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Personaje

Ismaela Magliotto: “Ser activista climática y no ser feminista es casi una incoherencia”

Ismaela Magliotto: “Ser activista climática y no ser feminista es casi una incoherencia”

Participó en la COP 26 y este año lideró la Segunda Conferencia Nacional de la Juventud por el Cambio Climático (LCOY2 Chile). Hoy, los ojos de Magliotto están puestos en la carrera por ser la próxima “joven negociadora” para la COP 27, que este año tendrá lugar en Egipto.

Por: Carla Salinas y María José López | Publicado: Sábado 20 de agosto de 2022 a las 21:00
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Ahora vive en Curauma, pero creció hasta los 17 años en Quilpué. Ismaela Magliotto (25) recuerda que cuando era niña, y como en ese tiempo la ciudad no estaba tan poblada, su mamá la llevaba a jugar y pasear por los cerros y arroyos del sector.

“Siempre tuve esa conexión con la naturaleza”, asevera. Se tituló en enero de Ingeniera Civil Ambiental en la Universidad Técnica Federico Santa María (USM) y ya lleva tres años participando en distintas organizaciones que se dedican a educar y levantar propuestas en materia medioambiental. Desde hace cinco meses trabaja en Sustrend, consultora especialista en economía circular y desarrollo sustentable.

Del 11 al 13 de este mes, Ismaela fue coordinadora general de la Segunda Conferencia Nacional de la Juventud por el Cambio Climático (LCOY2), iniciativa que forma parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. En ella, un grupo de jóvenes -de 15 a 32 años- elaboraron una declaración que representa la visión de las juventudes chilenas y que será presentada en la COP 27 de este año, que se realizará en Sharm El-Sheikh, Egipto.
 

Una scout en la COP 26

El interés de Magliotto por el medioambiente se dio, según dice, porque fue parte del grupo de scouts de su colegio desde los 9 años hasta los 20. “Aprendí mucho sobre el tema de estar en contacto con la naturaleza y el respeto por ella. Íbamos a un lugar a acampar y teníamos que dejar todo limpio y ordenado para que no se note que pasó un humano por ahí”, recuerda.

Pasó por todas las etapas: fue guía pionera, golondrina y después caminante. Como es hija única, esa era su instancia para compartir con gente y hacerse amigos o hacer lo que su abuelo llama “camaradería”.

Hace cuatro años se hizo vegetariana, pero a veces come pescado para no complicar a su abuela. “No soy vegana porque tengo facilidad a que me dé anemia. Además, soy muy olvidadiza y se me olvidaría tomarme los suplementos”, dice entre risas. Cuando hay asados en su casa, llega con un pimentón para ponerlo a la parrilla. En su día a día, separa las botellas plásticas de las de vidrio, intenta comprar la mayor cantidad de productos a granel, mantiene desenchufadas las cosas que no está usando y va a la feria porque prefiere “comprar local”. 

Ismaela cuenta que optó por estudiar la carrera Ingeniería Civil Ambiental con el fin de sentir que estaba siendo un aporte para el tema.

Uno.Cinco fue la primera organización en la que participó por invitación de su fundador y también exsansano, Benjamín Carvajal. Entró hace tres años, cuando todavía era estudiante. “Ahí empecé a ser parte de una academia que se llama Unidas por el Planeta, que busca educar a niñas y mujeres sobre los pilares de feminismo y medioambiente”, rememora.

Para Ismaela, este fue su primer acto político. Ahí vio cómo las niñas y jóvenes que participaron en la academia se concientizaban sobre el cambio climático y tomaban acción. “Yo estaba a cargo de enseñarles sobre feminismo en Latinoamérica, y pudimos educar a cerca de 40 niñas”.

-¿Te consideras feminista?
-Totalmente. Hace poco leí un libro que hablaba sobre cómo las mujeres nos vemos mayormente afectadas por el cambio climático. No por un tema de que te persiga porque eres mujer, sino porque acrecienta las desigualdades sociales preexistentes. Ser activista climática, no ser feminista y no darse cuenta de las diferencias sociales que hay por el género, es casi una incoherencia. Quizás no es mi bandera de lucha más visible, pero es algo que intento implementar en todas mis acciones.

El libro que Magliotto menciona se llama How Women Can Save the Planet, de la autora Anne Karpf. Lo compró en Escocia cuando asistió a la COP26 el año pasado, en Glasgow. Llegó a la cumbre porque desde Uno.Cinco le comentaron que existía la posibilidad de ir. Para ese entonces, ya había estado involucrada en la primera LCOY en Chile, que fue completamente virtual debido a la pandemia.
“Acá tenemos algo que es súper bueno y que creo que no todo el mundo lo sabe. Y es que no es tan complicado conseguir acreditación para ir a la COP. Obviamente tenemos que firmar un compromiso con Cancillería de que no vamos a hablar en representación del país y que no vamos a infringir las normas”, dice. Consiguió la acreditación para el evento y desde la USM la apoyaron con los pasajes de ida y vuelta.

En la instancia, donde asistieron cerca de 30 jóvenes chilenos, pudo conocer a destacados activistas internacionales como el científico sueco Johan Rockström y la africana Vanessa Nakate. De Chile conversó con los extitulares de la cartera de Medio Ambiente, Marcelo Mena y Carolina Schmidt. También con la actual ministra Maisa Rojas. “La idea era observar y seguir lo que estaba pasando en la COP”, dice.

Cuando volvió del viaje, decidió adentrarse aún más a fondo en el activismo y en junio de este año participó del evento “Action for Climate Empowerment Youth Exchange” en Bonn, Alemania. “Desde Youngo anunciaron esta actividad que reunía a 20 jóvenes de todo el mundo y 20 de Alemania para capacitarlos en empoderamiento por el clima. Postularon 1.300 personas y yo fui una de las 20 seleccionadas”, cuenta.
 

La LCOY2 y su meta en la COP 27

Justicia ambiental; Adaptación, Pérdidas y Daños; Transición justa y Acción y empoderamiento climático fueron los cuatro ejes temáticos que se abordaron en la cumbre climática para juventudes LCOY2, que en esta versión pudo hacerse presencial en la Casa Central de la USM en Valparaíso. El evento reunió a alrededor de 600 jóvenes, e Ismaela Magliotto fue la coordinadora general de la instancia.

“El alcance fue tremendo. Teníamos a siete Seremis sentados en la ceremonia de entrega de la declaración. También al gobernador de la Región de Valparaíso, Rodrigo Mundaca, que tiene una carrera territorial súper importante. Teníamos a la coordinadora residente de las Naciones Unidas y los días previos a la embajadora británica en Chile y a la de Egipto. Logramos convocar actores clave sumamente importantes”, plantea la ingeniera y activista.

A pesar de considerar que la instancia fue exitosa, Magliotto lamenta no haber podido recaudar suficientes fondos para traer a jóvenes de regiones que querían participar de la actividad en la Quinta Región.

“Tocamos hartas puertas y pocas nos recibieron. Nos decían: ‘Felicitaciones, pero no hay plata’. Esperamos que cuando llegue el siguiente equipo que lidere la próxima LCOY sí los escuchen y den recursos”, comenta. 

El texto que se generó en el evento presentará la visión de los jóvenes chilenos en materia de cambio climático en la COY17 (Conferencia de la Juventud para el Cambio Climático) y luego en la COP 27, en la cual Ismaela está compitiendo para ser la Joven Negociadora por Chile de este año.

El concurso se llama “Operación COP: Juventudes Embajadoras por el clima” y es organizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores en colaboración con The Climate Reality Project de América Latina. Son 12 mujeres y 12 hombres en la carrera y se elige a uno de cada género para incorporarse al equipo negociador nacional en la COP 27. “En dos semanas más hay una simulación de negociación y después de eso eligen a las dos personas, que luego tendrán una capacitación especializada”, explica Magliotto.

-¿Te entusiasma la idea de ser la “Joven Negociadora” de este año?
-Sí. Estoy bien entusiasmada. Obviamente me gustaría ser la escogida, pero las 12 mujeres que están ahí son bacanas todas. En ese sentido me da tranquilidad si es que no quedo yo.

-¿Cuál crees que es el rol de las juventudes para combatir el cambio climático?
-Tenemos un rol súper importante. No somos las personas que toman más decisiones, pero sí somos el empuje. Esa fuerza para la transformación que viene desde atrás. Hacemos esa presión para que se tomen las decisiones. En ese sentido, creo que tenemos un rol súper importante y creo que hemos ido logrando canalizar toda esa energía y ganas de participar en acciones concretas. También hay que entender que el activismo y el cuidado por el planeta no deberían limitarse solo a quienes somos jóvenes.

-¿Qué piensas de figuras como la de Greta Thunberg?
—Las figuras como Greta te dan esa visión de que vale la pena, pero también me pasa que no me gusta que cada vez que hay un activista en un país se le llame “la Greta” o “el Greto”. Ella tiene unos ideales maravillosos, pero hay que entender que viene desde el primer mundo, de una realidad totalmente diferente a la mía, por ejemplo. Es algo que no hay que olvidar. Cada persona vive el activismo a su manera y bajo su propia realidad. Pero lo que logró Greta fue poner el tema en la tele. Antes del cambio climático no se hablaba en las noticias.
 

Política y medioambiente

En cuanto a los compromisos de este gobierno en materia ambiental, Ismaela cree que es importante que “se le dé fuerza y prioridad” al Acuerdo de Escazú y a la Ley Marco de Cambio Climático:

“Aunque este gobierno sea ecologista, también es importante verlo desde el área legislativa y que el Congreso se alinee con los ideales. Al cambio climático no le importa si el gobierno actual es de izquierda o de derecha, porque nos va a afectar a todas las personas por igual. Me gustaría pensar que independiente del color político de los que toman decisiones, van a entender que esto es importante, que es prioridad y que es un tema que debemos tratar ahora”.

-¿Qué opinas del proyecto de Nueva Constitución?
-Leí el borrador y me gusta bastante que tenga un capítulo solo de medioambiente. Le da la importancia que merece el tema. Obviamente somos jóvenes y siempre tenemos la vara muy alta y somos muy exigentes. Sí hay cosas que me hubiese gustado ver, por ejemplo, garantizar el acceso a la naturaleza, pero me tranquiliza que se asegura la protección desde una visión completa del territorio y que podamos proteger los glaciares, los humedales, el bosque nativo. Desde el ámbito medioambiental está bastante completo, y siento que hay muchos de mis ideales reflejados ahí.

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