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Los (pocos) puntos de acuerdo de los constituyentes Fernández y Marinovic

Los (pocos) puntos de acuerdo de los constituyentes Fernández y Marinovic

En esta edición, dos voces opuestas de la convención constituyente evidencian que tienen cosas en común: su visión del agua como derecho y no modificar la autonomía del banco central.

Por: Marcelo Soto | Publicado: Domingo 30 de mayo de 2021 a las 04:00
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Son como el agua y el aceite.

Teresa Marinovic no quiso hacer una entrevista compartida, mientras Patricio Fernández prefirió no aparecer con ella en la misma foto. De todos modos aceptaron responder el mismo cuestionario, dando cuenta de que sus diferencias no son menores.

Fundador de The Clinic, autor de libros sobre el estallido social y la revolución cubana, conocido panelista en radio y TV, Fernández fue elegido constituyente con 11.868 votos en el distrito 11 (La Reina, Las Condes, Lo Barnechea, Peñalolén, Vitacura) mientras que Marinovic logró más del triple de votos en el 10 (La Granja, Macul, Ñuñoa, Providencia, San Joaquín, Santiago): 39.700 personas le dieron su preferencia.

Los dos compitieron como independientes, en Vamos por Chile Teresa Marinovic y en la Lista del Apruebo Patricio Fernández.

Ella es licenciada en Filosofía y ha protagonizado duras polémicas con sus posturas conservadoras, sus críticas a Michelle Bachelet y en contra de la inmigración.

Fernández bailó con Bachelet en Cuba, se ha juntado con miembros de la guerrilla colombiana.

Difícil encontrar personajes más distintos, pero deberán verse las caras en la Convención en el Palacio Pereira, donde no tendrán excusas para no llegar a acuerdos, que es para lo cual el país los eligió.

-La autonomía del Banco Central ha sido uno de los pilares del sistema económico chileno y goza de reputación internacional. ¿Creen que debe discutirse?

Teresa Marinovic: El Banco Central no puede convertirse en una máquina impresora de billetes o en un instrumento más de la especulación política. Por eso, soy de la idea de que se mantenga lejos, muy lejos, de los que creen que gobernar y jugar Monopoly es más o menos lo mismo.

Patricio Fernández: Algo que ha funcionado bien no tiene ninguna necesidad de ser cambiado. Si uno lo compara, por ejemplo, con el Tribunal Constitucional, es interesante ver cómo el Banco Central ha conseguido elegir a sus consejeros de una manera que les gana respetabilidad y donde prima la calidad técnica.

Algunos lo explican porque son elegidos de a uno; en cambio, en el TC son elegidos de a dos.

Al ser elegido de a uno se concentra la voluntad de buscar al más capacitado en lugar de construir los equilibrios políticos que se dan en casos como el TC. En corto, me parece que no habría que intervenir esa independencia del Banco Central.

-La Constitución le da un espacio relevante al derecho de propiedad. Algunos piensan que tiene una preponderancia exagerada. ¿Cuál es su posición?

TM: Una parte importante de los conflictos humanos tiene que ver con el derecho de propiedad ¡Incluso los niños pelean por esa razón! Por eso, hay que entender que la consagración de ese derecho es una de las principales -si no la principal- conquista de la civilización: porque hizo posible la paz, porque nos permitió interactuar con otros sin concebirlos como una amenaza.

Si un vecino no distingue entre los espacios que son públicos y los que son privados, necesariamente se transformará en una fuente de problemas, y esos problemas limitarán sus propias posibilidades y las de los demás.

La creatividad humana, el desarrollo del hombre en plenitud, solo es posible ahí donde hay estabilidad, donde existe un cierto grado de certeza de que el esfuerzo personal será premiado, valga la redundancia, personalmente.

PF: Yo creo que es importante distinguir entre los bienes de uso público y el derecho de propiedad de las cosas, o sea, de algún auto o una casa, que está incluso en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

El derecho de propiedad es una certeza jurídica fundamental para funcionar y no me ha tocado verla discutida en ninguno de los múltiples foros de los que yo participé durante la campaña.

Otra cosa es que los bienes nacionales de uso público, que en Chile muchas veces son tratados como si fueran cosas privadas, van a merecer una revisión, sin ningún lugar a dudas.

-¿Es el caso de agua, por ejemplo?

PF: Sí. Debiera pasar a ser claramente reconocida como un bien nacional de uso público, donde se privilegia el consumo humano por sobre sus utilizaciones comerciales.

Pero yo haría el distingo que mencioné antes. No es lo mismo un auto que un glaciar. No es lo mismo una casa que un bosque milenario.

Ahí se va a abrir un espacio de reflexión nuevo que creo que está acorde a la discusión de occidente completo, de los retos en tanto comunidad que son fundamentales para la sobrevivencia de la especie, las posibilidades de heredar a nuestros hijos un mundo parecido al que nosotros recibimos de nuestros padres.

TM: Estoy de acuerdo. El derecho al agua me parece un derecho razonable.

-La Constitución dice que el Estado tiene dominio sobre todas las minas, entregándole a la ley la facultad de determinar qué sustancias pueden ser objeto de concesiones de explotación o exploración. ¿Lo mantendrían así, pensando en la riqueza del cobre o el litio?

TM: Eso de decir que el cobre o el litio tienen que ser “de todos los chilenos”, es una forma engañosa de defender a la clase política como la administradora oficial de esos recursos.

En el fondo, es una estrategia comunicacional relativamente astuta, para que una propuesta indecente tenga algún grado de aceptación pública.

PF: No tengo una respuesta concreta a eso.

Pero si viene un ciclo del cobre muy virtuoso, va a haber que pensar en que la colaboración del cobre con este nuevo ciclo, sea mayor.

Sabemos que vamos a pasar de una concepción donde la competencia y la iniciativa individual eran el centro de nuestro proceso de desarrollo, a una que va a tener más al centro la colaboración, la sostenibilidad y la sustentabilidad.

-Salud, vivienda y educación, ¿son derechos sociales? ¿Cómo se garantizan para que no sean letra muerta?

TM: Pienso que hay derechos que se deben consignar, pero siempre con la siguiente aclaración: los derechos sociales son derechos personales, y no pueden estar sujetos a condicionamientos ideológicos, como ocurre hoy.

El caso de la educación es muy elocuente: si el Estado te ayuda, entonces puede determinar a qué colegio van tus hijos y qué es lo que aprenden. Eso es inaceptable.

Y para que no sean letra muerta, crecimiento económico. Paradójicamente, creo que una disminución sustantiva de impuestos puede redundar en una mayor capacidad de ayuda social.

PF: Va a haber un upgrade en los derechos sociales de salud, educación, pensiones, que van a considerarse derechos sociales garantizados.

Y habrá que agregar el derecho a la vivienda. Al ser garantizados, efectivamente se vuelven exigibles, y lo exigible estará determinado por la ley.

Y será la discusión legislativa, bajo la instrucción nuclear de la Constitución, la que se verá retada periódicamente a actualizar las condiciones y los detalles de ese derecho social.

-Pese a que está firmada por Lagos, se dice que la Constitución actual es neoliberal. ¿Qué les dice ese adjetivo? ¿Debería la Carta promover otro modelo?

TM: No puedo desvincular esa palabra del uso malicioso que se hace de ese concepto; y en ese sentido, me repugna.

Lo que es evidente es que el discurso actual, que sanciona el éxito, que exacerba la envidia, que habla de los empresarios como si en ese grupo humano hubiera más corrupción que en cualquier otro, es un discurso que socava las bases del capitalismo.

La izquierda nunca abandonó del todo ese relato, que espero que no impregne a la Constitución.

PF: Mira, lo que tenemos en frente es un reto de porvenir.

Se va a construir hacia delante un camino de desarrollo, donde la colaboración va a sustituir como núcleo a la competencia. Pero la Constitución no cambiará todo de un día para otro, sino que señalará una ruta de desarrollo… Creo que podemos construir.

Es el único y el mejor camino para un futuro virtuoso.

Chile está siendo mirado por otras partes del mundo, porque estamos viviendo tiempos de cambio, y nuestro país ha optado por el camino democrático para resolverlo. Nos están mirando porque otros muchos van a tener la necesidad pronto.

Si esto sale bien, Chile sube su precio de manera muy significativa. Nos convertiríamos en un modelo y un ejemplo del cual rentarían no solo las inmensas mayorías de los ciudadanos, sino también sus empresarios y sus mundos productivos.

-¿Chile debe ser un Estado plurinacional?

TM: La posibilidad de que personas diferentes puedan convivir de manera pacífica depende mucho más de la aceptación de las reglas comunes, que del reconocimiento explícito de diferencias que, por lo demás, son obvias.

Así funciona una familia: como una unidad que no anula la diversidad, sino que se produce gracias a la disposición de todos de cumplir con ciertas normas básicas. Y así creo que debe funcionar un país.

En todo caso, eso de exacerbar las diferencias, de victimizar a algunos grupos, es una estrategia política, que apunta a transformarse en el tutor de esos mismos grupos, y de convertirlos en clientes cautivos.

PF: Uno de los pilares acordados, diría yo, que va a tener la nueva Constitución es una nueva relación con los pueblos indígenas.

En primer lugar, su reconocimiento constitucional, algo que Chile no ha querido hacer a lo largo de su historia.

Nuestro Estado decimonónico de alguna manera creía en algo así como llevar su concepto de civilización hasta los rincones más lejanos del territorio. Hay que modernizarlo, sin duda.

-¿Qué sería un Estado moderno?

PF: El que reconoce diversidades de modos de ver el mundo, a las que a mí me parece muy sensato concederles determinados niveles de autonomía.

No significa esto que el país se corta, no significa esto que se constituyen con ejércitos ni nada parecido.

Pero, al haber una comunidad que se reconoce distinta del resto de la población tiene que tener las posibilidades también de tomar decisiones.

¿Le vamos a llamar a eso “Estado plurinacional”? Creo que sí. ¿Rompe eso el Estado unitario? No. ¿Significa que son capaces de tomar decisiones por sí mismos? Desde luego.

Soy un convencido de que si al pueblo mapuche se le concediera y reconociera la dignidad que merece, buena parte de los problemas que tenemos con ellos se acaban: uno podría entregarle a ellos la responsabilidad a su vez de resolverlos.

-Para terminar, ¿ustedes se consideran adversarios? ¿Qué rescatan del otro y qué le reprochan?

PF: Te lo contestaría de este modo. Ella ha procurado ser adversaria de muchos. Su planteamiento y presentación en esto ha sido en contra.

No es precisamente alguien que busque, que haya buscado construir caminos comunes, sino caricaturizar a la contraparte, pero no la conozco lo suficiente y espero, al conocerla, descubrir esos lados que no ha mostrado.

TM: De Pato, rescato su inteligencia y su libertad de espíritu, para defender su derecho a pensar por sí mismo y no conforme a un colectivo. Y le reprocho que goce escandalizando a su abuelita…

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