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Opinión

La columna de J.J.Jinks: A la calle

La columna de J.J.Jinks: A la calle

Nunca las ideas de izquierda habían avanzado tanto y estuvieron tan cerca de cristalizar un cambio profundo en el país como cuando se tomaron con una eficacia sorprendente las calles de Arica a Punta Arenas.

Por: J.J. Jinks | Publicado: Sábado 30 de marzo de 2024 a las 21:00
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La derecha tiembla cuando la izquierda sale a la calle, dijo alguna vez la exPresidenta Bachelet.

La arenga aplaudida a rabiar por los propios no deja de contener mucho de verdad, cosa que sólo se ha visto reforzada post estallido del 2019. Tiembla y con razón. Por eso no debe extrañar la reacción inmediata de la ciudadanía tiritona frente al llamado del Partido Comunista a presionar en las calles para forzar la aprobación de la agenda del Gobierno.

A nadie extrañó tampoco que rápidamente los saliera a apoyar el Frente Amplio, una sociedad que en el despelote se entiende a las mil maravillas.

Se puede entrar en discusiones bizantinas sobre el derecho a manifestarse y tratar de salir por esa tangente, pero los chilenos estamos curtidos. No se trata aquí de llamar a una concentración en apoyo al Gobierno, cosa que nadie podría discutir su legitimidad, de hecho, hace un par de semanas hubo una frente a La Moneda.

Lamentablemente para sus organizadores el panorama no fue lo suficientemente atractivo, y concurrió sólo un grupo pequeño de adherentes. Cuando el PC llama a presionar en la calle, todos sabemos de lo que están hablando, subversión del orden público y la mayoría de las veces, para no decir siempre, violencia.

La discusión de estos días es un petite bouche de lo que enfrentaría un potencial gobierno de la actual oposición. Nunca las ideas de izquierda habían avanzado tanto y estuvieron tan cerca de cristalizar un cambio profundo en el país como cuando se tomaron con una eficacia sorprendente las calles de Arica a Punta Arenas. Es muy difícil que no vuelvan al menos a intentar repetir el modelo que les brindó tantos réditos. Si las masas los acompañarán estará por verse, pero que la tecla se va a apretar más de una vez hay poca duda.

El llamado se da en un momento particular pues el oficialismo es una clara minoría en el Parlamento, pero mucho más importante aún es que las reformas que pretenden aprobar cuentan con un rechazo contundente y muy mayoritario en la población.

¿Cuáles son las convicciones democráticas de partidos que pretenden obviar las mayorías democráticas y la opinión de los chilenos a través de la fuerza? Pocas. El hecho de que sean una parte muy relevante de la alianza de gobierno sólo agrava la falta pues pone a la autoridad en una situación imposible donde sólo reina la confusión.

En vez de buscar mecanismos espurios para conseguir lo que no se logra por el debate democrático, el oficialismo debiese concentrar sus esfuerzos en generar las condiciones para que los chilenos puedan salir tranquilamente a una plaza, a un supermercado o al trabajo. Es ese salir a la calle lo que la población hoy demanda.

Hasta aquí no parece ser la prioridad, pero quedan aún dos años por delante. Si a través de un trabajo serio y decidido logran al menos estabilizar la que es hoy la principal preocupación de los chilenos, habría buenas razones para que efectivamente la derecha temblara.

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Frente a la sorpresa de toda la ciudadanía, y a una derecha que una vez más la pillaron paveando, los principios defendidos y las convicciones democráticas fueron dejados rápidamente de lado. De un día a otro pasamos a escuchar grandilocuentes discursos sobre cómo el voto obligatorio perjudica a los más pobres.

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