Opinión
La columna de J.J.Jinks: Nosotros o el caos

La columna de J.J.Jinks: Nosotros o el caos
Una oposición maciza y pacífica como la actual no es mérito de los gobernantes sino de la propia oposición que entiende los límites del juego democrático. El chantaje está a la vista y no deja de infundir preocupación.
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Una de las frases y conceptos que más utilizó Pinochet (siempre Pinochet) en la campaña del plebiscito de 1988 fue el coqueto y poco sutil “o yo o el caos”. Con el beneficio del diario del lunes sabemos que no podía estar más errado en su pronóstico, no fue él y Chile inauguró con su salida de la presidencia décadas de prosperidad en paz y democracia como nunca había conocido antes.
Sin embargo, es difícil desconocer que el intento de establecer el clivaje entre las certezas que había alcanzado Chile a final de los 80 y la incertidumbre de una democracia manejada por los “señores políticos” le rindió electoralmente al general. Después de todo, el 44% alcanzado por el Sí -guarismo que cual maldición gitana la derecha ha rasguñado reiteradamente cuando las cosas no las hacen bien- es una cifra más que respetable después de 17 años de dictadura. Buena parte de ese caudal debe haber estado alimentado por el temor a retroceder al caos que precedió al Golpe militar.
Algo más sutil que Pinochet, pero no mucho más fue el Presidente Boric esta semana. En la ronda de entrevistas post cuenta pública –qué ganas de tener licencia médica para viajar al país en que vive el mandatario– señaló “que no haya el nivel de protestas del 2011 o del 2019 no es suerte, es gobernabilidad”.
No hay que ser el más perspicaz para entender el mensaje, si usted quiere paz en las calles confórmese con tener a la izquierda dura en el gobierno y si no, acepte de buen talante las consecuencias.
Para abundar, esto no sólo significa conceptos políticos etéreos como ser parte de la coalición gobernante, si no hechos muy concretos y pedestres como tener a los revoltosos con un sueldito fiscal generoso y crecedorcito. Hoy en el comité central del Partido Comunista hay 26 miembros que reciben sueldo del Ejecutivo. Eso aplaca las pulsiones revolucionarias de cualquiera.
No dejan de ser curiosos los ejemplos elegidos por el Presidente para acompañar su particular concepto de gobernabilidad. Tanto en el 2011 como en el 2019, Boric fue parte de la primera línea política de los desórdenes (por ser generoso) que afectaron a los sendos gobiernos de Piñera.
¿Hay una amenaza velada (o ni tanto) detrás de las palabras presidenciales? Sería muy poco grato, no porque seamos ingenuos -sin duda, el riesgo está presente- sino por el descaro de intentar profitar del caos que ayudaste a generar junto a la actual coalición gobernante.
Una oposición maciza y pacífica como la actual no es mérito de los gobernantes sino de la propia oposición que entiende los límites del juego democrático. El chantaje está a la vista y no deja de infundir preocupación. Si lo supuestamente aprendido en estos años se deja rápidamente atrás para volver a las calles a repetir consignas y agitar a la población, nada bueno se augura para el país.
Sin embargo, la ciudadanía angustiada con la crisis de seguridad y falta de oportunidades parece no hacer mucho caso a estas advertencias y pone sus esperanzas muy lejos del actual gobierno. Espero que la sabiduría popular se imponga como lo hizo en 1988 obviando una vez más los temores y fragilidades de este columnista.