Personaje
La cruzada de Sofía Jottar para reactivar los eventos
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
"Mi objetivo no es criticar al gobierno", confiesa Sofía Jottar al otro lado de la línea. Se trata de la dueña de la Casona de la Laguna, en Chicureo, uno de los centros de eventos más apetecidos de Santiago.
A mediados de octubre de 2020 la celebración de matrimonios —que se había frenado en seco el 14 de marzo de ese mismo año— se empezó a mover lentamente. Pero tres meses después tuvieron que volver a bajar las cortinas. Y hoy, en uno de los peores momentos de la pandemia, el rubro de los eventos no tiene para cuándo volver. Desde inicios de año la directora de la Asociación de Eventos de Chile (Asevech) ha sostenido conversaciones con distintas autoridades, como el ministro de Economía, Lucas Palacios, y el subsecretario de Hacienda, Alejandro Weber. Pero ahora, ante los pocos cambios por parte del gobierno, decidió alterar su estrategia y argumentar con datos científicos.
"Soy ingeniera civil de la UC y estoy convencida de que este tipo de decisiones se deben tomar con datos. Así es que a fines de enero nos acercamos al decano de Ingeniería de la Universidad Católica, Juan Carlos de la Llera, y le dijimos que necesitábamos hacer un estudio para identificar cuál era el aforo efectivo en base a la calidad del aire. Los profesores de la facultad diseñaron un estudio experimental donde se introduce CO2 a los centros de eventos simulando distintas concentraciones de personas. Con eso se ve el aforo ideal para que no se transmita el virus”, cuenta Jottar a DF MAS. Eso sí, el gran obstáculo para realizar el estudio era el monto: $ 30 millones. “No los teníamos”, recalca.
Jottar tomó su teléfono y llamó a muchos de sus contactos. Partió por el ministerio de Economía y por la cartera de Ciencias, pero no tuvo suerte. Siguió por Juan Pablo Swett, presidente de la Multigremial Nacional de Emprendedores. “Le dije que necesitábamos hacer este estudio. Me pasó el contacto de Juan Sutil y le escribí cara de palo. Al día siguiente me respondió y me dijo que estaba mandando todos los antecedentes al gobierno”. En paralelo habló con el secretario general de la Sofofa, Rafael Palacios. “Él me sugirió ir a los proveedores críticos de nuestro rubro. Uno de esos era CCU”, complementa.
Fue así como logró juntar los recursos para financiar el estudio que ya está realizando un equipo de científicos de Ingeniería UC, comandados por el profesor Wernher Brevis. La CCU, embotelladora ligada al grupo Luksic, puso $ 4 millones, la CPC aportó con $ 8 millones, la Universidad Católica invirtió $ 10 millones y la Asevech cooperó con los restantes $ 8 millones. Toda la movida se concretó vía Ley de Donaciones, aclara ella.
70 mil trabajadores formales, 176 mil empleos honorarios al año, una reducción de un 95% en las ventas y una pérdida laboral del 85%. Esas son las cifras que reflejan el mal momento de la industria de los eventos en Chile. “Nosotros estamos prácticamente cerrados desde el 14 de marzo de 2020 y todavía no tenemos una fecha de reapetura. ¿Por qué cerrar una actividad sin darle ninguna herramienta para trabajar cuando éstas existen?”, critica Jottar.
La tesis, si bien puede ser debatida por algunos epidemiólogos, es la siguiente: controlar la calidad del aire a través de medidores de CO2 para conocer la concentración del aire en el ambiente, debido a que gran parte de los contagios se deben al transporte de aerosoles. “La discusión sobre un espacio cerrado debería transitar a un espacio bien ventilado. Un lugar de esas características puede ser tan seguro como el aire libre si nos fijamos en el dióxido de carbono y sus partes por millón (ppm). En la medida que se renueva el aire, se pueden generar ambientes sanos”, dice.
El estudio de la Universidad Católica, que entregará sus primeros resultados en junio, les permitirá llegar a las autoridades con un número específico de los aforos recomendados dependiendo del espacio y lugar. “Contar gente no sirve, lo mismo con medir los metros cuadrados. Queremos que la norma de mantener el CO2 bajo los 750 ppm se adapte rápidamente en Chile para que todas las industrias puedan operar con seguridad”, dice Jottar, quien cuenta que todas sus propuestas están respaldadas en los últimos artículos científicos publicados en The Lancet, Jama y el British Medical Journal, tres de las revistas más prestigiosas del mundo de la ciencia.
“Queremos una salida para toda la industria del turismo y el comercio no esencial. Además, aspiramos a tomar decisiones de aforo con un criterio científico y no intuitivo”, enfatiza.
Eso sí, toda la estrategia que propone Jottar funcionaría a partir de la Fase 3 del plan Paso a Paso del gobierno.
Aparte del apoyo de los gremios empresariales, Jottar ya comenzó un intenso lobby. El lunes se reunió con Rabindranath Quinteros (PS) y el martes participó de la comisión de Salud del Senado, donde presentó las razones para reactivar el rubro de los eventos. “Todos coincidieron, en oposición y gobierno, en la necesidad de dar una salida a las industrias que están detenidas. No es algo que ningún senador cuestionara”, analiza la ingeniera, quien además se mantiene en contacto con personeros de Chile Vamos.
En la cita en el Senado, Jottar propuso un plan sanitario para las próximas elecciones: instalar medidores de CO2 en cada sala de votación para analizar la calidad del aire y evitar brotes de contagio en los distintos comicios. Una vez que terminen las jornadas de sufragio, esos aparatos deberán donarse a los colegios del país.
Pero ahora la directora de la Asevech dice que ya “hizo todo lo que pudo hacer”, por lo que ahora es el turno del poder Ejecutivo y Legislativo de cambiar las cosas. “El país no da para más. Para todas las personas su trabajo es esencial. Y si tú tienes las herramientas para que los individuos no se contagien, resulta incomprensible que no se tomen cartas en el asunto”, concluye