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Nancy Rosenblum, politóloga: Donald Trump “ha creado un ejército rebelde”

Nancy Rosenblum, politóloga: Donald Trump “ha creado un ejército rebelde”

A menos de una semana de la elección presidencial en Estados Unidos, la profesora emérita de Ética Política y Gobierno de Harvard analiza el estado de la política norteamericana: es muy crítica de la metamorfosis del Partido Demócrata y alerta sobre un posible gobierno de Donald Trump.

Por: Mateo Navas | Publicado: Sábado 2 de noviembre de 2024 a las 21:00
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-¿Qué podemos esperar para las elecciones del próximo martes?
- Algunas cosas. En primer lugar, las elecciones no se declararán pronto, y podría pasar mucho tiempo antes de que se proclamen. Y ese será un periodo muy intranquilo. No creo que haya violencia a gran escala durante ese lapso, pero no me sorprendería que hubiera algunas muestras de terror.

Creo que esto se va a llevar a cabo principalmente en los tribunales. De hecho, ya hay casos acumulados en los juzgados estatales y federales que anticipan o ven violaciones de la ley electoral. No sé quién ganará, no puedo anticiparlo, pero no va a ser suave y no será tranquilo.

La respuesta es de Nancy Rosenblum, catedrática emérita de Ética Política y Gobierno de la Universidad de Harvard y autora de una decena de libros sobre política norteamericana. A sus 76 años, sigue analizando críticamente los tejemanejes de la lucha de poder en Washington y repasa los nudos que tienen en vilo a los comicios presidenciales en su país, que están agendados para el próximo martes 5 de noviembre.

“Creo que si Trump es elegido, el Partido Demócrata hará lo que siempre ha hecho: aceptar la derrota. No creo que vayamos a tener una guerra civil o una revuelta por esto, pero sí creo que si Trump gana vamos a ver algo que nunca hemos visto en este país, que es la desarticulación del aparato de gobierno en favor del gobierno personal”, agrega, sentada en una habitación de su casa en Cape Cod, Massachusetts.

Nancy Rosenblum, doctora en ciencia política, fue durante años profesora de GOV 1061, una popular clase en Harvard que repasa a Maquiavelo, Hobbes, Locke, Rousseau, Kant, Hegel, Marx y Nietzsche. Por décadas ejerció como académica dedicada a la escritura de investigaciones y libros sobre filosofía, pero también sobre política.

“Escribí uno de los primeros libros sobre partidos políticos desde el punto de vista de la teoría política. Y eso ha resultado ser útil para hablar de la política estadounidense actual, porque la palabra ‘partido’ significa ‘ser parte’. Y lo que tenemos hoy es que una de las colectividades (Republicanos) ya no funciona como un partido, ya que imagina que representa a todo el pueblo”, reflexiona.

A mediados de la década pasada, con la irrupción de Donald Trump en la escena electoral norteamericana, su carrera dio un giro. Rosenblum se centró en estudiar los elementos que cambiaron en la política local gracias al triunfo presidencial del empresario. Primero escribió sobre el boom de las teorías conspirativas y ahora, en octubre, acaba de publicar Ungoverning (Princeton University Press, 280 páginas), un libro sobre cómo el ataque sistemático a instituciones públicas amenaza el funcionamiento de los gobiernos.

“Ha habido un cierto fracaso por parte del Partido Demócrata”

Para Rosenblum, la popularidad de Donald Trump se basa en la entrega de un relato que genera empatía en una porción del electorado que se sentía ignorado. “Estados Unidos tiene una larga historia de antigubernamentalismo”, apunta.

“Tiene una larga historia de querer un gobierno pequeño, de libertarianismo, de milicia. Y estas personas que se niegan a admitir que son gobernados han sido marginados. Y Trump los trajo al centro y les dio una identidad colectiva como movimiento social. Antes no la tenían”, agrega.

- ¿Y por qué este movimiento se siente atraído por él?
- Sociólogos, politólogos y psicólogos tienen 20 respuestas diferentes para ello. Y no puedo darte una definitiva, pero puedo adelantar algo: hay dos maneras de satisfacer a la gente políticamente. Una es darles bienes o protecciones como asistencia sanitaria o una buena economía. Y la otra es lo que se llama la política del reconocimiento:

Agarras a personas que han sentido que no han tenido voz, que nadie les ha prestado atención, que han sido marginadas y menospreciadas y desestimadas e insultadas, y les dices: ustedes son los verdaderos estadounidenses, ustedes son el verdadero país. Yo soy su salvador.

- Entonces, ese es un fracaso del Partido Demócrata. Ellos se olvidaron de esas personas…
- Creo que ha habido un cierto fracaso por parte del Partido Demócrata. Y creo que ha sido acertadamente descrito como un partido elitista. Ha abandonado a los sindicatos y a la clase trabajadora que solían constituir su centro. No ha admitido que la inmigración tiene consecuencias reales para la gente. Tal vez no al nivel que alegan algunos republicanos, pero sin duda ha tenido efecto en la población. Creo que han tardado mucho tiempo en conseguir a gente que solía ser votante demócrata de a pie.

Rosenblum dice que la metamorfosis interna del Partido Demócrata se resume con la famosa declaración de Hillary Clinton en su campaña de 2016, cuando mencionó que la mitad de los partidarios de Trump eran una “cesta de deplorables”. Esta frase generó una lluvia de críticas, ya que algunos la consideraron despectiva hacia los estadounidenses de clase trabajadora.

Esos votantes, dice Nancy Rosenblum, “no quieren que el Gobierno les dé ninguna asistencia o seguro médico”. En cambio, quieren formar parte de un grupo social. Y eso es lo que les ofrece Trump.

- Volviendo a la idea de los Demócratas como una colectividad de élite. ¿Ese fenómeno es algo nuevo o siempre ha existido?
- Esa es una pregunta difícil porque no soy una historiadora política. Creo que ha habido un cambio y yo diría que tal vez en las últimas dos décadas el partido ha sido un conglomerado de clase media alta, de gente con educación universitaria. La gran división en el partido hoy es la educación. Es un grupo de gente que impulsa y se siente cómoda con los derechos de la diversidad sexual y los afroamericanos, pero que dejó atrás a la gente que había estado en su centro.

“(Trump) ha creado un ejército rebelde”

Rosenblum cita a Max Weber para definir la noción de Estado moderno. Para él, describe, “es el monopolio del uso legítimo de la violencia”.

Y agrega: “Eso es lo que los dictadores hacen: toman ejércitos y gobiernan detrás de las Fuerzas Armadas. Trump no hizo eso y no podrá hacerlo aunque sea reelegido. Pero lo que sí ha hecho es crear lo que se podría considerar un ejército rebelde. Es decir, ha reclutado a estas milicias que han existido desde siempre y él los ha energizado y los ha convertido en un ejército privado. Esto se hizo evidente durante la insurrección del 6 de enero”.

- ¿Y qué es lo que motiva a ese grupo?
- Lo que los mueve es seguir a un líder que promete darles respeto. Creen que Trump es un hombre fuerte. Se imaginan que si se deshace de este estado profundo, puede entregarles inmediatamente reconocimiento.

- Hablando de violencia, hoy existe la percepción de que los campus universitarios, que antes eran campeones del debate libre y abierto, se están polarizando, especialmente en cuestiones como Israel y Palestina. ¿Cree que las universidades de hoy son menos tolerantes con la diversidad de puntos de vista?
- Las universidades, como cuestión de política, son muy tolerantes. Quieren libertad de asociación y quieren libertad de expresión. Pero creo que el trasfondo de esto es interesante porque las universidades, especialmente las más progresistas y de élite, durante 20 años han querido proteger a los estudiantes no sólo de la violencia, sino de sentirse incómodos. Y esto es lo que la gente llama woke.

Y aunque soy liberal progresista, apoyo la crítica a las mujeres woke. Las mujeres en las universidades se supone que no deben sentirse incómodas de ninguna manera: por eso están las salas de clases seguras, las conversaciones seguras, los trigger warnings. Así los estudiantes empezaron a creer que no debían enfrentarse a lo que no querían enfrentarse. Y luego llegó algo como Gaza y fue volver a los años ‘60, pero en un clima diferente. Porque incluso en ese tiempo no había alguien como Donald Trump para avivar las llamas.

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