Opinión
Los despidos en big techs son una oportunidad de oro para el sector público
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Casi 100.000 personas han sido despedidas de empresas tecnológicas en EEUU en lo que va de 2023. Para las personas afectadas, verse atrapadas en una oleada histórica de despidos es obviamente dramático y doloroso. Pero al mismo tiempo, el cambio de cara de Silicon Valley, antes considerado el hogar de los empleadores de ensueño, crea un nuevo impulso sin precedentes para un sector público que necesita urgentemente talento tecnológico.
Los gobiernos de todo el mundo deberían poner a disposición programas especiales de contratación y presupuestos adicionales para recoger a todos esos talentos que de repente se han encontrado buscando trabajo.
Una de las partes más inspiradoras y agradables de mi trabajo es la tutoría de estudiantes. A primera vista, las oportunidades de trabajo para los licenciados de una de las mejores universidades tecnológicas del mundo parecen casi infinitas. Pero en la práctica pueden acabar siendo bastante limitadas, sobre todo para quienes no proceden de familias acomodadas. Los préstamos y las deudas pueden ser una carga para toda la vida.
A menudo, estos licenciados acaban aceptando trabajos mejor pagados en empresas tecnológicas en lugar de seguir otras ambiciones: trabajar para el gobierno, por ejemplo, o para una ONG. Aunque la cuenta de resultados de las empresas está muy lejos de sus ideales, no hay nada mejor que un buen sueldo.
Muchos jóvenes profesionales aceptan trabajos en estas grandes empresas tecnológicas con la esperanza de poder tener un impacto positivo, desde la privacidad en Facebook hasta la ética en TikTok o la confianza y la seguridad en Twitter. Sin embargo, a menudo los recién contratados están hastiados antes de empezar; los ideales tienen que dejar paso a las ganancias corporativas y rara vez se responsabiliza a los contratados más junior de las decisiones más estratégicas.
Aun así, es difícil superar las ventajas de Silicon Valley, como las cafeterías donde todo el mundo puede comer y los masajes in situ (aunque muchas empresas están reduciendo estos beneficios para ahorrar dinero). El mayor atractivo, sin embargo, debe ser la seguridad de un puesto de trabajo y las oportunidades de cambiar a nuevas funciones en diferentes empresas.
Ahora, esa seguridad es cosa del pasado. Pero el mayor impacto de los despidos tecnológicos puede ser cómo han cambiado la imagen del sector tecnológico a los ojos de los jóvenes que, como mis estudiantes, están decidiendo dónde trabajar. El brillo de Silicon Valley ha desaparecido. Y eso es una buena noticia para el sector público sí sabe aprovechar la oportunidad.
A medida que las empresas tecnológicas pierden su brillo, los gobiernos deberían dar un paso al frente poniendo en marcha ya programas especiales de contratación. Siguiendo el espíritu del Tech Talent Project y del Tech Congress Fellowship, pueden empezar a colmar la brecha de competencias tecnológicas en el sector público.
Los retos tecnológicos del sector público son, sin duda, mayores y más complicados que la mera contratación de ingenieros y científicos de datos expulsados de empresas privadas debido a unos márgenes de beneficio decepcionantes. Pero ahora es el momento de empezar a invertir la espiral descendente de talento.
Ofrecer contratos temporales a informáticos que les permitan contribuir a proyectos con un impacto social discernible; incorporar investigadores de seguridad para construir infraestructuras más robustas y abogados de empresa para mejorar la contratación pública de tecnologías; todos ellos son pasos en la dirección correcta que los gobiernos pueden dar.
Quienes acepten cargos en instituciones públicas se darán cuenta de que sus almuerzos no son gratis. Pero incluso en Silicon Valley, nunca lo fueron realmente.