Opinión
Noam Titelman: "La estrategia de Trump de acusar una 'caza de brujas' contra él ha dado frutos"
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
Donald Trump imputado por presunto pago a actriz porno
Después de bastantes expectativas levantadas por el propio Trump, el expresidente finalmente fue imputado por uno de los múltiples casos en los que se le acusa de violar la ley estadounidense. En particular, este caso consiste en el pago que hizo Trump a través de su abogado a la actriz pornográfica, Stormy Daniels, para cubrir una supuesta infidelidad marital.
Aunque aún no se conocen todos los detalles de la acusación, ha trascendido que el foco estará en la falsificación de documentos que permitieron a Trump registrar como gasto electoral este pago. La falta por sí sola es de relativamente poca gravedad. Sólo pasaría a ser una causa mayor si se demuestra que este delito fue instrumental en la realización de otro crimen.
En cualquier caso, el embrollo legal llega en un momento muy cargado políticamente. Ha habido varios estudios de opinión pública intentando descifrar el efecto que tendrá este escandalo sobre el intento de Trump de volver a elegirse presidente en las elecciones de 2024.
Aunque es muy temprano para saber el impacto final, parece ser que para la mayoría de los republicanos el crimen en cuestión no es particularmente relevante. La estrategia de Trump de acusar una “caza de brujas” contra él ha dado frutos. Más concretamente, los estudios que han intentado predecir el impacto electoral y los principales analistas apuntan a un bajo impacto por ahora.
Más aún, si es que hubiera un impacto, parece ser que Trump podría verse beneficiado en la primaria republicana, aunque perjudicado en las elecciones generales. En cualquier caso, la acusación le ha permitido a Trump recuperar el lugar en el que se siente más cómodo: en el foco de atención.
Las turbulentas semanas de la política israelí
El recientemente electo gobierno israelí ha estado empujando una frenética agenda legislativa que busca socavar varios de los cimientos de la democracia liberal del país. En lo que varios han llamado una copia casi idéntica del proceso en Hungría y Polonia, el gobierno de extrema derecha ha empujado una reforma que le permitiría controlar el poder judicial y dejar prácticamente sin contrapeso a su mayoría legislativa.
Ante este retroceso democrático en ciernes, cientos de miles de israelíes han salido a protestar por semanas, en la movilización social más masiva de su historia. En estas movilizaciones han confluido movimientos ciudadanos diversos, sindicatos y muchos ciudadanos que nunca habían participado activamente en política.
Incluso se han sumado el mundo del high tech y reservistas del ejército. Fue tal la presión, que el ministro de Defensa del gobierno se rebeló ante su coalición y llamó a posponer las reformas legales. El resultado, finalmente, fue que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, aceptó retrasar la discusión de estas reformas, aunque expulsó al ministro de Defensa y le entregó el mando de una milicia especial a uno de sus ministros más extremistas, para evitar que los sectores radicales de su gobierno abandonen la coalición.
La discusión parlamentaria de las reformas legales está agendada para un par de semanas más. El debate en torno a estas reformas ha sacado a la luz varias diferencias y tensiones de la sociedad israelí.
Por ahora, las encuestas muestran más rechazo que apoyo a las reformas al poder judicial, pero, sobre todo, muestran una sociedad muy dividida. Subyacen a esta discusión posiciones antagónicas entre judíos seculares y religiosos, de diversos orígenes étnicos y el conflicto palestino-israelí. Es probable que los ánimos se vuelvan a caldear prontamente.