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Opinión

Paula Streeter: "El proceso de construcción de una nueva Constitución no se termina con el plebiscito"

Paula Streeter: "El proceso de construcción de una nueva Constitución no se termina con el plebiscito"

La socia de 40c Consultores, Magister en sociología y parte de Red Pivotes, rescata nuestra historia republicana y proyecta cómo debieramos encontrarnos como país el próximo 5 de septiembre.

Por: DF MAS | Publicado: Sábado 21 de mayo de 2022 a las 21:00
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Preparemos el día después
Muchas veces centramos todas nuestra energía en el día mismo de un gran evento, pero poco nos preparamos o pensamos en lo que pasará después, y cómo ese día cambiará de una u otra forma nuestra vida y nos acompañará por un largo tiempo.

Hoy estamos todos focalizados, y con bastante incertidumbre, en el plebiscito del 4 de septiembre, en el que todos los chilenos tendremos que elegir si el texto propuesto por la convención nos parece un texto convocante que nos permita darle un marco a nuestra vida en común y ser la casa que nos incluya a todos.

Las últimas encuestas señalan que no es evidente el resultado, y lo único que sí está claro es que independiente de si gane el apruebo o el rechazo, el proceso de construcción de una nueva constitución no se termina con el plebiscito.

En una columna de este viernes, Soto y Negretto, señalan que es preciso ponerse a pensar desde ya en las alternativas posibles y plausibles a partir del plebiscito; ya que como ellos y tantos otros han planteado, si gana el rechazo, la Constitución de 1980 ya no complace ningún sector político y no puede mantenerse vigente.

No mencionan, eso sí, qué ocurriría en caso de que el apruebo sea la opción ganadora, y es relevante también activar la reflexión de cómo se van a abarcar los 499 artículos propuestos en caso de un triunfo, para que efectivamente sean la casa de todos. Ya que, el sólo hecho de aprobarla no la hace fácilmente implementable ni tampoco totalmente legítima.

Tenemos que empezar a pensar como sociedad cómo nos vamos a plantear el 5 de septiembre, tenemos que buscar formas para que ese día no hayan vencedores ni vencidos, sino más bien un país que entre en la segunda etapa de su proceso de construcción de una nueva constitución, en donde tenemos que idear de forma conjunta cómo lograremos que el engranaje en su conjunto funcione.

Requerimos de un nuevo equilibrio entre las personas, la naturaleza y la economía que nos permita garantizar una base común de derechos sociales en los que todas las personas puedan desarrollar sus propios proyectos de vida, bajo un sistema político que de estabilidad y logre equilibrar los pesos y contrapesos.

No fue un olvido
Tal como señala José Joaquín Brunner en su entrevista en La Tercera, del sábado 21 de mayo, “(…) la libertad de enseñanza que está en los grandes tratados incluye el derecho de la sociedad civil a crear colegios, establecerlos y administrarlos (…)”; y este punto no está en la propuesta de Constitución y no porque se haya olvidado; sino porque fue rechazado.

A pesar de haber existido múltiples propuestas ciudadanas respecto al rol de la sociedad civil en la provisión de educación y en general en la provisión de los derechos sociales; y además de haberse presentado propuestas alternativas en la misma Convención, el pleno optó por restringir y limitar las posibilidades de elección, coartando el rol de la sociedad civil y el emprendimiento.

Hoy más que nunca, la colaboración público-privada se ve como una alternativa para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y así lo establece el ODS 17, que tiene como meta; fomentar y promover la constitución de alianzas eficaces en las esferas pública, público-privada y de la sociedad civil, aprovechando la experiencia y las estrategias de obtención de recursos.

La pandemia dejo en evidencia como las alianzas público-privadas son un camino para reactivar el crecimiento y propiciar un desarrollo sostenible en los países por medio de la habilitación de infraestructura y proyectos que lo permitan. Estas alianzas son clave, no sólo para aprovechar la experiencia y movilizar recursos desde los privados; sino que también su capacidad de innovación, y pertinencia territorial.

A su vez, la Comisión Económica Europea, está implementando herramientas para medir el impacto de estas alianzas público-privadas, donde el foco principal está puesto en las personas, encontrando resultados relevantes sobre el éxito de los proyectos colaborativos para el desarrollo sostenible y fin de la pobreza.

Si la tendencia apunta a resolver los grandes desafíos públicos de manera colaborativa, en la que el sector privado, el Estado y la sociedad civil trabajan de forma conjunta en busca de soluciones a problemas complejos.

A su vez, tenemos una historia en la cual los derechos sociales se han construido con un aporte y rol fundamental de la sociedad civil, por lo cual, llama profundamente la atención porqué la convención ha definido restarnos de una tendencia mundial y además olvidar nuestra propia historia, y no fue un olvido, fue un rechazo.

Volvamos a normalizar el orden en los espacios públicos
Esta semana ha sido noticia en múltiples medios, y tema de conversación, el desalojo de los vendedores ambulantes del barrio Meiggs. Ha sido motivo de orgullo, de felicitaciones y de cierta forma nos ha impactado positivamente a todos.

Sin darnos cuenta hemos empezado a normalizar no sólo el mal uso y toma de los espacios públicos y la violencia, y ya poco nos llama la atención; por el contrario, nos impresiona y pasa a ser algo extraordinario cuando se busca reponer ese orden y recuperar esos espacios que nos pertenecen e a todos.

Volvamos a normalizar el orden y respeto por los espacios comunes, esa será la única forma real de construir la tan anhelada casa de todos.

Nos merecemos más que un 4
Cristóbal Bellolio planteó esta semana en una entrevista en Ex-Ante, que si la Constitución se sacaba un 4 él aprobaría. Nuestra historia republicana, como bien lo ha señalado Sol Serrano, nos debe llenar de orgullo. Hemos realizado un largo camino para llegar a donde estamos; y si bien estamos enfrascados en el presente, no hay que olvidar lo logrado en nuestros más de 200 años de historia.

Lo alcanzado en Chile, desde nuestra vida independiente nos debería llenar de orgullo, y si nos centramos en la historia presente, lo logrado los últimos 30 años más todavía.

Obviamente, y no es objetivo desconocer, tenemos grandes desafíos pendientes en temas relevantes como educación, vivienda, convivencia, medioambiente, cohesión social y tantos otros, pero por esta misma razón, por nuestra historia y los desafíos futuros nos merecemos mucho más que un 4. Tenemos la obligación por nuestra tradición e historia republicana de buscar una manera de terminar este proceso, aunque no sea el 4 de septiembre, con una nota que nos llene de orgullo.

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