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Cinco claves para entender el hermético mundo de Lo Valledor
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Todos los días, a las 22:00, las puertas de Lo Valledor, en Pedro Aguirre Cerda, abren al público general. A partir de ahí, miles de autos y camiones ingresan al recinto, de más de 32 hectáreas, y que es, según una serie de ejecutivos consultados, uno de los puntos mejor iluminados del país. Mientras Santiago duerme, la actividad en el mercado hortofrutícola más grande del país recién comienza.
Esa es la tónica de Lo Valledor todos los días. Los camiones parten hacia regiones, ferias libres, la Vega Central y restaurantes. La actividad se mantiene durante toda la madrugada y termina a las 14:00 del día siguiente. No hay pausas ni momentos de descanso, todo es compra y venta; cargas y descargas. Hay música, bocinas y gritos. Hay vida.
En medio de esas horas de trabajo, en zonas y momentos específicos, ocurren episodios de delincuencia. Y no es para menos: existen decenas de calles y un terreno de más de 30 hectáreas que guardias ni seguridad privada pueden controlar 24/7. En 2023 la administración del mercado -que emplea a más de 500 personas- se dio cuenta del aumento sostenido de incidentes. Partieron con hurtos al interior de Lo Valledor, cuyo principal modus operandi era el siguiente: una persona se cruzaba frente a una camioneta, dejaba un carro de supermercado para que el vehículo no avanzara, y en ese momento otro individuo se subía al pick-up del automóvil y sustraía cajas de frutas o verduras. Todo en completo silencio.
Lo que más preocupó a la administración fueron tres incidentes que involucraron violencia y armas. El principal ocurrió en octubre del año pasado y afectó a un comerciante de Rancagua que fue baleado al interior del recinto y al cual le robaron $ 60 millones con los que iba a efectuar compras en el lugar.
Esa fue la decisión para, en primer lugar, aumentar la dotación de seguridad privada y, en segundo, aplicar un plan de restricciones: prohibieron que personas accedieran a Lo Valledor con carros de supermercado y exigieron la presentación de una cédula de identidad chilena vigente. Esta última medida copó titulares la semana pasada y obligó a que la empresa saliera a aclarar la situación: no se trataba, dijeron, de una discriminación a extranjeros, sino que de una forma de registrar quién entraba y salía del terreno. De hecho, apunta Marcelo Araya, vocero de la firma, emplean a decenas de personas de otros países. También implementaron torniquetes, detectores de metales y escáner facial.
Y este lunes, en medio de la puesta en marcha de la medida, ocurrió un incidente que, incluso, escaló a La Moneda: una mujer -mientras era controlada para ingresar al mercado- extrajo un arma de fuego de uno de los vigilantes privados de Lo Valledor y disparó -en seis ocasiones- en contra de dicho guardia, un camarógrafo de Chilevisión y un funcionario del lugar. El hecho fue emitido en vivo por televisión abierta y se viralizó en redes sociales. A partir de ahí, el tercer mercado hortofrutícola más grande de Latinoamérica se convirtió en uno de los protagonistas de la semana.
Fue en 1968 cuando el gobierno de Eduardo Frei Montalva, con el objetivo de crear un centro de abastecimiento de productos agrícolas para las ferias libres de Santiago, creó el mercado Lo Valledor. Era un barrial, nada de techos ni tampoco muchas personas dispuestas a empezar a trabajar. Lo único que había era bebederos para caballos. A pesar de ello, un grupo de feriantes -desplazados de La Vega Poniente- llegó al fundo San Andrés de Lo Valledor y se instaló en un terreno de cerca de 7,5 hectáreas.
De inmediato se convirtió en un recinto fiscal administrado, en ese entonces, por la Municipalidad de Santiago. 12 años después fue privatizado y pasó a ser gestionado por los propios comerciantes. En 1985 la comunidad de agricultores adquirió personalidad jurídica y en 1990 se transformó en sociedad anónima cerrada.
Crecieron a pulso. No tenían espaldas financieras para obtener deuda bancaria. Por eso hipotecaron sus casas para obtener créditos y así adquirir más terrenos. La primera institución financiera que les prestó dinero fue el Banco del Desarrollo. Así se convirtieron en lo que son hoy: la despensa fresca más grande de Chile. Cerca de 30 mil personas diariamente visitan el lugar buscando frutas y verduras. Tienen más de 300 mil metros cuadrados, 1.200 locales, 1.500 posturas para camiones, 5 mil trabajadores y 8 mil vehículos diarios.
Detrás de todo eso hay una compleja red de sociedades que controlan el negocio: son pocos los que saben cómo se distribuye la propiedad, incluso dentro de la compañía. De hecho, un alto ejecutivo de la empresa dice que “no ha visto” una estructura societaria tan compleja como la de Lo Valledor. En un comienzo, en el proceso de desarrollo de la red controladora, recibieron asesoría de PwC. El objetivo era llegar al mayor número de sociedades posibles para mantenerse como una sociedad anónima cerrada. Así alcanzaron el número mágico: nueve.
Lo cierto es que Lo Valledor es manejado por la sociedad Administradora de Mercado S.A., una entidad que se preocupa de gestionar el negocio y cuyo directorio está compuesto por Juan Claudio Molina, Cristián Canales, Manuel Rojas y Marcelo de Moras, gerente general. Esta entidad es la que contrata personal y cierra con proveedores de limpieza y seguridad, entre otros. Tampoco se hacen cargo de las compras y ventas de cada negocio: hay completa libertad y, apuntan conocedores, sus ingresos vienen por otros lados. Los distintos lotes -que pertenecen a distintas sociedades- están sujetos a la ley de copropiedad horizontal.
Pero arriba de esto está la Comunidad Feria Lo Valledor S.A., entidad que se constituyó en 1990 y que es liderada por un consejo de administración que está compuesto por Víctor Cornejo, Eduardo Valdés, Gonzalo Bravo, Francisco Paillacán, Eduardo Gárate, Marcelo González, Luis Loyola, Cristian Velásquez y Luis Castro. Este año tienen elección para renovar la mesa.
Clave en este proceso societario ha sido el abogado Gustavo Benkö, expresidente del Comité Olímpico de Chile y quien ejerce como fiscal jefe de Lo Valledor.
Públicamente, no existen registros de quién es el accionista mayoritario, pero un entendido explica que todos los integrantes del consejo de administración tienen participación y que no hay personas ajenas a dicha instancia que tengan una posición mayoritaria.
La Comunidad Feria Lo Valledor estuvo bajo la lupa de la Fiscalía hace más de una década, cuando investigó un caso de apropiación indebida, estafa y contratos simulados. Este caso, explican entendidos, terminó luego de que la justicia sobreseyera a los involucrados.
Según su página web, al mercado están vinculadas otras dos entidades. Una es Sociedad Distribuidora de Energía Lo Valledor Limitada, empresa con giro comercial para compra y venta de energía eléctrica al interior del mercado. La otra es Prodecol, firma creada en junio del 2011 y cuya principal misión es la mantención y procesamiento de frutas para su posterior comercialización. También están vinculados a una serie de fundaciones -como Banco de Alimentos- que generan trabajo social en poblaciones aledañas y promueven la alimentación saludable y desarrollan programas de educación.
Lo Valledor es un negocio. Y uno muy bueno. El modelo de la Administradora de Mercado es simple pero lucrativo: cobran por el acceso que otorga el derecho a ejercer actos de comercio. Es decir, los clientes y vendedores, todos los días, deben pagar una entrada. Si se llega en un auto pequeño, tipo sedán, se debe desembolsar unos $ 6.500, pero una camioneta o camión paga más. Desde los vendedores ocurre lo mismo, pero con otras tarifas.
A su vez, la Administradora de Mercado arrienda el terreno a las sociedades propietarias de los paños.
Un alto ejecutivo entrega un ejemplo que ilustra la magnitud del negocio al interior del mercado. Anualmente en Lo Valledor se transan 2.500 millones de toneladas de producto. Si, en promedio, la venta por kilo es de US$ 0,8 (unos $ 750), la comercialización sería de unos US$ 2.000 millones al año.
Gracias a los buenos resultados, tienen una serie de planes de expansión. Están tramitando un proyecto de centro comercial estilo outlet y edificios de oficinas que involucra una inversión de US$ 117 millones. El proyecto está en etapa de calificación en el Servicio de Evaluación Ambiental.
Lo Valledor es un recinto por el cual pasan más del 60% de todas las frutas y verduras que se consumen en Chile, indica un conocedor. Y en Santiago, dicha cifra es incluso más grande, llegando a cerca del 80%. Prácticamente es una ciudad en la que hay sucursales bancarias, clínicas veterinarias, fuentes de soda, restaurantes, oficinas, y más.
Según una serie de ejecutivos consultados, la clave del éxito de Lo Valledor ha sido, justamente, su propiedad: los que deciden sobre el negocio son los que llegaron hace más de 50 años. Y si ya no están, son sus hermanos, hijos o familiares directos. Todos tienen un conocimiento de las distintas áreas del negocio agro: unos con especialidad en verduras, otros en frutas. Eso les permite adelantar tendencias y preparar las temporadas con antelación. Uno de los casos más emblemáticos es el de Eduardo Valdés, de 93 años, que compone el consejo de administración de la Comunidad Feria Lo Valledor y que llegó a dicho terreno en 1968.
¿El modelo a seguir? Rungis, en Francia, el mercado de productos frescos más grande del mundo. Venden más de 7 billones de euros al año, emplean a 12 mil mayoristas y abarcan 230 hectáreas. En diciembre, delegaciones de ambas firmas se encontraron en Cancún en un congreso internacional de locales mayoristas.
A mediados de junio del año pasado asumió como gerente general de Lo Valledor Marcelo de Moras, ingeniero industrial, MBA PUC y hermano de la exmodelo y animadora Carolina de Moras. Previamente, mantuvo roles ejecutivos y gerenciales en firmas como Shell y Arcadis Chile. Antes de asumir en el mercado, ejerció como gerente sectorial de Cementos Bío Bío. Sucedió en el cargo a Manuel Rojas, quien asumió otras funciones dentro del grupo.
Personas que comparten con él diariamente aseguran que profesionalmente ha hecho un buen trabajo y que todavía es muy temprano para evaluar su gestión. De todas formas, el ejecutivo aseguró a DF MAS que ha sido una buena experiencia y que disfruta trabajar en una firma que tiene un foco social tan marcado. Además, asegura, está ansioso por delinear los próximos 50 años de Lo Valledor, que tendrán un foco en sustentabilidad.
El trasfondo de la medida adoptada por Lo Valledor tiene un análisis crítico: que el Estado no es eficiente ni llega a tiempo, dicen. Esto ha forzado a que los locatarios tomen decisiones por sus propias manos. Es eso lo que está detrás de la implementación de detectores de metales, contratación de personal de seguridad privada y la exigencia de cédulas de identidad para ingresar al recinto.
En las cercanías del mercado se encuentran una serie de focos de inseguridad que, con los años, han afectado directamente a trabajadores, clientes y transportistas. Zonas como Lo Valledor Sur, La Victoria y Nueva 1 se han convertido en foco de delincuencia y de bandas de narcotráfico. En diciembre de 2023 la comuna copó titulares cuando se registraron dos homicidios en menos de 24 horas. En la ocasión, el alcalde Luis Astudillo señaló que “las personas se han autoimpuesto un toque de queda” para enfrentar el aumento de actos violentos. Incluso, solicitó Estado de Excepción por el alza de asesinatos.
Este aumento en la delincuencia es más difícil de controlar ahora que existen nuevos espacios de tránsito. La implementación de la estación de Metro Lo Valledor ha generado nuevos focos de inseguridad. La comuna tiene 114 mil habitantes y sólo una comisaría.
Según información del Sistema Táctico de Operación Policial de Carabineros, los robos con violencia, intimidación y sorpresa han aumentado de forma importante en el cuadrante de Lo Valledor.
Sólo en 2024 y en este cuadrante, han existido 124 robos con violencia. En 2023 esa cifra llegó a 93, en 2022 a 68 y en 2021, 51.
Según información de Carabineros, en 2023 aumentaron en esa zona los delitos de mayor connotación social con respecto al año anterior. En particular, crecieron los robos con violencia o intimidación, robos por sorpresa, robos en lugar no habitado e infracciones a ley de armas.
De acuerdo a un informe de Carabineros, en 2022 la institución no cumplió allí con las metas de tasa de detención -calculada respecto al total de los delitos denunciados-. Ese año, dicha tasa fue de 5,86%, muy por debajo de comunas como Las Condes (16,69%), Lo Barnechea (17,77%), La Florida (22,43%), La Pintana (11,22%), Lo Prado (7,81%), Puente Alto (12,62%) y El Bosque (11,48%), entre otras.
De hecho, en la Región Metropolitana, Pedro Aguirre Cerda tiene una de las peores tasas de detención. Iguala a Cerro Navia y sólo está debajo de Lampa (4,90%), Lo Espejo (4,28%) y Quinta Normal (5,73%).
Producto de estos hechos, desde Lo Valledor han profundizado las medidas de seguridad internas: tienen más de 150 guardias, 400 cámaras de última generación de circuito cerrado y distintos modelos de control vehicular. Además, están generando pilotos con inteligencia artificial y estructuras que cruzan datos con la autoridad central. También, a partir de esta semana, quedaron en línea directa con la Subsecretaría de Prevención del Delito.