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Lecciones de Vida

Nicolás Birrel vuelve a Desafío Levantemos Chile, como presidente: “Chile está en el suelo”

Nicolás Birrel vuelve a Desafío Levantemos Chile, como presidente: “Chile está en el suelo”

Tras 1 año 8 meses en Inversiones Adriático, a cargo del proyecto conservacionista de la familia Luksic, el abogado regresa a la fundación creada por Felipe Cubillos: “Me di cuenta de que la pasión de mi vida era Desafío”.

Por: María José Gutiérrez - Foto: Verónica Ortiz | Publicado: Sábado 28 de diciembre de 2024 a las 21:00
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"Chile hoy está en el suelo, es un hecho irrefutable. Mira el estado de las instituciones, de la política, la percepción de la ciudadanía de distintos temas. Eso fue lo que me motivó a volver.

Nosotros sentimos una convicción y una vocación por levantar este país desde la sociedad civil, desde las relaciones con las entidades públicas, desde el entendimiento, la comprensión y la comunicación con las comunidades, y desde la gestión. Eso es lo que queremos ser: un actor relevante en la transformación de Chile, en alcanzar el real potencial que tenemos como sociedad y como seres humanos. 

Y para eso queremos ser un instrumento colaborativo sin colores políticos.
 
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El 1 de febrero de 2023, después de siete años como director ejecutivo de Desafío Levantemos Chile, me fui a trabajar a Inversiones Adriático (sociedad de inversiones de la familia Luksic) como gerente de conservación. Sentía que había cumplido un ciclo en Desafío. Por otra parte, el desafío medioambiental que me plantearon me pareció altamente atractivo.

Fue una experiencia increíble con gente de primera. Eso lo subrayo, gente de primera. Ahí tuve que desarrollar un proyecto de conservación medioambiental de la familia en la cuenca del Lago Panguipulli y el Riñihue, cumpliendo y siguiendo los mayores estándares internacionales.

 ¿Por qué volví a Desafío? Porque luego de un par de conversaciones con Cristián Goldberg y con gente de la fundación, concluí que echaba muchísimo de menos el estar haciendo proyectos sociales. Me di cuenta de que la pasión de mi vida era Desafío. Y quise volver.
Desafío es mi casa.

Existe un director ejecutivo, Ignacio Serrano, que lo ha hecho espectacularmente bien y no le tocó fácil: le tocaron cinco emergencias. Él cuenta con todo el apoyo del directorio, mío y del equipo. Él se va a dedicar más al management del equipo y a la coordinación interna de los proyectos con una visión más del plazo inmediato. Yo por otro lado, vengo a estructurar la estrategia de largo plazo, a mantener y desarrollar nuevas alianzas, queremos potenciar la incidencia de nuestras ideas en la sociedad.

Vienen muchísimos cambios. Como fundación hemos tomado la decisión consciente de capitalizar todo lo que hemos hecho en estos 15 años y llevarlo a otro nivel. Vamos a empezar a hacer comunidades sostenibles: tomar pueblos enteros rurales y semi-rurales, y meterles el modelo integral de intervención de Desafío en emprendimiento, deporte, áreas verdes, pueblo por pueblo.

Tenemos un mapeo completo de Chile con todos los proyectos que hemos hecho. Nos tomó dos años hacer una georreferencia total -desde Visviri a Cabo de Hornos- de los proyectos que hemos realizado y con las necesidades que se requieren de acuerdo a los distintos índices de pobreza multidimensional. Hicimos este cruce y ahora ya sabemos exactamente dónde vamos a ir en los próximos cinco años. 
 
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Nací en Madrid y recién a los 7 años llegué a Chile. Mi mamá es vasca y mi abuelo fue el primer empresario secuestrado y muerto por la ETA. Después de eso a mi familia la siguieron persiguiendo, así que nos fuimos a vivir a las Islas Canarias. Mis papás trabajaban tirando turistas en lancha y en paracaídas, mientras mi hermano y yo estábamos en el mar buceando, surfeando. Fue una infancia muy libre.
De ahí nos fuimos a California un año. Allá nació el amor profundo por el mar y el surf.

Llegué a Santiago hablando entre español e inglés a un colegio ultra tradicional, fue un cambio muy profundo, sentía que estaba en una burbuja. En el colegio me marcó mi profesor Mario Stanbuk, me hizo ver otra perspectiva de la historia y de la vida. Una vez me preguntó si conocía el centro. Y fuimos juntos a pasear. Nos hicimos amigos y es de las personas más cercanas que tengo hasta el día de hoy. 

Siempre me quedó el bicho de esta libertad, los viajes, el mar. Por eso en tercer año de Derecho en la UC, congelé y me fui a surfear. Fui a África, a las Canarias, a la costa occidental de Europa. Saqué lecciones de vida increíbles, pude palpar que el mundo es gigante, que uno no está determinado por donde nació, ni por el país en el que está y que las experiencias hay que salir a buscarlas.

Me di cuenta de que había mil maneras de enfrentar la vida y uno tenía que armarse la suya luego de haber recorrido distintos lugares, no sólo el que te tocó nacer.

Me pasó lo mismo después de ser abogado. Reinventarse es una de las cualidades más importantes del ser humano. Por eso, después de ocho años trabajando en Carey y Cia., y como fiscal de SMU, me fui a Australia con mi familia por cuatro años (a estudiar un Master of International Business and Law). Eso cambió mi vida completamente, el vivir de un modo que hiciera más sentido, más en contacto con la naturaleza. 

El surf es mi mayor pasatiempo. Y leo mucho, de cinco libros a la vez. Ahora estoy en el último de Yuval Harari; acabo de terminar Abel de Alessandro Baricco; estoy leyendo El gen egoísta; y también la Biblia, porque tengo intriga en Jesús como figura histórica, desde los relatos romanos.

Leo harto también de botánica, me interesan los pájaros, las plantas. Viajar me ha abierto una perspectiva mucho mayor sobre cómo funcionan las cosas, los ecosistemas. Mientras más estudio, me doy cuenta que no entiendo nada. Y quiero seguir aprendiendo. 
 
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En Australia me di cuenta que había personas que eran realmente actores de cambio desde distintas veredas. Y que ser abogado no era -como yo mal entendía antes- una especie de restricción o chaleco de fuerza para poder desarrollar otros intereses, sino que me daba muchas herramientas. Entonces dije ‘me quiero dedicar al non-profit, a las comunidades y a tratar de establecer alianzas entre gente que quería -y podía- ayudar, con personas que necesitaban ayuda’. 

“Por lo general se hace una caricatura muy injusta de los empresarios (...) Mi experiencia mayoritaria ha sido de gente que quiere contribuir. Evidentemente que hay algunas manzanas podridas, como en todos lados”.
De vuelta en Chile estaba dándole vueltas a eso cuando recibí el llamado de Desafío Levantemos Chile porque buscaban un director ejecutivo. Eso fue en 2015, Desafío tenía cinco años y era un equipo de 18 personas. Hoy somos más de 100. 

En Desafío me empecé a enamorar de la causa, del proyecto, del modo de hacer las cosas. Y ahí sucedieron muchísimas cosas, se alinearon los astros en términos de que empezamos a hacer alianzas, nos empezamos a adjudicar proyectos, a recaudar distintos fondos. 

Pasó un año en que no hubo ni una catástrofe natural, eso nos permitió ordenar bien la casa, estructurarnos y delinear la estrategia. Y ahí vienen los incendios de 2017, y es cuando Desafío explota. Nos quintuplicamos en tamaño, en presupuesto, en cantidad de gente, de proyectos, de recursos y alianzas. Pasamos de tocar la puerta a las empresas, a los altos patrimonios, a los gobiernos regionales, a que la gente quisiera asociarse con nosotros. 

A medida que fue pasando el tiempo, pasamos de construir casas -definitivas de 50 m2, con paneles solares, termo calefactores, reutilización de aguas lluvia, completamente amobladas- a hacer comunidades sostenibles. Después vimos que podíamos hacer proyectos de salud y redujimos a cero las listas de espera en las distintas regiones de Chile. Empezamos a ver el tema del emprendimiento, empujar por ahí; resolver el problema del agua potable; de la educación. 

Desafío nace como una fundación de catástrofes naturales -para el terremoto y tsunami de 2010- pero después nos fuimos dando cuenta de que en Chile la mayor emergencia o el mayor desastre era el social. Entonces nos transformamos en una fundación de emergencias también sociales. 

Siempre me retan por decir esto, pero nosotros en Desafío no somos expertos en ningún tema específico. Somos expertos en catástrofes, en emergencias, en solucionar problemas y en gestión. Pero si me dices: ¿Experto en educación? No. ¿Experto en salud? No. ¿Experto en agua? No. Lo que hacemos es unir las puntas y hacer alianzas. 

Felipe Cubillos siempre decía: ‘No hay nada más solidario que ser eficiente’. Él hablaba también del poder de la sociedad civil, de ser puentes de ayuda. 

El asistencialismo aniquila la voluntad del ser humano, la libertad es el principio más importante. 
 
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Para Desafío su mayor activo es la transparencia. Nuestro presupuesto es del orden de los $ 22 mil millones anuales. Nos financiamos de distintas maneras: la empresa es una parte muy importante -tenemos auspiciadores permanentes y más de un centenar de compañías con las que trabajamos por proyectos-; además tenemos fondos internacionales; personas de alto patrimonio; socios y aportes directos del Estado a través de los FNDR. Esto además de las campañas que hacemos para emergencias.

Me gustaría reivindicar el rol de la empresa, el empresario, el emprendedor, porque al final del día las compañías están conformadas por personas que son seres emocionales que quieren dejar un impacto en las distintas comunidades. Por lo general se hace una caricatura muy injusta de los empresarios. Son personas que dan trabajo, que se la juegan por una idea, que ayudan a Chile a crecer y son absolutamente necesarios para el bienestar de este país. Mi experiencia mayoritaria ha sido de gente que quiere contribuir. Evidentemente que hay algunas manzanas podridas, como en todos lados, hasta en la Iglesia, la política y las mismas ONG.

Cuando me preguntan ¿cuánto mueven la aguja ustedes? Hemos ayudado a cerca de dos millones de personas. Pero siempre es insuficiente. Por eso trabajamos cada vez con mayor ahínco, con más ganas de resolver la infinidad de problemas sociales. 
Cuando ves la profundidad del impacto en las familias, eso te motiva. Ese es tu sueldo”. 

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