Personaje
Emiko Sepúlveda, la scout chilena de la COP 28
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En una tarde de inicios de junio Emiko Sepúlveda, 31 años, recibió un WhatsApp de un número extranjero. “Hola Emiko, te escribo para saber si vas a confirmar tu participación en el programa. Te mandamos un correo y no lo has contestado”, decía el texto.
El remitente era uno de los encargados del International Youth Climate Delegate Program, una instancia que selecciona a 100 jóvenes de todo el mundo para que participen como delegados para la COP 28, que este año se desarrollará en Dubái, Emiratos Árabes Unidos.
“Me metí al mail y no tenía nada, en spam tampoco y la carpeta del borrador estaba vacía. Le respondí que no tenía ningún mail. Entonces me lo reenviaron: había quedado seleccionada”, recuerda la ingeniera en recursos naturales de la Universidad de Chile, quien actualmente ejerce como coordinadora de la Conferencia Nacional de las Juventudes sobre Cambio Climático, LCOY Chile.
Ese mismo mes Sepúlveda ingresó al grupo internacional que participará de la Global Conference of Youth, la mayor y más importante cumbre juvenil relacionada con los procesos multilaterales de la ONU sobre el clima.
Luego, a partir del 30 de noviembre, estará en la COP 28, donde negociará con empresas y países para instalar su agenda. Para eso, Sepúlveda y los otros 99 delegados ya se prepararon: hace dos semanas terminaron un intenso curso con profesores de la Universidad de Harvard para entender cómo funcionan los procesos de debate en el evento climático.
El principal objetivo de la COP 28, dice Sepúlveda, será el “global stocktake”, es decir, el balance mundial de los compromisos que los países definieron para mitigar el cambio climático. “Ahí vamos a saber cómo estamos avanzando con las metas que cada nación se puso”, adelanta.
Scout, capa de ozono e HidroAysén
A los 9 años Emiko Sepúlveda Mabe -bisnieta de inmigrantes japoneses que llegaron a Sudamérica en la Primera Guerra Mundial- ingresó a scout. Esa experiencia, recuerda, fue el primer acercamiento a su posterior activismo medioambiental.
“Me gustaba el contacto con la naturaleza, el poder sobrevivir sola con una carpa, cocinillas y amarres. Hasta el día de hoy lo hago: agarro mi mochila y me voy sola o acompañada”, explica. Cinco años después le tocó presentar en su colegio sobre la atmósfera y el efecto invernadero.
“Empecé a entender los problemas científicos detrás de nuestro acercamiento con la naturaleza. También comencé a cuestionar cosas y tomé consciencia de la capa de ozono, porque en esa época estaba la campaña de no usar aerosoles”. Luego, en 2011, cuando entró a la universidad, protestó en contra de HidroAysén. Así, dice, fue fraguando su activismo medioambiental.
En la universidad se empapó de conceptos sobre el cambio climático, recursos naturales y sostenibilidad. Al salir, entre 2015 y 2019, trabajó en Adapt-Chile, una ONG que promovía la gestión de la acción climática. Al año siguiente recibió un llamado del ministerio de Medio Ambiente, en ese momento comandado por Carolina Schmidt, para participar de la Unidad de Adaptación de la División de Cambio Climático.
Ahí estuvo dos años, hasta que cambió el gobierno. Al salir, entró como voluntaria a LCOY Chile, la Conferencia Nacional de Juventudes sobre Cambio Climático. Se ganó la confianza de los miembros y a finales de año fue elegida como coordinadora nacional junto a Bastián Barría.
“Es legítimo preguntarse si la COP funciona”
La COP 28 no se desarrollará en un ambiente ideal: primero, sólo a 2 mil kilómetros de Dubái está la Franja de Gaza, el epicentro de la cruda guerra entre Hamás e Israel. Y segundo, la demanda por combustibles fósiles está en niveles récord y nada parece frenar esta tendencia hasta 2030. Un dato: en 2022 las emisiones de CO2 del sector energético marcaron un récord histórico al alcanzar los 37.000 millones de toneladas, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Sobre esto, Sepúlveda es tajante. Dice que será cada vez más difícil llegar a la meta de los 1,5 grados que se acordó en el Acuerdo de París y que todo indica que se superará esa cifra para 2050 (actualmente la temperatura media de la Tierra ha aumentado 1,2º desde la Revolución Industrial).
También han existido críticas a las Naciones Unidas por designar a los Emiratos Árabes Unidos, el sexto exportador de petróleo del mundo, como organizador de la COP 28. Sin ir más lejos, el presidente de la cumbre es el Sultán Al Jaber, CEO de la petrolera estatal de Abu Dhabi.
“Después de casi 30 años (de cumbres), si no hemos podido concretar la solución de un problema como lo hicimos con la capa de ozono en el Protocolo de Montreal, es legítimo preguntarse si la COP funciona. Y es súper legítimo tener desesperanza y no creerle al proceso. Entonces algo pasa ahí. Y si algo está ocurriendo, yo tampoco le tendría tanta fe a la COP en general, pero sí es necesaria. Y como digo siempre, hay que ocupar todos los espacios, porque estés o no estés, la COP se hará igual. Es el único espacio multilateral que logra congregar a casi 200 países. Son 197 partes que negocian y tienen que llegar a consensos”, dice Sepúlveda.
Y agrega: “Más allá de lo que pueda pensar personalmente sobre el modelo económico, a las empresas que parecen países (en términos de influencia) igual los tienes que sentar a conversar. Sí, es curioso que un país petrolero esté haciendo la COP. Por supuesto que sí. Pero si no sientas a los tipos que están explotando el crudo del mundo a conversar, a tomar acuerdos, a hacerse responsables, ¿qué esperas? ¿Qué sigan explotando los recursos naturales mientras estamos todos aquí reclamando hasta que de la noche a la mañana se pongan la mano en el corazón y digan ‘ya, dejaré de ganar dinero con esta industria contaminante?”’.
“Me voy a morir activando esto”
Uno de los principales objetivos de Sepúlveda en la COP es potenciar las tareas de adaptación. “Los países menos desarrollados están cansados de que la discusión sea tanto sobre emisiones y no se avance lo suficiente en temas de adaptación. Ya no cortamos la causa del problema, que son las emisiones de CO2. Igual hay que seguir peleando, porque si no la situación seguirá siendo peor. Pero los impactos del cambio climático están ocurriendo hoy”.
- Llevamos casi 30 COPs y seguimos aumentando las emisiones. ¿Por qué eso sigue ocurriendo?
- Siendo súper honesta, los responsables no tienen la sensatez suficiente para sacrificar lo que hay que sacrificar para cambiar esta situación. No tiene que ver con que no somos capaces, con que no existe la tecnología. La ciencia ya lo ha dicho, ya lo tiene registrado. Los tomadores de decisiones lo saben. Si miramos para atrás, las empresas petroleras hace como 40 años ya sabían que esto era real y lo ocultaron descaradamente.
Emiko Sepúlveda reflexiona: “La historia de la humanidad nos ha enseñado que estamos permanentemente en crisis por distintas razones. ¿Y por qué no nos hemos ido definitivamente a la cresta? Porque hay gente que está haciendo cosas. Y para mí eso es muy importante. Yo me voy a morir activando esto, lo tengo muy claro. Y ojalá el día que eso suceda digamos que estamos en camino para disminuir las emisiones, para restaurar la naturaleza, para renaturalizar nuestra vida”.
- ¿Y por quién lo haces?
- Por todos.