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Vecinos de Matanzas crean colegio con método “Oxford”
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En marzo de 2022, frente al picado mar de Matanzas, sonará por primera vez la campana del Colegio Humboldt. Los primeros alumnos -de entre 4 y 12 años- llegarán a un establecimiento que operará temporalmente con aulas en containers remodelados.
Todo esto, mientras se levanta el ambicioso proyecto inmobiliario, que contará con 1.700 metros cuadrados construidos en madera y diseñado por Gonzalo Mardones, el primer Premio Bienal de Arquitectura de Chile y presidente honorario de la FAIA.
Ubicado en la comuna de Navidad, en la región del Libertador General Bernardo O’Higgins, el colegio tendrá 350 alumnos, 14 aulas, 7 hectáreas de terreno y acceso directo al Parque Reserva “El Maitén”, un conocido bosque esclerófilo con árboles endémicos y senderos para deportes outdoor.
Los profesores son todos bilingües -inglés y español- y la mayoría fueron “levantados” de colegios de Santiago y de otras instituciones, entre ellas el Teatro Municipal de Santiago. Generarán 40 puestos de trabajo directos y más de 100 indirectos. ¿Cómo será y qué promete? Te lo contamos aquí.
El programa de Oxford
Agosto de 2020 fue el mes en que las tres familias cofundadoras (Undurraga-Buttazzoni, Parot-Valenzuela y Parot-Witt) se conocieron. “En ese tiempo sentimos la necesidad de acceder a una educación diferente”, señala Fernanda Witt, una de las líderes del proyecto. “Desde que comenzó la pandemia muchas personas se vinieron a vivir a Matanzas, Pupuya, Puertecillo y Navidad. Ahí vimos una oportunidad”, indica.
De hecho, proyectan que la población de niños crecerá un 16% entre 2017 y 2022. Además, no tienen una competencia directa, ya que no existen instituciones privadas o particulares subvencionadas con reconocimiento del Ministerio de Educación.
Con esta información las tres familias actuaron rápido. ¿Lo primero que hicieron? Una encuesta online para medir el interés. Ahí se dieron cuenta que había un potencial. “Nos pusimos a investigar, a darle estructura y sentido pedagógico. Nos demoramos mucho en eso”, recuerda Witt, quien agrega que también realizaron focus group, reuniones presenciales y un “open day” con más de 75 familias locales.
“Recuerdo que nos dijimos: ‘si vamos a hacerlo, hagámoslo con todo’”, indica Lucía Buttazzoni, otra de las cofundadoras y directora del programa Escuelas Abiertas, una cruzada ciudadana que apoyó el retorno a clases presenciales.
En mayo pasado ficharon al director del colegio: James Tucker, un británico con experiencia en colegios como el Santiago College y The Grange. Pero para eso, el candidato tuvo que pasar por diversas entrevistas. Él fue el que sirvió como puente para conseguir el programa Wellbeing and Global Skills Development de la Universidad de Oxford.
Se trata de un proyecto que, en palabras de Buttazzoni, toma en cuenta la educación socioemocional sin perder de vista el conocimiento. “Oxford hizo un diagnóstico: que la educación se había quedado atrás y había que cambiar el paradigma. En 2020 comenzó el piloto en seis colegios en todo el mundo. Estuvieron en Europa, Asia y África, pero no tenían ninguna institución latinoamericana y menos una sin experiencia. Pero igual confiaron en nosotros”.
Mindfulness
A diferencia de la mayoría de los establecimientos en Chile, el año escolar de Humboldt se divide en cuatro periodos de diez semanas. Entre cada uno habrá semanas de descanso.
El programa curricular, aparte de potenciar las áreas de conocimiento tradicional, se enfocará en materias como el mindfulness, naturaleza y la cultura. Además, potenciarán la educación al aire libre, algo que el plan de la casa de estudios británica también incentiva.
El colegio, de pre-kínder a cuarto medio, tendrá 25 alumnos por nivel y 27 docentes en total. Su matrícula será de aproximadamente $ 340.000, al igual que la mensualidad.
Mustakis, Ibáñez y Guilisasti
El colegio ha recibido financiamiento de distintas partes. Entre los aportantes, se encuentra la Fundación Mustakis y miembros de la familia Guilisasti, Ibáñez y Anastassiou. También cuentan con otros socios ligados al mundo de los grandes negocios, que se mantienen bajo reserva.
Para el aumento de capital crearon dos entidades: la Fundación Humboldt, que será la sostenedora del colegio, y la sociedad Corrientes SpA, que financiará el proyecto a través de un aumento de capital de $ 1.450 millones, el cual se recaudará hasta 2026.
Corrientes SpA quedará como “dueña” del activo del colegio durante 10 años. Luego, la Fundación Humboldt comprará la totalidad de las acciones de Corrientes, consolidando el activo en la entidad sin fines de lucro. Con esto, los accionistas obtendrán una rentabilidad anualizada del 7%.
Además, el proyecto es apoyado por diversas comunidades e inversionistas locales. “No íbamos a poder financiar el colegio en puras donaciones. Por eso decidimos hacer este aumento para que gente de la zona, apoderados, empresas y fundaciones nos ayudaran a consolidar este proyecto de forma rápida”, apunta Buttazzoni, quien también ejerce como abogada del estudio Egaña y Cía.
También han fichado a otros consejeros que colaboran con el desarrollo del colegio. Algunos de estos son Eduardo Pérez (cofundador de Uppercap, plataforma de crowdfunding en la que se está desarrollando el aumento de capital), Julián García (CEO de Predictable Media) y el arquitecto Gonzalo Mardones.
Integración social
Humboldt tendrá un programa de integración social que destinará becas al 10% o 20% del total de los alumnos. Serán financiamientos del 100% y otros parciales, que se entregarán según las necesidades de los apoderados. La idea, según Buttazzoni, es que las familias locales sean las beneficiadas.
Serán aproximadamente 40 becas al año. que representarán un subsidio privado de más de $ 100 millones anuales.
“Cuando estábamos investigando nos dimos cuenta de que la zona estaba con los indicadores educacionales muy bajos. Solo había dos iniciativas pedagógicas no reconocidas y escuelas públicas con los peores resultados de Simce y PSU”, reconoce la abogada.
—¿Por qué decidieron emplazar el colegio acá y no en Santiago?
—(LB): Las urbes no entregan la calidad de vida que uno quiere. Es muy caro, hay inseguridad, contaminación, tráfico y pocas áreas verdes. La pandemia concentró todas esas dificultades, y en cinco meses de estar encerrados, la gente dijo “no más”.
La historia detrás del nombre
Rosario Valenzuela, una de las directoras de la fundación, dice que fue “por casualidad”.
“Buscando ideas nos dimos cuenta de que las tres cofundadoras habíamos leído el libro La invención de la naturaleza: El Nuevo Mundo de Alexander von Humboldt, de Andrea Wulf. Ahí lo decidimos.
Muchos colegios se llaman Humboldt, no fuimos muy creativas”, asegura. De todas formas, señala que el nombre calzó “muy bien”, porque la Corriente de Humboldt pasa por la fría costa del mar de Matanzas.