Opinión
J.J. Jinks: "Todo parece augurar que vamos derecho a un tercer fracaso en el tema pensiones"
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La dependencia de las encuestas para desarrollar políticas públicas es un mal vigorosamente enraizado en la política moderna. El liderazgo se mide en buena forma en la capacidad de desprenderse de las presiones de la contingencia para poner la mirada un poco más allá de las preferencias inmediatas de la ciudadanía.
Esto, sin duda, es mucho pedir para la mayoría de nuestros parlamentarios que suelen estar muy pendientes de cada puntito que sube o baja la preferencia de tal o cual opción. Después de todo, son seres humanos preocupados de mantener su pega en el tiempo como usted o como yo.
Dado esto, el hecho que un 57% de la población se pronuncie en la última encuesta Cadem en favor de que el 6% de cotización individual vaya íntegro a las cuentas individuales pone un corsé a la derecha en el Congreso del cual es bien difícil desprenderse sin pagar costos electorales. Después de los infaustos y nefastos retiros de fondos de las AFP y de los dos proyectos constitucionales donde en su divergencia se discutió ampliamente en ambos sobre la propiedad de los fondos, hoy existe absoluta consciencia en la población sobre cómo le afecta el bolsillo personal tal o cual medida. Estamos paradójicamente más neoliberales que nunca, sea lo que signifique ese bolsillo de payaso.
El gobierno por su parte sigue en la estratósfera con su propuesta de pensiones totalmente desconectado de la ciudadanía con una parte menor de la cotización yendo a las cuentas individuales, la mayoría a reparto e incluso financiando otras políticas sociales como las salas cunas con las platas de pensiones en vez de impuestos generales. No se entiende que un gobierno que tiene poco y nada como logro para mostrar se mantenga en una posición tan obtusa y alejada de lo políticamente viable del que debiese ser su proyecto emblemático.
La brecha entre ambas posiciones es tal que todo parece augurar que vamos derecho a un tercer fracaso en el tema pensiones. Esto es realmente grave y descorazonante pues estamos hablando de necesidades urgentes de la población que la política no logra encauzar. Escasean los liderazgos que estén dispuestos a tomar riesgos, a ser lapidados como traidores en redes sociales, pero que antepongan al país por sobre la conveniencia electoral de corto plazo. Si la derecha mantiene su posición de que todo vaya a cuentas individuales es imposible alcanzar un acuerdo y eso lo saben. Esta semana hubo tímidas voces que señalaron desde ese sector la necesidad de buscar terreno común, pero rápidamente recibieron la capotera de los que se arrellanan en la comodidad de la inflexibilidad.
Una combinación de una mayoría de la cotización a cuenta individual, algún tipo de seguro de dependencia severa y algo a solidaridad intergeneracional debiese ser un cóctel que permitiese destrabar la conversación de sordos que existe en la actualidad y que tiene a la ciudadanía como rehén. Aparecer cediendo, sin duda, tiene costos, pero no los hemos elegido para que simplemente reproduzcan la temperatura política actual, la democracia representativa pierde sentido si solo se trata de seguir a pie juntillas la última Cadem. Es la hora de los valientes, veremos si quedan.