Opinión
La columna de J.J.Jinks: la derecha y la lechera
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Alguno se la asignan a Esopo en el siglo VII A.C. y otros al fabulista francés Jean de La Fontaine en el mil seiscientos, lo cierto es que el cuento de La Lechera ha llegado a nuestros días en distintas formas literarias, pero con variaciones en el relato la moraleja es siempre la misma. Un brevísimo resumen para quien no la conozca. Una joven campesina lleva sobre su cabeza un ánfora con leche la que debe trasladar a su hogar.
Viene muy contenta por la calidad del producto y eso la lleva a caminar en medio de una ensoñación donde se imagina los quesos que hará con la leche, como los venderá y comprará gallinas que pondrán muchos huevos los que venderá a buen precio con los que se comprará un elegante vestido, las distintas versiones difieren en la extensión de la historia, pero no en el final, por desatención el cántaro lleno de leche termina en el suelo y con ello los sueños de la lechera.
Se ha vuelto un lugar común decir de la política chilena el afirmar que los resultados de las elecciones municipales son el mejor predictor de la parlamentaria y la presidencial.
Como buen lugar común, puede ser irritante, pero se basa en una experiencia acumulada que lo avala. La derecha y sus satélites parece no estar muy preocupada de ello pues se comportan de cara a la próxima elección con la suficiencia y desprolijidad de quien se sabe ganador.
El epítome de este comportamiento es lo ocurrido en la carrera por el municipio de Santiago donde hoy se sufre la incompetencia de Irací Hassler. El hecho de que Irací sea comunista solo agrega incentivos a buscar una victoria contundente y emblemática por parte de la actual oposición. Una eventual victoria y reelección de la actual alcaldesa sería un batatazo que podría cambiar en forma importante la temperatura política del país con ramificaciones insospechadas de cara a la presidencial.
Sin embargo, la derecha cual lechera ha decidido obviar las dificultades del camino para poner los ojos en objetivos lejanos y para los cuales primero hay que llegar con el recipiente intacto a casa.
Primero fue el ex alcalde Alessandri quien se dejó pololear por todos para que recuperara el sillón alcaldicio y terminó declinando haciendo arengas anticomunistas desde el Portal de La Dehesa. Luego vino el ex candidato presidencial Sebastián Sichel que con la curiosa estrategia del voy, pero no voy, termino confundiendo a todos y el día que iba a anunciar que finalmente iba lo llamaron para decirle thanks, but no thanks.
Ahora aparece Mario Desbordes, el ex presidente de Renovación Nacional que le hizo la vida difícil a su propio gobierno con su protagónico discolaje (gran entusiasta de los retiros) solo controlado en su momento por el elegante bozal del cargo de ministro de Defensa.
Y si la falta de disciplina y seriedad mostrada para enfrentar una elección clave no fuese suficiente, está como escollo adicional don Aldo Duque que tiene como elementos distintivos el usar sombrero como señor antiguo y el ser abogado de narcotraficantes. Como pueden ver, no se ha omitido detalle.
Uno sabe que la derecha se siente naturalmente alejada de elementos intelectualoides como la gran literatura, pero uno aspiraría que al menos una fábula hubiese leído, no vaya a ser que termine con la leche derramada y doña Evelyn sin vestido que lucir”