Personaje
Carlos Correa: “La oposición ya terminó con la familia Allende... Pero no se va a quedar tranquila: irá por el Presidente”

Carlos Correa: “La oposición ya terminó con la familia Allende... Pero no se va a quedar tranquila: irá por el Presidente”
Carlos Correa, ingeniero civil reconvertido en analista político, acaba de publicar su primer libro, donde desmenuza las causas que -a su juicio- explican la degradación del sistema político chileno. A su estilo, no se salva nadie: critica con fuerza al Frente Amplio, al socialismo democrático y a la derecha. Aunque no milita, mantiene cercanía con la centroizquierda.
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Carlos Correa Bau habla rápido, con frases cortas, casi apuradas. El libro que acaba de publicar, Error en el sistema: las causas del desastre actual de la política chilena (Ariel, 2025), mantiene ese tono directo. Sus 18 capítulos se leen en pocas horas. “Son historias que todos conocemos”, dice el ingeniero industrial, hoy consultor, analista político y, últimamente, escritor, mientras se sienta en una sala de reuniones de la oficina que dirige: la consultora Qualiz.
Terminó de escribir en febrero, frente al mar en Puerto Rico. “Me decidí a tomar unas vacaciones largas, perdido. En un lugar donde no hubiera posibilidad de que me interrumpieran”, reconoce. Pasaba los días en la playa, recorría los barrios donde crecieron varios reggaetoneros -incluida La Perla, en Santurce- y, por las tardes, se instalaba en bares a escribir.
El objetivo del libro, explica Correa, es mostrar cuánto y cómo ha cambiado la política chilena desde el fin del sistema binominal. “El cambio del sistema no mejoró la política en Chile. La empeoró. No sé qué hubiese pasado si hubiese seguido el binominal. Creo que habría tenido crisis de otro tipo”, reflexiona.
“Lo que ocurrió con el cambio de sistema es que sinceró la profundidad que tenía. La crisis es tan profunda que hay que remitirse a los años ‘70 para poder comparar: tiene que ver con una clase política degradada, con partidos que no tienen poder, con el surgimiento del populismo”.
A su juicio, ninguno de esos elementos ha sido recogido por el sistema político. “Nuestras decisiones políticas son débiles. Un ejemplo: en Estados Unidos, Donald Trump surgió dentro del Partido Republicano. Acá, los jóvenes de la marcha no entraron al Partido Socialista, sino que crearon una fuerza nueva: el Frente Amplio. Su principal objetivo era ‘pitiarse’ a los socialistas y comunistas. Ahora el PS y el PC son satélites del Frente Amplio”.
Todo eso, dice Correa, no se soluciona con un cambio de sistema, sino con un reseteo completo. Ahí está la idea detrás del título del libro. “Es como cuando el computador falla y sale ‘error del sistema’. No sabes qué está pasando dentro, pero hay algo que no funciona bien. Entonces dices: ‘Bueno, cambiemos el computador’, pero tampoco funciona. Lo intentas reparar y sigue fallando”.
El libro, que se presentará a mediados de abril, recoge algunos de los hitos clave en la historia política reciente: el movimiento estudiantil de 2011, el fin del sistema binominal, el caso Caval -que Correa vivió en primera persona como subdirector de la Secom durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet-, el estallido social, los dos procesos constitucionales fallidos y un diagnóstico agudo sobre la actual fauna política, con foco en la derecha.
Antes de publicarlo, habló con decenas de personas de todo el espectro. A varios -exministros, candidatos, subsecretarios, alcaldes, parlamentarios y analistas- les agradeció en la introducción: desde Alberto Mayol hasta Isabel Plá, y de Gonzalo Winter a José Antonio Kast. Al candidato republicano, incluso, le dedicó unas palabras extra: “Conservo como tesoro el libro que me regaló con la dedicatoria ‘a Carlos Correa, un verdadero socialista’”.
Para Correa, tres rasgos caracterizan a la política chilena de los últimos años. Primero, el desinterés: a la mayoría de la gente no le importa la política. Segundo, una desconfianza transversal hacia todas las fuerzas. Y tercero, un tono del debate que, a su juicio, se ha degradado: “La política chilena se ha puesto pachanguera. Está poco sobria. Acá lo que hay es rasquerío. Se ha puesto carnavalesca”.
- ¿Por ejemplo, por los dichos del Presidente esta semana luego de los aranceles a Trump?
- La verdad es que no habría tenido ningún impacto en una decisión que ya tenía tomada Trump. La mejor evidencia de ello es que a Bukele y Milei, que han llegado a niveles ya casi indignos de alabanza a Trump, también los castigaron con 10%. Por tanto, lo que diga el presidente Boric al respecto da lo mismo. Lo que sí es curioso es que la mejor protección que tiene Chile contra la guerra arancelaria es el multilateralismo, y sobre todo el TPP-11 que tanto criticó el Frente Amplio. El TPP-11, y será muy bonita esa frase cuando el Presidente la diga, es la verdadera protección de Chile ante el golpe arancelario de Trump.
“Se achicaron los pantalones”
Correa, que como recuerda la solapa de su libro, en su época de ingeniero se dedicaba a calcular tarifas de agua potable, precios de tuberías e instalaciones de tratamiento de aguas servidas, no esconde su sensibilidad de centroizquierda. Además de trabajar en el segundo gobierno de Bachelet, tiene redes amplias en el socialismo democrático y, más recientemente, lideró la campaña del En Contra en el segundo plebiscito constitucional. Aun así, es crítico de la izquierda chilena. Tanto de la más moderada como de la más ultra.
Con el Frente Amplio, Correa es especialmente duro. En el sexto capítulo del libro describe la historia de este conglomerado como una mezcla de “ambición, tensiones y aprendizaje político”. Sostiene que Boric y Jackson “fueron educados para la rebelión” y los define como el producto de “quienes fueron desplazados durante la Concertación”.
- ¿Cómo evalúas la transición de esa generación que estuvo en las calles y que hoy está en La Moneda?
- Se instaló que ellos venían a cambiar la política. De hecho, era lo que ellos decían. Y no cambiaron la política, la empeoraron. Con la derecha pasa lo mismo con Kast y Kaiser.
Correa vuelve al Frente Amplio, sin matices: “Para mí son unos personajes raros. Yo creo que dan para cuatro o cinco libros”.
- ¿Por qué?
- Evidentemente el Frente Amplio tuvo una derrota. El plebiscito los golpeó de tal manera que los desfiguró por completo. Y hoy es una cosa irreconocible. O sea, el gobierno de Boric es mucho más amarillo que el gobierno ya no de Bachelet, sino que de Lagos. La reforma de pensiones que el Gobierno celebró es mucho más amarilla que la propuesta de Piñera. Está a la derecha de la propuesta de Piñera. Ellos se terminaron creyendo su propia conversión, a diferencia de los viejos Concerta, que cacharon que se la tenían que comer nomás. Esa es una particularidad enorme que tiene el Frente Amplio.
- Y ahora los critican porque esta fuerza que prometía renovación, tiene problemas para encontrar nuevos liderazgos y candidatos…
- Es increíble. Son una especie de fuerza estancada en un rango de edad. Mira a los socialistas o a los comunistas: tienen viejos, tienen gente de mediana edad, tienen juventud. Hay una JS activa. Incluso existe la juventud DC, que son cuatro gatos, pero ahí están. En cambio, el Frente Amplio tiene pocos viejos, y lo más llamativo: si vas a la universidad, no están. No tienen juventud. No existe la juventud del Frente Amplio.
Y agrega: “Quedaron como un fenómeno estancado en el tiempo. Y a medida que envejezcan, van a ir siendo eso. Es rarísimo. En la historia de Chile no ha habido algo así. Porque otros movimientos que fueron revolucionarios -la Falange Nacional en su momento, la UDI después- tenían una proyección a futuro”.
- ¿Cuál es tu opinión sobre la centroizquierda? Porque se dice que Carolina Tohá puede tener un techo y que podría volver a ganar una primaria un candidato de izquierda más dura.
- La primaria la puede ganar cualquiera que participe. Podría ganar Winter, Jara o Marco Enríquez, si lo invitan. Y tendrían que apoyarlo. Y ese es un problema del socialismo democrático. Eso ocurre cuando el PS y el PPD decidieron ser vagón de cola del Frente Amplio. Eso en España no pasó. Siempre se busca al modelo español porque es parecido, pero el PSOE nunca le aguantó todo a Podemos. El socialismo democrático aguantó que los humillara el FA esa noche famosa en el Servel y no hicieron primarias, cuando deberían haber hecho una y haberle competido. Después, entraron al gobierno en masa. El PS fue un partido que sacó una muy buena bancada en los convencionales y fueron intrascendentes. Bailaron al ritmo de Stingo, de Fernando Atria. El PPD, lo mismo. Incluso, se empezaron a vestir como frenteamplistas. Se achicaron los pantalones, empezaron a sacar la ropa que se ponían para la Blondie cuando eran jóvenes.
- ¿Y el Partido Comunista? Puede haber dos formas de mirarlo: el profundo quiebre que quedó en evidencia desde los chats de Cariola-Hassler. Pero, al mismo tiempo, es un partido muy exitoso en términos electorales, en comparación con otros PC en el mundo.
- El PC chileno históricamente ha sido un partido parlamentario. Es un partido que decidió, de Luis Emilio Recabarren en adelante, dar la pelea en el Congreso. El PC decidió irse en la dura en la época de la dictadura y no tomar el camino institucional. Y ese error le costó mucho tiempo de aislamiento. El mérito de Guillermo Teillier es haber roto eso. Lograron un buen pacto por omisión en Bachelet 1, fueron parte del gobierno de Bachelet 2, se metieron al gobierno de Boric. El PC tiene dos integrantes en el comité político, tiene a la ministra mejor valorada, que es la cabeza de la reforma de pensiones. El PC ha sabido entender mejor la calle y ser más consistente. No han tenido que bailar un ritmo Frente Amplio. Como dijo Daniel Núñez: “Nosotros tenemos los dos pies en la calle”. No sé cómo se las arreglarán después de la muerte de Teillier. Es un daño complejo. En el panteón ellos tienen a Gladys Marín, a Recabarren, pero la historia va a reconocer a Teillier como el gran armador del nuevo PC, el que lo sacó de la oscuridad y lo volvió a convertir en una fuerza gravitante. ¡Jeannette Jara podría ganar la primaria!
- ¿Y Winter?
- Me parece que es un buen nombre. Es el mejor nombre que podían disponer. Pasó de ser un diputado que salió arrastrado por Jackson a arrastrar él a dos diputados más, lo cual habla muy bien del crecimiento electoral que tiene. Pero quizás el Frente Amplio debió postergar unos días la designación, dado que ayer ocurrió lo del Tribunal Constitucional que decretó el cese del cargo de la senadora Isabel Allende, y eso es uno de los días más negros para el oficialismo.
Sobre la decisión del TC, Correa ahonda: “Es de los momentos más duros para el Gobierno y no sé si lo han notado. Es una derrota mayor. Las relaciones internas van a quedar muy dañadas para el PS. En un año electoral es una una herida difícil de sanar. La oposición evidentemente ya terminó con la familia Allende. Logró que saliera la ministra y la senadora. Pero no se va a quedar tranquila: va a ir por el Presidente, porque hay que recordar que la abogada de la familia dijo en una entrevista con La Tercera que el origen de la compraventa estaba en La Moneda.
“Matthei tiene la primera opción”
- ¿Estás metido en alguna campaña presidecial?
- Por ahora no. Capaz que después sí, pero por ahora no.
Correa dice que tiene amigos políticos de todos los colores. “Milité largo tiempo en la JS, en mi época universitaria en Beauchef. Soy contemporáneo con los de mi generación: Álvaro Elizalde, Marco Enríquez, Pablo Veloso, Danilo Núñez. Los conozco a todos. Yo me crié en el exilio con la Maya (Fernández). Pero también he conocido en mi vida profesional a políticos del otro lado. Está Pablo Zalaquett, hablo mucho con Claudio Alvarado, que es un tipo brillante. Pablo Matamoros, el profesor Marcos Moreno. También con Paulina Vodanovic, la Natalia (Piergentili). Conozco a la Carolina (Tohá) bastante. Antes conversaba más. Me tocó trabajar con ella. Tengo muy buena opinión: es una mujer muy inteligente. Sería una excelente diputada por el distrito 10”.
- ¿Y cómo miras a la derecha? Le ha costado ponerse de acuerdo, hoy tiene tres candidatos muy competitivos…
- Hay dos personas, una de izquierda y una de derecha, que podrían haber ordenado la cancha. Eran tipos que se siente que no están: Teillier y Sebastián Piñera. Esto que pasó en la mesa del Senado, no sé si con Piñera habría pasado. Piñera le hubiera pegado una llamada a Ossandón. El desorden de Chile Vamos es mayor. Y el problema es que es probable que ganen. Y bueno, ¿con quién van a gobernar? Los republicanos van a apostar por el Congreso y van a ser una bancada fuerte, que va a tender a tensionar a Evelyn Matthei hacia la derecha. Pero si la tensionan mucho, el país se vuelve ingobernable. Chile Vamos cometió un grave error cuando le aguantó a los republicanos que escribieran su propia Constitución. El mismo error que cometieron los socialistas con el Frente Amplio, lo cometió Chile Vamos. Tienen, eso sí -a diferencia del socialismo- una figura bien valorada, que es Matthei, que sigue teniendo la primera opción para ser presidenta de Chile.
- Hay quienes piensan que esta elección se va a definir no por los candidatos, sino por lo que ocurra en el plano de la seguridad. Si ocurren más asesinatos como el de Graneros o de Lampa, eso eventualmente podría ungir la ya popular figura de Johannes Kaiser.
- De repente el Gobierno no se da cuenta de lo que se juega en seguridad. La seguridad ciudadana y los temores van a configurar el escenario. Las personas necesitan certezas. Eso lo han dicho todos los analistas, politólogos y similares. Pero las certezas no son abstractas, son mucho más concretas: yo no quiero estar en medio de un baleo; no quiero estar en el campo y que me vengan a asaltar; no quiero que, en un portonazo, me roben el auto y me maten; no quiero que en el colegio de mis hijos haya armas. Y ante cosas de ese tipo, que generan temores mayores, y cuando sienten que los políticos tradicionales no están dispuestos a ofrecer certezas, la gente va al más parecido a Bukele.
- ¿Y tú crees que eventualmente una figura como Kaiser tenga el nivel de votos para ganar? Porque hace un año ganó el En Contra en el segundo plebiscito constitucional.
- Está sujeto a la contingencia de lo que puede pasar. Hoy Evelyn Matthei tiene la primera opción, pero tiene la primera opción porque Kaiser y Kast están divididos. Si uno dice que va a pelear al Senado, la elección se pone muy competitiva. También podrían pasar dos de derecha. Algunos creen que la izquierda tiene un 30%, pero eso no es muy así. Con el voto obligatorio hay un 40% de gente que es muy móvil, que se mueve de allá para acá.