Opinión
Elisa Cabezón: “No hay una separación clara y nítida entre el gobierno de turno y la Administración Pública"
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El Estado como botín político
“Ningún partido puede pretender que, en la medida que crezca y administre el Estado, vaya a ser 100% probo”. Esta declaración, proveniente de un parlamentario del sector político responsable del escándalo de la fundación Democracia Viva, refleja exactamente una de las mayores falencias de nuestro Estado: no hay una separación clara y nítida entre el gobierno de turno y la Administración Pública, dando espacio para que los cargos de poder utilicen los recursos públicos para fines individuales.
La nueva Constitución es una gran oportunidad de modernizar el régimen de empleo público, separando de forma clara y nítida al Gobierno de la Administración del Estado, para limitar y transparentar el número de cargos de confianza del presidente de turno.
Comenzó un nuevo proceso participativo en que la ciudadanía podrá votar por aquellas iniciativas populares de norma que considere importante de ser discutidas en el Consejo Constitucional.
Existe una iniciativa llamada “Por un Estado sin pitutos” que impulsa la modernización del empleo público y busca avanzar hacia un Estado más eficiente, que premie el buen desempeño y con mayor independencia de los gobiernos de turno para proveer servicios de calidad de forma continua. Y, sobre todo, busca reducir la designación discrecional de los funcionarios según cercanías políticas en lugar de criterios meritocráticos, para evitar que el Estado se vuelva un botín.
Capitalismo no es consumismo
En el debate público, cuando se habla del modelo económico chileno se suelen confundir dos conceptos: “capitalismo” y “consumismo”. Y aunque están relacionados, son lo opuesto. El consumismo es gastar en bienes y servicios los ingresos recibidos, mientras que el capitalismo es el ahorro. Es gastar menos que los ingresos recibidos, para invertir lo no consumido. Y claramente estos dos conceptos están relacionados: el ahorro sacrifica consumo presente para invertirlo en proyectos económicos (empresas, emprendimientos) que entregarán más recursos para consumir en el futuro.
El problema de Chile es que nos volvimos una sociedad consumista, dejando de lado el capitalismo. La cultura del ahorro en nuestro país es casi inexistente. Así lo refleja los datos del Banco Central que muestra que el ahorro de las familias chilenas pasó de ser un 10% del PIB en el 2004 a -0,68 del PIB en el 2023.
Esto se explica en parte por el retiro de los ahorros previsionales (que se usó en gasto) y también se explica por el hecho de que las familias están consumiendo sobre su nivel de ingreso: la deuda de los hogares creció desde un 25% del PIB en el 2004 a un 50% del PIB en el 2023.
El ahorro es crucial para el crecimiento de los ingresos futuros de los hogares y además les entrega un colchón de seguridad para los momentos de crisis y ayuda a pagar la jubilación cuando ya no se pueda trabajar. La gran pregunta es: ¿cómo insertamos la cultura del ahorro en los chilenos?