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Opinión

Tomás Leighton: "El proceso constituyente enfrenta un peligro que debe ser rechazado transversalmente: la ola de noticias falsas"

Tomás Leighton: "El proceso constituyente enfrenta un peligro que debe ser rechazado transversalmente: la ola de noticias falsas"

El candidato al Magister en Global Communication and Politics de la Universidad de Erfurt e Investigador Asociado de Rumbo Colectivo, se refiere al manejo de la información en redes sociales y medios de comunicación.

Por: Tomás Leighton | Publicado: Sábado 21 de mayo de 2022 a las 21:00
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Comienza la etapa final del proceso constituyente
La noticia más importante de la semana fue la publicación del borrador de la nueva Constitución que abre la etapa final del proceso constituyente antes del plebiscito de septiembre.

Con ello, han aparecido los primeros balances e ideas de campaña. Mientras la estrategia del Rechazo busca hacer que la conversación se trate de la incertidumbre que conlleva realizar cambios políticos, el Apruebo necesita comunicar que la nueva Constitución es una oportunidad para que las leyes reflejen principios que nos unen como chilenos y chilenas.

Más allá de las legitimas diferencias, el proceso constituyente enfrenta un peligro que debe ser rechazado transversalmente: la ola de noticias falsas sobre la Convención Constitucional.

El panfleto de Kaiser
El mismo día del tweet de Felipe Kast, El Mercurio publicó una Carta al Director del economista Axel Kaiser donde enlista 21 aseveraciones que resumirían el borrador de la nueva Constitución. Sin embargo, como consigna el análisis de Mega, 11 de ellas son falsas y al menos 6 son imprecisas.

Por ejemplo, dice Kaiser que se acabaría la “protección efectiva al derecho de propiedad en todas sus formas” pero el texto señala explícitamente que “toda persona, natural o jurídica, tiene derecho de propiedad en todas sus especies y sobre toda clase de bienes, salvo aquellos que la naturaleza ha hecho comunes a todas las personas y los que la Constitución o la ley declaren inapropiables”.

El señor Kaiser tiene derecho a emitir su opinión en el formato que quiera, pero en una democracia las consecuencias de publicar panfletos con falsedades deberían ser contempladas por los medios de comunicación.

Mentiras, conspiraciones y violencia
Esta semana el mundo volvió a consternarse por otro ataque racista en Estados Unidos. Diez personas, en su gran mayoría afrodescendientes, fueron asesinadas por un ciudadano estadounidense blanco en Búfalo (Nueva York). La policía local describió el hecho como un “crimen de odio y un caso de violencia de extremismo racista”, catalogando al autor como un supremacista blanco motivado por conspiraciones de internet.

El hecho es parte de una ola de terrorismo protagonizado por extremistas de ultraderecha de ese país. Según lo difundido por el New York Times, de los 450 asesinatos cometidos por extremistas en la última década, el 75% fueron perpetrados por ultraderechistas.

Hablando de mentiras en política, una de las cosas que ha trascendido sobre esta matanza racista es la adhesión del asesino a una conspiración en particular: la “teoría del gran remplazo”, según la cual la población blanca estaría siendo sustituida intencionalmente a través de la inmigración. Tamaño disparate fue amplificado masivamente por la cadena de noticias Fox News, en boca del presentador Tucker Carlson, quien desde 2017 se refirió al asunto en más de 400 ocasiones.

En el intento de comprender las causas del auge de este tipo de mentiras, el politólogo Cas Mudde va más allá y repara en el hecho de cómo sus detractores también alimentan la exposición de las conspiraciones al hablar obsesivamente de ellas y explicar sus detalles a la opinión pública. En un hilo de Twitter, el estudioso advierte que hace 30 años todo el mundo hablaba sobre la amenaza de la ultraderecha, pero nadie hablaba públicamente con ellos porque no tenían representación institucional. Hoy el debate ha cambiado, sus defensores están en posiciones de poder y son incluidos en los debates televisivos. ¿Qué pasó entremedio? Según Mudde es el efecto de innumerables intervenciones públicas intentando explicar estas “teorías” y discutiendo sus “méritos”. El carácter de “teoría” que se le otorga a la conspiración le entrega validez ante el público no especializado, aun cuando sus críticos señalen que no estarían “probadas” (el mero uso de esa palabra induce la duda: ¿se puede probar?). Mudde defiende la libertad de expresión, pero aclara que ésta significa que el Estado no debe impedirte o castigarte por hablar (como dijo el presidente Boric esta semana), y no que todo el mundo merezca un artículo de opinión o una vocería en los medios de comunicación más relevantes.

Los tuits de Felipe Kast
Una muestra de la campaña de información falsa que afecta el proceso constituyente fue la publicación que hizo Felipe Kast de un video intervenido donde Nicolás Maduro comenta el borrador de la nueva Constitución.

En las imágenes se podía ver al presidente de Venezuela felicitando a Chile con el logo del nuevo borrador de fondo, pero en realidad se trataba de declaraciones emitidas el 2020. Cuando los usuarios le hicieron notar a Kast la falsedad de la información, su primera reacción fue señalar que Maduro llevaba años diciendo lo mismo y solo borró la publicación después de algunas horas.

Esta no es la primera vez que el parlamentario difunde mentiras. Dos días después del asesinato de Catrillanca en 2019, aseguró haber visto imágenes de un duro intercambio de disparos entre Carabineros y el comunero mapuche. Sin embargo, el video incautado por la Fiscalía a cargo del caso descartó rápidamente un enfrentamiento. Hoy como ayer, sus disculpas posteriores no repararon el daño causado.

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