Opinión
Pilar Goycoolea: "La inversión de US$ 300 millones para la reconstrucción es una gran oportunidad para fortalecer la economía local en los territorios afectados"
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Asumir soluciones habitacionales para mayor cohesión social
El Plan de Emergencia Habitacional busca entregar 260 mil viviendas en cuatro años para abordar una necesidad urgente que pone en riesgo la cohesión social. Aunque algunos críticos argumentan que solo se enfoca en la vivienda y no en la ciudad en su conjunto, el aprendizaje suficiente de los errores del pasado permite abordar este desafío de manera participativa, planificada y con un sentido de urgencia.
Un caso interesante es el Plan Borde Cerro Antofagasta, segunda ciudad con mayor déficit habitacional, el cual involucra a dirigentes de 14 barrios consolidados, 49 campamentos y distintos servicios públicos y privados. El Plan entrega compromisos no solo para nuevas soluciones habitacionales, sino también para mejorar los estándares urbanos de los espacios públicos, la movilidad, el acceso a áreas verdes, servicios, equipamientos y la mitigación de riesgos. Si quieres conocer más, inscríbete en el seminario online y presencial del próximo 9 de marzo en n9.cl/urbanismosocial.
Reconstrucción post incendios, ¿300 millones de dólares, un gasto o una inversión sostenible?
La inversión de US$ 300 millones de dólares para la reconstrucción post incendios es una gran oportunidad para fortalecer la economía local en los territorios afectados. Pero, hasta ahora, pese a contar con una política de Reducción de Riesgos 2020-2030 que lo considera, no se ha generado una estrategia decidida para recuperar los empleos perdidos, los proveedores y el comercio local. Es crucial que la inversión incorpore y priorice la economía local para que los resultados sean de mayor calidad y sostenibles.
Un ejemplo de por qué reactivar la economía local es crucial se puede ver en la experiencia de una pequeña panadería en una zona afectada por un desastre natural. Si la panadería es capaz de reabrir sus puertas, no solo podrá generar ingresos para su dueño y empleados, sino que también podrá proveer de pan fresco y otros productos a la comunidad local. De esta manera, se recuperará la lógica de abastecimiento cotidiano y local, fortaleciendo la economía y la cohesión social de la zona.
Es el momento -sería un pecado mortal desaprovechar la ventana de oportunidad-, para que, tanto el sector público y el sector privado tomen medidas para garantizar que la inversión llegue a la economía local.
Una forma concreta de hacerlo es considerar a la micro y pequeña empresa como proveedoras de servicios y productos necesarios no solo para la reconstrucción de viviendas e infraestructura, sino también para la canalización de bonos que puedan ser consumidos en los comercios de barrio. De esta manera, se logrará una reconstrucción que fortalezca la base y convierta el gasto en una inversión sostenible, integral y con mayor sentido.