Lecciones de Vida
Magdalena Nannig: "Los últimos 500 metros en verdad son el corazón porque el cuerpo no te da"
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“Mi historia con este deporte empezó a los 11 años, cuando mi mamá me invitó un día a remar en Valdivia. Ella lo hacía con una amiga, pero sólo de forma recreativa. Nací en Conce, pero vivo en Valdivia desde los 4 años, así que sí, soy de ahí.
Con 18 años me vine a estudiar Ingeniería a Viña del Mar. Yo siempre había querido entrar a la Adolfo (Ibáñez) y justo se daba que podía vivir en el centro de Entrenamiento Olímpico que está en el tranque de Curauma. Era más fácil porque me estaba yendo de mi casa y este era un lugar con una estructura que obviamente me iba a facilitar mucho las cosas.
Entrenamos mucho. Partíamos a las 5 de la mañana, después me iba a clases hasta las 4 de la tarde, llegaba de nuevo a entrenar y después a estudiar. Al final esto te funciona si es un día, pero después se te acumula el martes, miércoles, jueves y ni explico cómo llegaba al viernes.
Pasamos de cinco a seis horas diarias de lunes a sábado en el agua. Tanto, que para los Panamericanos tuve que congelar el primer semestre en la universidad y el segundo tomé sólo dos ramos. El foco del entrenamiento fue poder salir punteros rápido para mantener la delantera todo el rato y lo logramos.
“Me acuerdo llamar a mi mamá casi llorando”
Nos preparamos demasiado para estos Panamericanos. El selectivo (prueba previa para clasificar en esta competencia) fue el primer fin de semana de enero de este año, y desde entonces no hemos parado.
Cuando uno está compitiendo, los últimos 500 metros en verdad son con el corazón, porque el cuerpo no te da; te cuesta mover los brazos, no puedes respirar.
El entrenamiento fue un proceso súper largo: tres veces al día, todos los días. Me acuerdo de estar demasiado cansada, llamar a mi mamá casi llorando. Pensaba ‘ya no puedo más y tengo que levantarme de nuevo mañana’.
Entremedio tuvimos el pre Panamericano y también el Mundial de remo en Bulgaria sub-23 (en julio de este año) donde ganamos medalla de plata en cuarteto de bote sin timonel femenino, junto a Isidora Niemeyer, Antonia Liewald y Antonia Pichott. No se habla tanto de eso, pero es un logro súper importante en la historia del remo chileno que a un bote de mujeres de a cuatro le vaya tan bien en un Mundial.
“Es muy distinto cuando estás en casa”
En las medallas obtenidas en el Panamericano se ha puesto, literalmente, sangre, sudor y lágrimas. No podría estar con el corazón más lleno, me siento demasiado realizada.
En el equipo con las que obtuvimos el primer lugar estaban Victoria Hostetter y las hermanas Melita y Antonia Abraham (ambas selecionadas para los Juegos Olímpicos y, después de estos Panamericanos, las deportistas chilenas con mayor cantidad de oros y de medallas).
Siempre somos nosotros los que vamos a competir afuera, ahí recibes la medalla, pero estás solo, al final no tienes con quién compartirlo, y eso es muy distinto a cuando estás en casa.
A las hermanas Abraham las ubicaba porque eran súper famosas y obvio que yo era fan. De hecho, hace 10 años me acuerdo perfectamente haberlas buscado en Instagram. Tengo fotos con ellas así como las que me piden a mí ahora, y estar ahora remando en su equipo es como ‘guau’.
Fue un súper buen equipo. Eso es fundamental: tener la confianza y seguridad de que tu compañera no te va a dejar sola en ningún momento. Las de este team de cuatro remos femenino son más grandes que yo, tienen 25 y 26 y yo tengo 19. Ellas cuentan con más experiencia, así que siempre intento colgarme de eso para aprender.
Lo que vivimos estos dos días de competencia, escuchar a tantos chilenos cantando el himno, tantas voces gritando y tantas banderas como olas de gente a mí me emociona. Lloré al ver a todos los que estaban conmigo apoyándome.
Siempre somos nosotros los que vamos a competir afuera, ahí recibes la medalla, pero estás solo, al final no tienes con quién compartirlo, y eso es muy distinto a cuando estás en casa. Eso es impresionante. Estar caminando por la calle y que me reconozcan, me saluden, me feliciten. Firmé hasta un casco.
“Hace siete años tenía que explicar lo que era el remo”
El remo en los últimos cuatro años desde Lima (donde se realizó el anterior Panamericano, en 2019) ha despegado y ahora, estos últimos cinco días, todo el mundo está hablando de este deporte. Hace siete años tenía que explicar lo que era el remo, en cambio hoy la gente sabe lo qué es y que hay gente buena.
También aporta que a nivel material hayan hecho una pista como la que hicieron acá (en la laguna grande de San Pedro de la Paz). Es de calidad mundial, nada que envidiar a las que hay en Europa. Estoy súper contenta de saber que está floreciendo este deporte y que soy parte de esta historia.
Ahora tengo que volver a la universidad a salvar el semestre. Quiero estar con mi familia y descansar un poco”.