Opinión
J.J. Jinks: "La lógica indica que Videla fue espantosamente desprolijo"
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“ESPECTATOR ACCESS” decían originalmente los carteles de la organización de los Juegos Panamericanos en desarrollo en Santiago para indicar el acceso del público a los distintos recintos deportivos. Más allá del bochorno y de los múltiples memes donde sublimamos la vergüenza con el humor, uno se pregunta cómo algo así puede haber llegado a pasar.
Por supuesto no es de gran gravedad, un poco de pintura aquí y allá puede maquillar el gazapo, pero lo que no se puede esconder es el nivel de improvisación en una empresa en la que está la imagen del país de por medio. Después de todo, no estamos hablando de un dialecto arcano sino de inglés simple y de uso diario.
Hay una pléyade de traductores experimentados dispuestos a trabajar en un evento de esta magnitud y si por alguna razón el responsable sufre de antropofobia tiene a Google Translate a la mano que hace la pega cada día mejor, o por último una llamada al primo que fue de intercambio a Cincinnati, cualquier cosa antes que lo que ocurrió. Era demasiado fácil de evitar.
No he podido dejar de pensar en “ESPECTATOR ACCESS” a propósito del triste final de la brillante carrera de Matías Videla en Cencosud. Tener que salir por la puerta de atrás en medio de una acusación gravísima como es el uso de información privilegiada, con serias consecuencias civiles y penales debe ser un golpe atroz para ser encajado.
Más aún cuando la compañía se encontraba en gran momento y buena parte de este último período rosado se le asignaba a la gestión de Videla. Todo esto queda manchado frente a un delito serio y que erosiona una vez más la credibilidad en la empresa privada y el sistema de libre mercado. Empezar a ver que los controles de la autoridad funcionan es lo único rescatable de este incidente.
La capotera recibida por Videla, redes sociales, medios de prensa, dirigentes gremiales ha sido casi unánime. El casi en todo caso es bien importante, pues su exempleador, la familia Paulmann dio amplias señales de creerle a su hoy ex CEO y lo respaldaron mientras fue posible.
Algunas preguntas que se deben haber hecho para actuar así son las siguientes: ¿Por qué alguien que compra acciones con información privilegiada informaría ese mismo día a la autoridad si sabe que la probabilidad de ser detectado es prácticamente uno? ¿Por qué alguien que quiere hacer trampa es tan pavo y compra las acciones a su nombre y no usa testaferros o sociedades off-shore como el caso Bilbao- CFR? ¿Por qué alguien que lleva más 20 años manejando información sensible decide de un día para otro hacer mal uso de ella en su mejor momento profesional? ¿Por qué una adquisición no estratégica habría motivado a Videla a exponer todo su prestigio cuando nada indica que si la operación hubiese fructificada hubiera tenido un impacto en el valor de la acción?
La lógica indica que Videla fue espantosamente desprolijo, obviando la existencia del hecho esencial reservado, pero me cuesta creer que genuinamente haya querido transar con información privilegiada. El problema es que lo hizo y eso hacía inviable que siguiese en su puesto. Siempre es útil llevar en el bolsillo la navaja de Hanlon a la hora del balance de entender y juzgar: no atribuir a la maldad lo que se explica adecuadamente por la estupidez.
El drama de este caso es que a diferencia de “ESPECTATOR ACCESS” no hay retoque que arregle el desastre.