Un defensa central que se barre por la cancha para quitar una pelota que llevaba raudo un delantero rival es una jugada que suele sacar aplauso fácil del respetable público. Es una jugada vistosa y que requiere una combinación de manejo del tiempo y distancia a la perfección para ser ejecutada con efectividad.

Uno de los desafíos que tiene es que si la implementación no es la adecuada suele terminar con el jugador del equipo contrario volando por los aires y el potencial héroe se transforma en villano haciéndose acreedor a una posible expulsión. Con un buen o mal timing se pasa de la gloria al infierno en una fracción de segundos.

Los gringos que son unos genios para sintetizar en pocas palabras conceptos jabonosos acuñaron un dicho que me encanta: “Timing is Everything”. Ahí estaban los ejecutivos del Silicon Valley Bank que habían colocado la liquidez en depósitos del tesoro de Estados Unidos (¡qué más seguro!) mirando con espanto cómo ante el alza de tasas su valor de mercado caía, el generoso financiamiento vía capital del mundo tecnológico se secaba y por tanto los rescates aumentaban.

El resultado: una corrida bancaria a la velocidad de las comunicaciones actuales. que acabó con una noticiosa quiebra cuyas repercusiones seguiremos viendo en las semanas que vienen. Un pequeño error de timing del equipo de risk management que terminó en tarjeta roja directa para los accionistas del banco y un susto de aquellos para los VCs y emprendedores que tuvieron que rezarle de rodillas a papá fisco para que saliera al rescate.

Nuestra política local aportó lo suyo en las consecuencias que tiene el elegir mal el momento para un tackle deslizante sobre el pasto. Frente al drama vivido por el atropello del carabinero Alex Salazar, el general director de Carabineros conmocionado por su diálogo con la familia hizo una arenga al Parlamento para darle las herramientas a su institución para combatir el crimen en forma adecuada. Muy probablemente se excedió, pero era claro que lo decía en un contexto de mucho dolor para los suyos.

Lo que sucedió después es realmente inexplicable. Es difícil de entender que una política del talento y experiencia de la ministra del Interior haya optado por reconvenir públicamente al general Yáñez mientras el carabinero herido agonizaba. Había tantas formas y momentos distintos de hacerle saber que sus declaraciones no eran las más prudentes para el jefe de una de las ramas de las Fuerzas Armadas, pero se optó por dar un innecesario y efectista golpe de autoridad.

Y salió todo mal. En lo humano la infausta noticia de la muerte del cabo primero Salazar y en lo político un desastre comunicacional para el gobierno, que apareció antagonizando con Carabineros en el peor momento.

Luego de semanas tranquilas para la administración Boric, con el correlato de la subida en las encuestas, de un momento a otro el mal timing de Tohá trajo los tópicos de inefectividad frente a la delincuencia y caos con la inmigración al corazón de La Moneda.

Nuevamente el gobierno pierde la agenda, la oposición en uno de los pocos temas que se articula bien salió a golpear a diestra y siniestra con bastante efectividad. El desgraciado hecho fue cubierto por los medios con alta difusión y el gobierno apareció arrinconado y sin respuesta. Como ha quedado claro esta semana, hasta la menuda Tohá cuando se barre a destiempo puede dejar la grande; después de todo, “Timing is Everything”.