevas máquinas, los primeros robots. 

El fin

“La crisis vino mucho después en los años ‘90, cuando cometimos un error garrafal. Teníamos una demanda insatisfecha, entonces hicimos una inversión para aumentar nuestra producción en 50%. Lo primero que te enseñan en la universidad es que si vas a invertir, tienes que tener financiamiento de largo plazo.

Como nos sentíamos tan seguros de que la inversión iba a ser cubierta con esa demanda insatisfecha, porque íbamos a aumentar nuestra producción de 50% y con el 50% extra íbamos a pagar todas las deudas, vino la crisis y nos agarramos los dedos porque bajó la demanda en 30% o 40%. Entonces, no nos daba para cubrir las deudas bancarias”.

“Ahí vendimos una parte, después vendimos otra, después compró Luksic (en 1998)”, rememora el empresario. 

Un dolor que le queda es que cuando su padre, Ángel Fantuzzi Facca, falleció años después, la familia quería que su féretro estuviera en la fábrica de Aluminios y Enlozados Fantuzzi en Cerrillos, para que los trabajadores que viven en la llamada Villa Fantuzzi de las inmediaciones pudiesen ir a verlo. “No se pudo, porque a esas alturas eran galpones abandonados y fue un gran dolor porque mi padre trabajó íntegramente por la fábrica”, señala.

“Yo creo que fue más doloroso que la expropiación, porque la expropiación fue una cosa política”, expresa. 

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- ¿Usted perdona a quienes lo expropiaron?
- Por supuesto que los perdono. Fue el momento histórico que vivimos como país que lo sufrimos todos. Estábamos terriblemente divididos entre las familias. 

Y reflexiona: “Hay que ver el cuadro desde la distancia, porque el dolor que debe tener una madre cuando pierde a un hijo y no conoce dónde está, es mucho más doloroso que haber sido expropiado, no cabe ninguna duda, pero son dolores distintos, ¿verdad? Y esos dolores, lamentablemente, a veces se expresan en forma distinta”.

“Hay un compañero mío con quien yo almuerzo a veces y él fue uno de los que promovieron la expropiación. Entonces, yo no le puedo tener bronca”.

En lo que sí se muestra preocupado es por el clima de división política. “Estamos llegando al mismo precipicio de este país que vimos en la UP, dividiendo a las familias en dos, porque en una familia los hijos son libres de pensar lo que quieren y los padres de otra manera, pero si efectivamente no somos capaces de sentarnos a la mesa el día domingo a conversar y discrepar, yo creo que no es bueno para el país”.

“Por eso que dije en Twitter que el Presidente Boric debería a lo menos tener un consejo de ancianos que  consultara de vez en cuando, porque los viejos lo que tienen son conocimiento y experiencia y eso es transmitible. Tenemos que empujar el mismo carro y y buscar la convivencia en nuestro país, que está terriblemente dividido”. 

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Carlos Ominami, Mariana Aylwin, Moy de Tohá, Martín Costabal, Luis Maira, Hermógenes Pérez de Arce, Claudio Sánchez, Patricia Arancibia, Jorge Awad, Máximo Pacheco y Eduardo Labarca rememoraron para DF MAS cómo vivieron, hora a hora, el día del golpe de Estado. También las jornadas previas y las posteriores a este evento.

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La senadora, hija menor de Salvador Allende, recién publicó un libro donde por primera vez cuenta cómo vivió y sintió personalmente la semana del golpe militar en 1973. “Recordar duele”, reconoce en esta entrevista realizada en la misma casa donde, hace medio siglo, salió a acompañar a su padre a La Moneda. Durante décadas se negó a escribir estas memorias, en medio de una familia acostumbrada a guardar silencio y no hablar de ese tiempo. “Creo que fue un acto de protección, no sé si equivocado o no”, dice.

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