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Opinión

Rodrigo Pérez de Arce: "Muchos de quienes hoy gobiernan atacaron con una dureza muchas veces destemplada a Carabineros"

Rodrigo Pérez de Arce: "Muchos de quienes hoy gobiernan atacaron con una dureza muchas veces destemplada a Carabineros"

El Subdirector de desarrollo del IES se refiere a los preocupantes datos que arrojó el catastro de campamento de Techo Chile, en cuanto a pobreza, tomas y mafias. El Abogado y Magíster en Sociología también apunta a la tensión de esta semana entre Carabineros y el gobierno, en medio de la crisis de seguridad que atraviesa el país.

Por: Rodrigo Pérez de Arce | Publicado: Sábado 18 de marzo de 2023 a las 21:00
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La frágil seguridad

La seguridad es hoy el tema central de nuestra vida social y de la opinión pública. El asesinato del cabo Alex Salazar (ahora suboficial mayor) y la reacción del general director de Carabineros hicieron resurgir una de las dimensiones del problema en la palestra: ¿qué herramientas tiene la institución para enfrentar esta escalada criminal?

Cabe separar la paja del trigo. Carabineros siempre ha contado con la potestad de usar la fuerza para repeler los delitos, lo que falta es crear las condiciones políticas para que está atribución no termine con el linchamiento público de quien la emplea de manera legítima.

Es lo que apuntaba con algo de amargura el senador José Miguel Insulza: los cuestionamientos al actuar policial en octubre de 2019 “fueron errores graves y estamos pagando sus consecuencias”. Lamentablemente, muchos de quienes hoy gobiernan y deben resolver el problema de seguridad atacaron con una dureza muchas veces destemplada a Carabineros.

Todo esto se cruza con otras agendas: los alegatos por los indultos presidenciales en el Tribunal Constitucional (donde se reveló que hay una petición en trámite que no ha sido resuelta) y algunos equívocos en el anteproyecto de ley que regula el uso de la fuerza. El tema seguirá dando que hablar.

Campamentos

Esta semana se conoció el catastro de campamentos de Techo Chile. Los resultados alarman: en dos años, los asentamientos de este tipo aumentaron en un 33,1%. El problema tiene varias aristas. Primero, muchas familias viven en condiciones poco idóneas, expuestos a situaciones de peligro y sin acceso a muchos servicios básicos.

Segundo, disminuye la certeza jurídica para los dueños de esos terrenos, expuestos a las tomas. En algunos casos, es posible detectar grupos altamente organizados que ocupan tierras, verdaderas mafias de la vivienda.

Tercero, se revela una problemática relación entre inmigración y campamentos en las comunas del norte de Chile, lo cual también incide en la escalada de la conflictividad social. Sumados, los conflictos en seguridad y vivienda generan una sensación de descontento difícil de soslayar. La inoperancia de la política para resolver estos y otros problemas nos expone a liderazgos disruptivos y posibles manifestaciones de enojo social.

Subsidiariedad, otra vez

En medio de este cuadro, la discusión constitucional sigue su curso. Hasta donde se ve, ha habido un buen ambiente en la Comisión de expertos y discusiones de nivel (sobre todo, en contraste con la fallida Convención). Un tema que ha ganado protagonismo es si subsidiariedad y Estado social son compatibles.

Ciertas voces de izquierda no han logrado demostrar con buenos argumentos esta supuesta exclusión. Investigaciones recientes muestran que son formas complementarias en nuestro país. Para quien quiera profundizar el tema, sugiero el libro El Estado subsidiario, de la intelectual francesa Chantal Delsol. No quedarán defraudados. 

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Los conspiranoicos piensan que no fue una inadvertencia brutal, sino un plan para que el Estado comprara la casa de Allende, pese a la prohibición Constitucional. Pero más bien parece un candidato perfecto para ejemplificar la navaja de Hanlon: nunca atribuyas a la maldad lo que se explica adecuadamente por la estupidez.

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Pepe (Donoso) tiene que haber sonreído socarronamente cuando se enteró de que el Gobierno anunció que había comprado las casas de Aylwin y Allende a sus parientes para transformarlas en museos que alberguen sus recuerdos y legados. La decisión no deja de ser curiosa.

La columna de J.J.Jinks: Príncipes y princesas

Nadie, por supuesto, pretende que el gobierno siga los dictámenes de la Iglesia católica, pero reconocer en el otro a un contradictor que representa la voz de una parte relevante de la sociedad chilena es un mínimo que se le puede exigir a una ministra de Estado.

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