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Chilena sub 30 aterriza en México con fondo de Venture Capital
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La oferta le llegó por Get on Board, una plataforma de reclutamiento enfocado exclusivamente en el talento digital. La descripción de la oferta no era tan específica, sólo decía que Fen Ventures -fondo de venture capital que invierte en empresas tecnológicas en etapa temprana- buscaba a una persona que se dedicara a encontrar nuevas compañías tecnológicas, así como seguimiento de portafolios.
Andrea Aravena entonces tenía 26. Hace un año había llegado de Londres, tras hacer un máster en innovación, emprendimiento y managament en el Imperial College, una de las instituciones más reconocidas de Inglaterra en términos de innovación y emprendimiento. De hecho, era la única latinoamericana -y becada- de su curso.
“Mis 90 compañeros venían de todas partes del mundo y de carreras tan diversas como aeronáutica o psicología, por lo que había un mix cultural y académico tremendamente nutritivo”. Las soluciones a las que llegaban cuando trabajan en grupo, las charlas de empresarios exitosos y otros que habían fracasado y las discusiones que se daban la hizo darse cuenta de que los verdaderos emprendedores pensaban sin límites. Fue ahí también donde hizo el link con el mundo del venture capital.
“Un emprendedor lleva impreso la ambición y está dispuesto a correr riesgo porque confía que su solución es la mejor y que tiene posibilidad de escalar”, dice. Por eso, cuando llegó a Chile lo hizo con la idea de aportar de manera transversal en el ecosistema emprendedor. Pero no sabía dónde ni quién lo lideraba en Chile. La única referencia que tenía la joven era lo que hacía Corfo en sus planes de apoyo con capitales y fondos para nuevos talentos.
Por eso, cuando vio la oferta de Fen Ventures, dijo: “¡Esta es la mía!” Y les mandó un mail.
Contratación de riesgo
Al día siguiente de haber mandado su curriculum, Cristóbal Silva socio fundador de Fen Ventures la citó en las oficinas que la firma tiene en el barrio El Golf. Era febrero de 2019 y recuerda que hacía mucho calor.
“En 5 minutos me contó que su firma era un fondo de venture capital que invierte en empresas tecnológicas de etapa temprana, con potencial de escalamiento y que además de rentabilidad financiera generaba impacto social y ambiental positivos en el sentido de que se preocupaban de que hubiera un porcentaje importante de mujeres en altos cargos y que tenían impacto en la contratación laboral”. Le explicó también que el fondo lo había credo en 2016 junto a su socio Ricardo Levy en una asociación con Activa, el brazo de inversión alternativa de LarrainVial liderado por Tomás Délano.
Al día siguiente se reunieron en un café y la propuesta de Délano fue: “Te puede parecer arriesgado pero mañana tenemos el asado anual de los inversionistas y emprendedores del fondo en la casa de Ricardo y nos gustaría que fueras”. Nuevamente la respuesta de la joven fue un sí, pero con un alcance: “Tengo un solo problema, soy vegana”. Los tres se miraron y le garantizaron que habría verduras asadas para ella.
Andrea participó de la reunión sin una oferta formal en la mesa, pero lo que vio ese día le hizo sentido. “Aquí se piensa sin límites”, pensó. Y le gustó.
En abril de 2019 se integró a Fen Ventures como asociada senior a cargo de buscar emprendimientos para invertir, fortaleciendo las redes en el ecosistema, con inversionistas ángeles, emprendedores, incubadoras, aceleradoras y otros fondos de inversión, además de acompañar a las 18 compañías que tiene su portafolio entre ellas Colektia, Fintual, Houm, Poliglota, Agendapro, Praxis y Destacame.
“Me contrataron asumiendo todo el riesgo, como hacen los fondos con un emprendedor”, así resume Andrea el proceso de reclutamiento que hoy -dos años después de la primera entrevista- la tienen como socia y la única mujer en abrir primer fondo de Venture Capital chileno con operación internacional que apunta a un tamaño de US$ 60 millones, una apuesta ambiciosa pero que les permitirá lograr su objetivo.
Del sur al mundo
Andrea nació en Punta Arenas y desde niña supo que cuando cumpliera 18 tendría que partir. El año 2010 ingresó al programa de doble titulación que ofrecía Universidad Adolfo Ibañez de Viña del Mar donde podría sacar en paralelo Ingeniera Civil Industrial y Bioingeniería. Su padre doctor y su madre enfermera le transmitieron el interés por encontrar soluciones a problemas del día a día.
Recién egresada, trabajó entre 2016 y 2017 en el área de innovación de Codelco: primero en torno a nuevos usos del cobre y luego a nivel más corporativo. Fue ahí donde decidió especializarse y postuló al Máster en Innovación, Emprendimiento y Management en el Imperial College en Londres. En 2018 volvió a Chile y trabajó en Anastasia, una compañía de Inteligencia Artificial a cargo de una cartera de proyectos de innovación relacionados al mundo de retail.
La internacionalización
Fen significa semilla en mapudungun. Por eso, la apuesta de la compañía es de invertir en emprendimientos tecnológicos en etapa temprana y que tengan como característica su capacidad de escalar rápido. “Tenemos compañías que en un año han crecido 3 veces”, dice la ingeniera.
Según el informe Open for Business-Covid19: 2020 Investments in Latin America, realizado por el área de estudios de ALLVP, fondo de venture capital mexicano de Federico Antoni, Fernando Lelo de Larrea y la chilena Antonia Rojas, Fen Ventures es uno de los fondos más activos en todo Latinoamérica. Hoy día el 90% de las compañías en que invierte tiene ventas y oficinas en otros países de Latinoamérica y EE.UU. y dan trabajo a más de 900 personas en la región. “Esto es una huella tangible de cómo empresas de rápido crecimiento apoyados por los inversionistas correctos pueden llegar a impactar de manera profunda en la sociedad”, señala Andrea.
El segundo semestre del 2020 se empezó a pensar en la idea de internacionalizar un nuevo fondo, porque la mayoría de las compañías del portafolio tienen operaciones en otros países. Y con el fin de seguir apoyándolas y fortalecer la red es que Fen Ventures está en estos momentos en proceso de levantamiento de su nuevo vehículo de inversión de US$ 60 millones de dólares -con base en Canadá- y la apertura de operaciones con dos oficinas en México y Estados Unidos. La primera a cargo de Andrea desde Ciudad de México y la segunda de Cristóbal Silva probablemente en Miami.
Arribo a México
Hace una semana Andrea Aravena llegó de Ciudad de México donde estuvo un mes. Arrendó el departamento donde se instalará “sin fecha de vuelta”.
En la capital mexicana se reunió con representantes de fondos de venture capital e inversionistas que ya han mostrado interés en ser parte de la propuesta chilena de levantar capital. Al llegar entró al grupo de WhatsApp “Women Tech Inverters México”, un chat donde participan mujeres relacionadas a las inversiones tecnológicas y donde comparten papers, recomendaciones para invertir y contactos de emprendedores e inversionistas ángeles. “Noté una muy buena disposición a compartir experiencias y visiones, lo que me deja entusiasmada que la meta la vamos a lograr”, dice.
El fondo va a invertir en un portafolio esperado de entre 20 a 25 firmas desde US$ 500 mil hasta US$ 3 millones por compañía, buscando acompañar a los emprendedores en más de una ronda de financiamiento.
Hasta la fecha llevan un tercio del capital y esperan cerrar la primera ronda -equivalente a un tercio de la meta- los primeros días de abril. El último cierre lo pronostican para el segundo semestre de este año. Una vez conseguido esto, la tarea de Andrea será reclutar a los emprendedores y empezar a invertir. Lo que venga a continuación es solo seguir creciendo. “Esto no tiene fecha de vencimiento. No tiene límites para mí”.