Opinión
La columna de J.J.Jinks: El librito
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Un carabinero muerto, uno más, al defender a su familia frente a criminales venezolanos. Un fiscal de la República que sale públicamente a decir lo que era un secreto a voces, el crimen del teniente coronel Ojeda fue digitado desde Caracas en probable connivencia con el crimen organizado que opera en el país.
Todo esto ocurrió en menos de 24 horas y con ello se desató una amarga sensación de indefensión que recorrió Chile de norte a sur. Nuestras instituciones aparecen frágiles para enfrentar un fenómeno que no conocíamos hasta cinco años atrás y el deterioro en la calidad de vida es palpable en el día a día.
El Gobierno ha decidido reforzar los adjetivos, de viles fueron calificados los crímenes conocidos. Son viles, sin duda, pero antes fueron crueles, deleznables, ruines y nada cambió. Las palabras de repudio son importantes, pero dado que se han ido acumulando en el tiempo se comienza a percibir un cierto hastío con autoridades que se ven en la incómoda misión de estar dando condolencias demasiado seguido.
La realidad que enfrentan no es nada fácil. Tienen al frente una dictadura como la venezolana que juega con otras reglas, o más bien sin reglas. Chile aplica lo que dice el texto, pide colaboración al gobierno de Maduro para extraditar a los presuntos responsables del asesinato de Ojeda. En esa acción es imposible no verse de una ingenuidad bobalicona al recurrir a quien todo parece indicar es quien decidió, planeó y puso los medios para el crimen.
Es el mismo librito al que recurrimos para intentar deportar a delincuentes que son capturados. La frustración de las autoridades es evidente, Venezuela no hace nada por recibirlos y con ello bloquea cualquier gestión en ese sentido. Uno de los asesinos del carabinero Emmanuel Sánchez tenía orden de expulsión, a nadie le importó.
El sistema está crujiendo y es importante que nos hagamos cargo antes de que la democracia se siga debilitando. Bukele llega al poder cuando El Salvador era el país más peligroso del mundo y ya no quedaba mucho que perder.
Dado el éxito indesmentible del Presidente salvadoreño, sus clones requerirán mucho menos para ganar elecciones. Lo que si se puede rescatar de Bukele es la voluntad y la decisión y eso se puede copiar en plena democracia sin tener que entregar libertades a cambio de seguridad.
A Chile le llora un sistema de inteligencia acorde a las graves amenazas de seguridad interior y exterior que enfrentamos. Salvo que el tema se esté llevando de una forma muy prudente y sigilosa, no pareciera estar haciéndose mucho en ese plano.
El ministro Cordero ha señalado que es partidario de construir una cárcel para el crimen organizado, dado que son el Gobierno uno esperaría que pasaran a la acción, pero cuesta mucho que aquello ocurra. En el mismo plano se habla hasta la saciedad de bloquear las señales de celulares en las cárceles, pero pasa el tiempo y nos siguen llamando para estafarnos desde ahí en lo que es probablemente la cara más benigna de su utilización.
El Estado está amenazado y como tal debe responder. El librito y los adjetivos no están siendo suficientes para detener una ola de criminalidad desatada. Hay que dejarlo a un lado y actuar.