Opinión
J.J. Jinks y salida de Patricio Fernández: "El Partido Comunista genera temor y se notó"
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Bastó un matiz. Bastó una distinción. Una frase dentro de una larga conversación entre el escritor Pato Fernández y el sociólogo Manuel Antonio Garretón fue suficiente para que el encargado gubernamental para la conmemoración de los 50 años del Golpe terminara fuera de su cargo ante la arremetida furiosa y coordinada del Partido Comunista y sus organizaciones satélites.
Para desgracia de Fernández, para el resto de la ciudadanía fue interesante verlos operar en este ámbito restringido donde tienen mucho poder. Fueron implacables, no dudaron en defenestrarlo a pesar de los intentos de aplacar la rabia del propio Fernández y los apoyos tímidos y aguachentos de miembros del socialismo democrático.
Frente a la embestida comunista el gobierno entró en un silencio que solo podía terminar con la salida de Fernández. La única que habló fue la vocera, miembro del partido acusador, quien invitó al ex director del Clinic a reflexionar. Un convite que hizo a varios recordar las penurias del mundo intelectual que osaba disentir en los años de la cortina de hierro.
Mucho más cómodo ir a la casa del agraviado como muestra de solidaridad que sacar la voz frente a una acusación claramente injusta. Ahí estuvieron Marcel, Tohá y el propio Boric, diciendo en privado lo que no se animaron a señalar en público. Una noche donde es fácil imaginar un par de buenos de vinos, muchos abrazos sentidos, algo de humor negro y toneladas de frustración. El Partido Comunista genera temor y se notó.
Con este actuar, el partido de gobierno, terminó por echar por la borda el intento del Presidente Boric de hacer de la conmemoración de los 50 años una ocasión en que los chilenos encontremos un terreno común para mirar al futuro más allá de nuestras legítimas diferencias sobre nuestro pasado reciente y no tan reciente.
El clima estaba enrarecido hace un buen rato y opacado por los múltiples problemas del gobierno, pero había ciertos logros destacables como la visita a Isla Dawson de ex detenidos y familiares en conjunto con el Comandante en Jefe de la Armada. Si ese espíritu se hubiese multiplicado habría sido, sin duda, un aporte a la convivencia nacional.
La pretensión del PC de tener el timbre de los derechos humanos en Chile simplemente termina por alejar a grandes bolsones de la población que ven como en la mañana se hacen encendidos discursos exigiendo el “Nunca más” y en la tarde dan su apoyo a las dictaduras corruptas y represivas de la región: Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Ellos tienen la laxitud para convivir con esa contradicción sin mayores problemas, pero no nos pueden pedir al resto que obviemos lo evidente. Cada vez que han llegado al poder, la democracia ha muerto y los derechos humanos también.
La caída de Fernández a manos del PC sirvió también para sacar a la palestra términos como negacionismo que a esta altura de tan manoseados no sabemos qué significan y cuándo aplican. Estamos perdidos al respecto, pero no tanto como para no saber que es un despropósito total y un abuso el solo mencionarlo en este caso. Pero ahí tuvieron al escritor humillado teniendo que explicar que él no era negacionista. Triste para él, triste para todos.