Personaje
La nueva misión de Gonzalo Muñoz
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Fue inesperado. Gonzalo Muñoz recibió la noticia incrédulo. La Reina Isabel II de Inglaterra lo reconocería como miembro de la Orden de San Miguel y San Jorge. Una distinción que pocas veces se da a ciudadanos fuera del Reino Unido y que lo premia por su rol en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26), realizada en Glasgow.
Aunque Muñoz no pudo asistir, esta semana en plena celebración del Jubileo de Platino en el palacio de Buckingham, la reina hizo oficial este reconocimiento.
-¿Qué significa esta distinción? ¿Va a ser una especie de Sir?
-Algo parecido (se ríe), se supone, no lo sé. No es un Sir, es un Companion de la orden y es un honor que jamás me habría imaginado que iba a recibir. Estoy muy agradecido hacia la Reina y a las autoridades del gobierno británico que sugirieron mi nombre. Pero no tiene ninguna consecuencia adicional más que el honor y el reconocimiento por haber prestado una labor al Reino Unido en materia de acción climática.
El fundador de Triciclos y Manuia ya tenía un compromiso previo que le impidió asistir a la ceremonia real: participar de Stockholm+50, donde se conmemoraron los 50 años de la primera gran cumbre donde se sinceró y se empezó a hablar más abiertamente de los desafíos ambientales y de inequidad del actual sistema económico. Una cita a la que no podía faltar.
El chileno ha ido escalando posiciones en la agenda de las Naciones Unidas contra el calentamiento global: acaba de ser nombrado presidente de la junta asesora o advisory board para el cambio climático, un rol desde el cual deberá liderar la agenda global para el cumplimiento de los compromisos ambientales que tanto países, ciudades como empresas asumieron para reducir las emisiones y lograr la carbono neutralidad en 2050.
Alineados a las Naciones Unidas
Muñoz explica que el advisory board que preside es parte de la nueva institucionalidad que tanto él como el Champion de la COP26, Nigel Topping, instalaron para que la agenda climática mundial logre tener una tracción que realmente implique una reducción significativa de las emisiones.
“Nuestro plan de trabajo fue diseñar esto y darle continuidad hasta 2025. Se crea una nueva estructura de trabajo con un equipo de 100 personas y con este advisory board (junta asesora)”, dice.
La agenda tiene tres patas: Mitigación, a través de la campaña Race To Zero; Resiliencia y Adaptación a la crisis climática a través de Race to Resilience, que implica hacerse cargo de las personas más vulnerables al cambio climático en el mundo.
“Estamos hablando de 4 mil millones de personas que están hoy día sufriendo los peores impactos de la crisis climática y son los que menos responsabilidad tienen”, explica Muñoz. Y el tercero es Glasgow Finance Alliance for net Zero (GFanz), que moviliza el capital financiero para el desarrollo de la agenda.
El objetivo ahora es hacer seguimiento a los compromisos. Un primer paso es uniformar criterios. “Hay una serie de dudas críticas que están en proceso de resolverse como qué rol cumplen o no las compensaciones, cómo se evitan esquemas de greenwashing y cómo se incorporan instrumentos de transición justa. Son datos clave para que cada una de las empresa y entidades gubernamentales puedan sumarse y cumplir”, explica el también fundador de Sistema B.
Luego, se deben generar métricas para cada industria. Para eso, agrega, es clave la iniciativa Science Based Target (SBT) que está basada en los resultados de los IPCC y que permite revisar curvas de abatimiento de emisiones en base a la ciencia.
“Lo que queremos es que quien quiera y necesite avanzar en reducción de emisiones no lo haga por mera inspiración propia, o en base a lo que le dijo una persona que iba pasando por la calle. Tienen que hacerlo de manera formal y alineados con el sistema de las Naciones Unidas”, dice el Champion.
Y la ruta para cada actor comprometido se delineó en base a cinco P: Prometer, Planear, Proceder, Publicar y Política. Esta última, explica Muñoz, busca evitar que un actor comprometido con la agenda actúe, por ejemplo, en contra a través de mecanismos de lobby. “Tenemos que facilitar que estos mecanismos se conviertan en políticas públicas y fortalezcan la regulación”, dice.
Fuera de juego
Las métricas financieras también son clave en esta agenda. Gonzalo Muñoz explica que lo que está haciendo la fundación IFRS, para integrar en la contabilidad las emisiones, va a ser determinante en la toma de decisión para nuevas inversiones.
“Son temas ESG (Ambientales, sociales y de gobiernanza), no es solo carbono. Y van a estar incorporándose en los sistemas contables. Esto no será de un día para otro, pero ya hay una señal clara para tener en consideración”, adelanta.
-¿Cómo ves el desafío climático en el medio de todos estos otros descalabros mundiales: guerra, pandemia, inflación, hambruna? ¿Le quita fuerza a esta agenda?
-Ha sido gratamente sorprendente como este tema no ha pasado ni siquiera a un segundo plano, o a un tercero o cuarto. Se ha mantenido en el tope. Estamos llegando a un punto donde hay una serie de temas que ya no dan para más y que se sume un segundo o tercero, no quiere decir que la agenda climática tema deje de ser relevante. Lo que he visto es que todo es un “y”, no es un “o”. Tocó atender todos los temas al mismo tiempo. Y que haya personas que no entiendan la gravedad del problema, no implica que éste no exista y que no sea realmente grave.
Y lo que me ha tocado ver es cómo esta agenda ha evolucionado en el tiempo. Un buen ejemplo es el Foro Económico Mundial. Hace ocho o nueve años, cuando empecé a participar, me decían: "trata de no poner estos temas con tanta intensidad porque hay gente que se incomoda".
Hoy no hay ninguna posibilidad de no tenerlo en el centro de la agenda. Es absolutamente urgente y quien no los incorpore está fuera de juego.