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Fiscalía investiga robo de químicos en La Araucanía y el Biobio
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Actúan solitarios o en grupo. De forma violenta o en total sigilo. No se sabe si son bandas organizadas o solo delincuentes ocasionales. Pero el robo de agroquímicos se está convirtiendo en un problema en La Araucanía, sumándonse a la larga lista de aristas del conflicto en la zona.
Fungicidas, pesticidas y herbicidas desaparecen cada tanto tiempo de bodegas de campos de todo tipo. También semillas y árboles en crecimiento. Empresas forestales y agrícolas enfrentan el problema y las sospechas son tantas que el Ministerio Público decidió abrir un foco investigativo para poder saber bien qué esta pasando.
Se dice que son simples robos, porque en toda esa zona hay más gente sembrando ahora. Una segunda teoría -muy popular- dice que los químicos se usan para las plantaciones ilegales de marihuana. Y la tercera hipótesis se relaciona con el posible uso de estos químicos como “armas” del conflicto, ya que en grandes cantidades matan o debilitan las plantaciones.
Nada está claro. Pero en Temuco, el Ministerio Público dijo a DFMAS que estas cadenas de robos se están investigando luego de que sus analistas encontraran que había patrones comunes. Pero también especifican que hasta ahora todo indica que se trataría de delincuencia común que revende estos productos de alto valor. Pero se sigue investigando.
El tema preocupa. De hecho fue uno de los puntos a tratar dentro del gran tema de la seguridad en la zona que los agricultores le plantearon al ministro de Agricultura, Antonio Walker esta semana por el primer Gabinete Nacional del Agro en La Araucanía.
Otros agricultores
En 2017 el robo de agroquímicos tuvo un peak. A la cooperativa agrícola Copeval le sustrajeron millones de pesos en esos productos desde diversas sucursales. Eran bandas organizadas, que llegaban en camionetas y en menos de 10 minutos vaciaban las bodegas con los productos más caros. A fines de ese año, la policía logró detenciones.
Pero el robo sigue. Y ahora es una mezcla de hurtos pequeños hasta acciones "por encargo" se quejan en el sur: agroquímicos, herbicidas, fungicidas, semillas y plantas de árboles frutales y de madera se están llevando de galpones y bodegas. También hay denuncias por motobombas de riego, herramientas de cosecha, camionetas, motores. Todos, elementos de alto valor.
La Policía de Investigaciones (PDI), Carabineros, el Servicio Agrícola y Ganadero, el Ministerio Público y los gobiernos regionales se coordinaron el año pasado para trabajar en el tema. Se reunieron con los agricultores y hasta se habló de armar una mesa de trabajo con ellos, porque el problema ya afecta a dos regiones: La Araucanía y el sur del BíoBio. Toda esta zona es también escenario principal del conflicto mapuche.
Según explican diversas fuentes consultadas, más del 90% de los afectados son PYME.
Y es ahí donde reside el gran problema, se quejan también en la policía y el gobierno: algunos agricultores prefieren hacer la vista gorda y comprar especies robadas, porque se venden hasta a la mitad de su precio normal o menos. Además con la pandemia, no ha sido fácil conseguir algunos insumos.
Y esa es la teoría principal: se están robando entre los propios agricultores. Esta es la línea que sigue la fiscalía.
Marihuana
En lo que va de año, los decomisos de drogas en la zona más que se han duplicado. La marihuana es la sustancia principal, según los datos de la PDI a junio. Y ese fuerte aumento y su coincidencia con el recrudecimiento del conflicto es lo que alienta esta segunda teoría: que el robo es para el negocio ilegal de la cannabis.
Muchos de los químicos usados en el agro sirven para las matas de marihuana, que en estas zonas se siembran en invernaderos o al aire libre en sectores rurales alejados. Para crecer y producir estas plantas requieren de esos químicos, porque esos suelos y ambiente no son los mejores. Y no se está considerando el daño ambiental.
Esta teoría cobra fuerza por el hecho de que la compra-venta de químicos también está regulada y los vendedores formales piden el RUT para la factura y registro, lo que desalentaría a los productores de cannabis ilegal.
Aunque los investigadores no han establecido un vínculo claro entre tráfico y la violencia rural, la policía especialmente no ha descartado esa hipótesis. Sobre todo, porque en los decomisos de drogas siempre se han encontrado armas, municiones y vehículos, lo que habla de organizaciones menores. La fiscalía no cree en esta tesis.
Conflicto
Una tercera teoría es la del uso de los químicos como “arma” del conflicto. Se ha analizado su uso para “dañar” a las empresas en un momento clave del desarrollo de los cultivos. O como medidad de hostigación para sacar a los dueños de los campos de la zona. Pero se piensa que eso podría ser demasiado sofisticado.
Por la lógica de los cultivos, cada químico tiene un uso único y específico, según la condición climática y estado de las plantaciones. No es llegar y usarlos. Hay para pestes, pero también para cuando la planta empieza a florecer, salen malezas, llueve o cae una helada. Lo mismo para el control de hongos o insectos.
Debido a eso es que la tesis del robo para su uso en otros cultivos agrícolas se ha ido haciendo más fuerte. El problema es que con el conflicto, este problema pasa a ser uno más dentro de la larga lista de sustracciones que el Estado no consigue parar en la zona: madera, animales y ahora los elementos agrícolas.