Opinión
"Las luces de alerta" que Paula Benavides advierte en la mesa técnica para perfeccionar la reforma de pensiones
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Sumar y no restar
Esta semana se conformó una mesa técnica para construir acuerdos sobre los bordes de perfeccionamientos a la reforma de pensiones, ingresada hace cuatro meses al Parlamento. Aunque el diálogo siempre es una buena noticia, esta instancia presenta luces de alerta importantes.
Hasta ahora, la mesa no cuenta con participación de los partidos de oposición, los que desarrollarían otra propuesta. ¿Tiene sentido restarse de un espacio de diálogo en un tema tan postergado y anhelado por la ciudadanía? Cuesta encontrar razones para ello, cuando sumarse no sólo es compatible con desarrollar propuestas o ideas alternativas, sino que puede enriquecerlas. Aun si no se compartiera el diseño o los plazos de la mesa valdría la pena asistir y plantearlo, para así contribuir a los desafíos del país.
A ello se suma que la postura de la oposición se ha venido radicalizando respecto de avances y acuerdos logrados en gobiernos anteriores. El riesgo de esto es que se derive en un proyecto sin coherencia sistémica o con medidas populistas o, en último término, la posibilidad de que la reforma previsional se rechace como la tributaria.
Cualquiera de estos escenarios terminaría defraudando la debilitada confianza de la ciudadanía en nuestras instituciones, por lo que urge partir desde avances previos, para lograr efectivamente mejorar la seguridad y dignidad de los ingresos en la vejez.
Por otro lado, la mesa es conducida por el Ejecutivo y está integrada por diputados y expertos designados por las bancadas. De esa forma, se conforma esencialmente como una instancia de negociación política para la tramitación en la Cámara. Pero más que superar etapas puntuales, lo fundamental hoy es llegar a un acuerdo amplio y sostenible sobre una estructura de sistema.
El aporte de los expertos, generando un diagnóstico basado en datos, analizando elementos de acuerdo y alternativas posibles con sus ventajas y desventajas, podría facilitar esa deliberación política que debe darse con visión de Estado y comprometiendo las voluntades a nivel de los partidos políticos, para luego abordar una tramitación legislativa detallada.
Ir más lento, para llegar más lejos
Asimismo, el plazo de trabajo cercano a un mes no parece adecuado para construir un acuerdo amplio y sostenible de una reforma que se implementará en más de un gobierno.
En ese plazo, es probable que se avance con votos en el margen, a partir de una negociación de petitorios específicos y con medidas como cortar las tablas de mortalidad, según ya se escucha nuevamente, pero sin abordar los desafíos en su integralidad. Este esquema de tramitación se experimentó en el gobierno anterior y, aunque entonces se avanzó en la Cámara, la iniciativa quedó luego entrampada.
Construir un acuerdo amplio requiere un convencimiento genuino de todas las partes de que esa es la tarea central, y que debe asumirse con el mayor sentido de responsabilidad. Los acuerdos previos, tanto en el diagnóstico como en las vías de solución, debieran ser el punto de partida para luego poner sobre la mesa las diferentes posturas y propiciar una discusión encausada hacia el bien común.
También ayudaría simplificar la iniciativa y evitar una estructura legislativa que reemplaza integralmente la actual legislación. Aunque aquello parezca más lento, es el camino para llegar más lejos y permitir que la alta expectativa que tiene la población no se vea nuevamente frustrada.