No fue el más prolijo de los cambios de gabinete con sillas, ministros y ministras que entraban y salían de las carteras, pero una vez que decantó el movimiento frenético el resultado es bastante alentador. Las canas, experiencia en el sistema público y privado y mucha moderación es el denominador común entre los ministros entrantes, poco queda de ese primer gabinete lleno de bríos, ilusiones y deseos de poner Chile patas para arriba. 

Fue hace un año atrás que se estrenaba el gobierno del Presidente Boric, una nueva generación venía a hacer lo que nadie había querido o tenido el coraje de realizar, no era claro que es lo que serían los cambios, pero sabíamos que serían profundos. 

La realidad se puso estoica y firmemente por delante y doce meses después tenemos a la vieja guardia concertacionista entrando con todas las huestes a palacio, incluido Jaime de Aguirre tarareando “Chile, la alegría ya viene” por los pasillos de La Moneda.

Es la aburrida necesidad de una gestión adecuada lo que ha llevado al impetuoso Presidente a dejar de lado el diseño original y comenzar a llenar de adultos el bote. Si bien el cambio a nivel de ministros estuvo concentrado en secretarías sectoriales, a nivel de subsecretarías, que según muchos es donde se hace la pega, lo que ocurrió fue un terremoto con la friolera de quince cambios. 

Más allá de la necesidad de equilibrar políticamente a la coalición da cuenta de una mala evaluación interna del trabajo realizado en muchas de las carteras.

Lo que es claro es que no basta con nombrar adultos en los cargos, sino que naturalmente se necesita que estos se comporten como tales. Ante el inesperado chasco del rechazo a la idea de legislar la reforma tributaria vimos a los sostenes del gobierno, Marcel y Tohá, perder totalmente los papeles. 

El siempre ponderado y prudente ministro de Hacienda no dudó en enlodar a la oposición señalando que los evasores fiscales estaban de fiesta con esta votación. Un exabrupto impropio de alguien de la capacidad de Marcel y poco práctico también, pues los políticos son expertos en anotar estas salidas de tono en una libretita y cobrarlas con intereses penales y moratorios apenas se pueda.

Por su parte la articulada ministra del Interior no dudó en liderar la exótica minuta del gobierno que buscaba culpar al ex Presidente Piñera del rechazo en el Congreso Nacional. 

El mismo Piñera que fue incapaz de ordenar sus filas en múltiples ocasiones cuando detentaba todo el poder hoy desde su casa por el arte de birlibirloque lideraría las votaciones de la oposición. 

Si esa fue la mejor idea que se les ocurrió, la verdad es que produce mucha curiosidad saber cómo habrán sido las ideas descartadas. Detrás de este tipo de entelequias con propósitos meramente comunicacionales existe un claro desdén de la capacidad de compresión de la realidad por parte de la ciudadanía. Podemos ser un poco crédulos a veces, pero esto es más de lo tolerable.

Lo bueno es que los adultos suelen darse cuenta cuando han reaccionado emocionalmente por tanto esperemos que la racionalidad se imponga y pueda haber una discusión constructiva para los desafíos que el país tiene por delante en materia tributaria. Marcel señaló que la barba de candado le trajo mala suerte, seamos optimistas y pensemos que le nubló el juicio también. Total, ya se afeitó.