Opinión
J.J.Jinks: "El actual Gobierno no ha encontrado reciprocidad en los sectores que Allende supo representar"
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El histórico y estremecedor discurso de Allende el día 11 de septiembre no hace referencia alguna a los partidos y líderes de la Unidad Popular, simplemente los ignora, para centrarse en el mundo de los trabajadores como su principal prioridad a horas de su muerte.
Se podrá pensar y decir cualquier cosa de la trayectoria de Allende y su gobierno, pero los obreros y campesinos más humildes fueron siempre una prioridad en su acción política. Intentar corregir inequidades y darle acceso a oportunidades a sectores vulnerables de la sociedad estuvo siempre presente en su larga vida republicana como ministro, diputado, senador, candidato a la presidencia y finalmente Presidente.
También es cierto que los mecanismos y herramientas empleadas tuviesen muchas veces resultados totalmente contrarios a sus intenciones. Un gobierno como el de la UP donde la inseguridad jurídica, la inflación desbordada, el desabastecimiento y el mercado negro producto de la fijación de precios perjudicaban principalmente a quienes menos tenían sumiendo a muchos chilenos dentro de la pobreza.
Sin embargo, los efectos económicos devastadores de las políticas llevadas adelante no tuvieron un correlato político electoral que se moviese con la misma cadencia. El 43% obtenido por la UP en la elección parlamentaria de marzo del 73 da cuenta de que pese al hastío y desesperación de las capas medias y altas con la situación política y económica, el gobierno de Allende mantenía un sólido respaldo y muy probablemente mayoritario en los sectores populares a sólo seis meses del golpe de Estado.
El cartel levantado por un poblador en una manifestación oficialista “Este es un gobierno de mierda, pero es mi gobierno” fue una aguda síntesis de la realidad política del país.
Qué duda cabe de que el Presidente Boric ha buscado en Allende inspiración y espejo para mirarse. Desde el balcón presidencial en su discurso inaugural hizo clara alusión cerrando el mismo con “se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre (y mujer libre aportó Boric) para construir una sociedad mejor”, quizás el párrafo más recordado del último discurso del presidente socialista.
El cartel levantado por un poblador en una manifestación oficialista “Este es un gobierno de mierda, pero es mi gobierno” fue una aguda síntesis de la realidad política del país.
Pese a la retórica y elementos estéticos, el actual Gobierno no ha encontrado reciprocidad en los sectores que Allende supo representar. Hoy el menguado apoyo popular del gobierno descansa principalmente en las capas medias y altas de la población teniendo una cifra que no alcanza el 20% en los sectores más vulnerables y populares de la población. Un golpe en la línea de flotación para un gobierno de izquierda.
Tampoco es que sea de extrañar. Una gestión que ha priorizado intereses identitarios particulares en desmedro de las prioridades de las grandes masas de la ciudadanía que ven con espanto una inseguridad ciudadana en escalada y una economía totalmente estancada con efectos palpables en desempleo y pérdida de poder adquisitivo.
Los acentos gubernamentales están en temas que les importan a sectores muy específicos de las clases acomodadas que fieles reaccionan con un incombustible respaldo casi sin importar el devenir del país. Por su parte, los sectores populares lo están pasando mal y no encuentran ni un respiro en su día a día ni tampoco representación política.
Como están las cosas, si hoy el nieto del poblador que apoyaba Allende encontrara en un baúl el cartel de su abuelo, muy probablemente, antes de salir a la calle tacharía la segunda parte.