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Personaje

Lorenzo Gazmuri en modo astronómico: “Lo que me ha aportado la astronomía es mucha paz y empatía universal”

Lorenzo Gazmuri en modo astronómico: “Lo que me ha aportado la astronomía es mucha paz y empatía universal”

El exmayor ejecutivo de combustibles de Copec abre las puertas de su hogar para contar y mostrar los resultados de su gran afición: la astronomía y la fotografía astronómica, que lleva ya dos décadas practicando. La conversación fluye, desde su afición, pasando por Galileo y Einstein, el origen del universo, la posibilidad de que haya vida en otros planetas, la vida y la muerte, y hasta la existencia de Dios.

Por: Azucena González - foto: Verónica Ortíz | Publicado: Sábado 10 de agosto de 2024 a las 21:00
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Lorenzo Gazmuri, 70 años, es un alto ejecutivo chileno. Ex alumno del colegio Saint George e ingeniero civil eléctrico de la Universidad de Chile, partió su carrera en Philips, luego trabajó en Inforsa, más tarde en CMPC -donde estuvo en la gerencia de Operaciones de Mercado Interno-, y en 1987 su derrotero laboral se unió al grupo Angelini. 

Aquel año llegó a Copec, el área de combustibles de Empresas Copec, primero como jefe de planificación comercial, luego subgerente de la misma área, más tarde subgerente de marketing, gerente de ventas, gerente general y, finalmente, arribó a la vicepresidencia ejecutiva, cargo en el que se mantuvo hasta 2020, cuando pasó al directorio de esta división de negocios. A su partida del área ejecutiva, la mesa directiva de Copec le hizo un regalo, un telescopio Nexstar Evolution, de Celestron, que cuenta con cámara digital. Y es que, en su lado más personal, Gazmuri abraza otra pasión: la observación y fotografía astronómica.

En su casa de Santiago recibe a DF MAS para, por primera vez, compartir este lado más íntimo de su quehacer cotidiano. “Lo que me ha aportado la astronomía es paz. Mucha paz. y, segundo, empatía universal, entender que somos parte de algo mucho más grande. También un poquito de humildad. Ese sentido de que no nos creamos tan importantes, que no somos el centro del universo”, relata.

Tiene una terraza especial para observar, en la que instala el telescopio. También muestra una pared de su hogar con varias fotografías que él mismo ha tomado. “Esta es la Vía Láctea, tomada en mi casa en Calafquén. El tiempo máximo que le puedes dar (de exposición) son 20 segundos, porque la tierra gira”, explica.

De otra imagen explica: “Está la Tierra que gira, pones la cámara en manual, la enfocas con una estrella, la disparas y después vuelves. Esta debe tener una hora y cuarto. Mira el trazo de las estrellas”, dice (ver imágenes). “Y esto es el Parque Conguillío paseando con mis hijos. Es la luna, que aparece como monstruosa porque la pones en primer plano. Yo andaba sin ningún interés de hacer fotografía, pero siempre llevo mi cámara y un trípode”, agrega sobre otra imagen.

Y sin más preámbulos, la conversación fluye desde su afición, pasando por Galileo y Einstein, el origen del universo, la posibilidad de que haya vida en otros planetas, la vida y la muerte, o la existencia de Dios, el cambio climático y el rol de los empresarios.
 

“Dios mío, la belleza que veo” 

Lorenzo Gazmuri cuenta que si bien de niño le fascinaba la física, su enfoque en la astronomía se dio ya de adulto, ya con seis hijos -las dos primeras mujeres-, cuando para una Navidad les compró a sus dos hijos mayores un telescopio de juguete en una tienda en el centro, hace unos 20 años. Sus hijos no se entusiasmaron, pero como él mismo tampoco había tenido uno, empezó a observar. 

“Me acuerdo cuando vi Saturno y Júpiter con las lunas, me dije ‘qué interesante’. Y como soy un fanático lector, me compré un par de libros de astronomía”, cuenta, destacando tres textos: Guía de Exploración del Universo para el Astrónomo Aficionado, The Backyard Astronomer’s Guide y Astrofotografía para amateurs, lecturas de las que extrajo consejos.

Si quería avanzar, primero tenía que comprarse prismáticos, no un telescopio, pues la gracia de los prismáticos es que se mira con los dos ojos, explica. Sólo al cabo de un año y luego de estudiar e investigar, se compró su primer telescopio -de tres que tiene en total-, el que hoy está en Calafquén. El tercer telescopio corresponde a uno que le regalaron los concesionarios de Copec, y que es más portátil. 

Explica que cuando partió en este hobby, tenía que tener mapas de estrellas. Hoy, en cambio, está la ventaja de que hay aplicaciones en el teléfono, como SkyPortal, que permiten entender todo el cielo que se está mirando, con la latitud y la longitud, algo impensado hace 20 años, 
La observación, agrega, se puede practicar de octubre hasta abril, y no requiere equipos caros.

“En el verano, llego al sur, instalo el telescopio, lo calibro, lo dejo en una carpa, y a las 22:00 de la noche, si estoy con amigos, les digo ‘vamos a mirar estrellas’. Y nadie está menos de tres horas. A las 03:00 empiezan a aparecer las constelaciones del invierno, el panorama durante la noche de observación va cambiando. Es una experiencia muy sobrecogedora. Recuerdo el verano pasado, fue una amiga que estaba en Lican Ray, con sus hijos y su nana. Me pidieron que querían ver estrellas. La persona más honesta de ese grupo fue la nana, que empezó a mirar, se emocionó y se puso de rodillas y dijo ‘Dios mío, la belleza que veo’. A los buenos amigos les digo ‘esto es una experiencia inolvidable’. La gente que va, queda conmovida. Es una experiencia como existencial. Surge también el respeto a la Tierra, porque siendo un planeta chico, en que se dan condiciones únicas para que haya vida, bueno, hay que cuidar lo que tenemos, porque es muy frágil. Imagínate que la diferencia entre verano e invierno está dada por el ángulo de inclinación de la Tierra”, expone. 
“Esto lleva a una reflexión muy profunda: que nosotros, siendo una civilización de un planeta chico, somos capaces de conocer la distancia, la velocidad de la luz. El hombre ha sido capaz con su ingenio de conocer cosas a las cuales nunca va a llegar. Eso es muy potente”.
Gazmuri también destaca que es un hobby que no se agota, y, al revés, se puede planificar la observación. “Por ejemplo, planificar que esta noche voy a mirar la constelación de Orión y las estrellas dobles en Orión. O las nebulosas. Y no voy a hacer fotografías porque quiero disfrutar.
En la Cruz del Sur, hay un lugar precioso que se llama El joyero, que es como el joyero de las abuelas”, dice.

Y agrega: “El cielo, cualquiera sea la época del año que lo mire, va a tener panoramas preciosos. Observar desde un planeta mediocre, chiquitito, pero que somos capaces de entender una inmensidad que jamás vamos a alcanzar. Cuando vemos una puesta de sol, la luz del sol se demora ocho minutos en llegar acá. Cuando miramos una estrella que está a cinco años luz, estamos mirando al pasado. Eso es sobrecogedor. Es un entorno bello, diverso, tremendamente distante y, sin embargo, la inteligencia del hombre ha hecho posible que lo entendamos. Esto lleva a una reflexión muy profunda: que nosotros, siendo una civilización de un planeta chico, somos capaces de conocer la distancia, la velocidad de la luz. El hombre ha sido capaz con su ingenio de conocer cosas a las cuales nunca va a llegar. Eso es muy potente”, dice.
 

Star Party

La pasión por la observación astronómica ha llevado a Gazmuri a distintos derroteros. Por ejemplo, cuenta, es parte de un chat con astrónomos aficionados que están en Australia, que están en la misma latitud, de modo de compartir experiencias, consejos, con lo que se armó una comunidad. El chat surgió cuando, a raíz del regalo del telescopio, a través de un amigo -un comandante de la Fuerza Aérea, representante de Celestron en Chile, Fernando Bianchi-, buscó contactarse con alguien más que tuviera el aparato para poder conversar. De ahí surgieron unos cinco aficionados como él que están en el hemisferio sur y que están observando lo mismo.

También, con grupos de amigos hacen Star Party, un grupo de aficionados que se van con sus telescopios, por ejemplo, a la curva 12 a Farellones, organizado por Telescopios Chile. Asimismo, ha conocido que hay otras personas en el mundo de los negocios que comparten esta afición, como Holger Paulmann, de Sky Airline, o el mismo Fernando Bianchi, que es fanático y hace clases.
 

“La probabilidad de que no haya vida es bajísima”

De las palabras se Gazmuri se desprende la admiración por los astrónomos y físicos que han marcado la disciplina a lo largo de la historia. “Cuando aparece Galileo y dice ‘la tierra no es el centro del universo’, lo hizo con un telescopio de niño. Estuve en la tumba de él en Florencia, y está ahí el telescopio, que es más chico que el de juguete. Fue como el 2016. Ya me había leído toda la historia de Galileo, que es muy emocionante. Personas que con nada fueron capaces de observar el cielo completo y descubrir cosas. Nosotros tenemos toda la tecnología del mundo y sabemos un 10% de lo que ellos supieron”, dice.

También menciona, más en la ficción, a Isaac Asimov -“me encantó siempre y leí harto de él”, dice-, y a Albert Einstein, “que tiene libros preciosos”, describe. “Probablemente el libro más lindo que he leído nunca se llama La física, aventura del pensamiento, en que Einstein explicó toda la física con texto. Toda. Stephen Hawking también, gran autor”, plantea.

“Si lees a Hawking, a Einstein, todos llegan a las siguientes conclusiones. Uno: La belleza del universo. Dos: Que tiene que haber habido un creador. No el Dios cristiano necesariamente, pero es tan perfecto que no puede haberse generado de forma completamente aleatoria, solo. Está demostrado que hay un origen. Hay una explosión inicial que es el Big Bang. Porque siempre se dice el universo siempre existió. No, no existió. Y hoy día se demuestra que el universo se sigue expandiendo. 

- ¿Qué es lo que más le ha impresionado ver? 
- La galaxia Sombrero, que se ve sólo en el sur y es preciosa. Se ve como un cigarrito, pero todos te dicen ‘traigan la cámara, hagan la foto’, y te aparece una cosa preciosa. Otras cosas que nadie deja de ver es la Nebulosa de Orión, que es un lugar donde se están formando estrellas. También, el cluster de Omega Centauro, que es un cúmulo de estrellas que tú no las puedes separar. Son miles de estrellas, probablemente todas más grandes que el sol, acumuladas en un mismo punto. La gente del hemisferio norte viene a Sudamérica a verla. Y las estrellas dobles me fascinan y ahí tienes cientos de estrellas dobles, de distintos colores”.

Gazmuri plantea que el hemisferio sur es mucho más rico para observar que el hemisferio norte, aunque cuando va al hemisferio norte es como estar en un lugar nuevo, con estrellas que acá en el sur no se ven. Por ejemplo, una estrella que está justo en el Polo Norte es Polaris. “Pero yo creo que lo que uno tiene a la mano para observar es tan grande, que no se necesita ir a otro lugar”, opina.

¿Y los eclipses? “El eclipse de sol es un eclipse que no hay que observar, sino que hay que vivirlo. La maravilla es cómo la naturaleza responde y reacciona. En cambio, el eclipse de luna, ahí sí yo me preparo, porque duran en total tres horas y se puede hacer fotografías”, relata. 

- ¿Qué viene para nosotros como habitantes de la Tierra? 
- Las estrellas son centros de helio que se están transformando en hidrógeno, y va a llegar un minuto en que el helio se va a acabar. Cuando se termine el helio, el sol se va a enfriar y se va a expandir y va a absorber a todos los planetas. Así va a terminar el sistema solar. La gravedad va a hacer que se concentre. Y ahí va a venir otra explosión y va a nacer una nueva estrella. Ya está en duda de que haya un solo universo. Porque cuando una estrella se colapsa, llega un momento en que se produce un nuevo Big Bang y vuelve a explotar. Es como un ciclo de la vida. 

“Que físicamente esta civilización se encuentre con otra es prácticamente cero. Einstein demostró que la velocidad máxima es la velocidad de la luz. Físicamente no se puede desplazar nadie a velocidades mayores a la de la luz. Entonces, la probabilidad de que nos encontremos es muy baja”.
- ¿Alguna vez ha visto un OVNI o algún ente externo?
- Nunca he visto algo extraño. Nunca. En esta observación de muchas horas, a lo largo de 20 años, nunca he visto algo que no haya podido explicarme. Llamo a algún amigo, y le digo, ‘oye, a esta hora, en tal punto, con tal latitud’, y me dice ‘¿no viste que la NASA habló de esta cuestión?’ Es uno el ignorante, más que efectivamente había algo. Yo no puedo desconocer que haya otras cosas, pero a mí no me ha tocado verlo. 

- ¿Cree en la vida en otras estrellas, planetas, universos?
- Lo diría de la siguiente manera. La probabilidad de que no haya vida es bajísima. Cuando tú tienes al menos 100 mil millones de estrellas en una galaxia y 100 mil millones de galaxias, que tú digas que en ninguna de esas estrellas hay ningún planeta de las condiciones similares a la Tierra, es casi imposible. Yo estoy convencido de que hay vida, pero la probabilidad de que nos encontremos es prácticamente cero, porque estamos infinitamente lejos. Piensa que estamos poniendo todos los esfuerzos para llegar a Marte, todavía moviéndonos en el sistema solar de nuestra estrella. Que físicamente esta civilización se encuentre con otra es prácticamente cero. Que podamos conquistar el sistema solar es una linda meta. 


- ¿Y que alguien nos conquiste? 
- Es más de películas que de realidad, por las distancias. Einstein demostró que la velocidad máxima es la velocidad de la luz. Físicamente no se puede desplazar nadie a velocidades mayores a la de la luz. Entonces, la probabilidad de que nos encontremos es muy baja. 

- Tocó el tema del creador y la creación. ¿Adscribe? 
- Adscribo a dos cosas. Aquí hay un acto inicial. Hay una belleza y una perfección que no puede ser aleatoria, no puede ser probabilística. Y también me pasa que la miniatura que es nuestro entorno me aleja un poquito del Dios persona que vino a la tierra por nosotros. Si van a haber cientos de miles de planetas parecidos al nuestro, seguir pensando que el Hijo de Dios vino al planeta… La astronomía me genera algunas contradicciones de fe. Por un lado, me afirma lo primero, pero por otro lado me debilita el pensar que ese Dios fue tan, tan, tan generoso con nosotros, que vino a la tierra a redimirnos. 

- El cielo también tiene esta cosa mágica de pensar de que hay una vida después de esta vida. ¿Tiene algún asidero?
- Si tú ves todos los materiales que están en la Tierra estuvieron en alguna estrella alguna vez. Si esa estrella explotó, salieron los metales pesados. La gravedad los empezó a juntar. Se formó la Tierra. En el gran ciclo hay una continuidad. Pensar que la vida humana no tiene ninguna continuidad, no tiene sentido. Yo fui formado católico, apostólico y romano y creo en la resurrección. No sé dónde está. Tengo muchas contradicciones. Me cuesta creer que ese Dios que creó esta perfección nos creó toda esta ilusión a nosotros, para que seamos polvo mañana. Tiene que haber continuidad. No sé cuál es y nunca vamos a saber. Pero hay demasiada belleza para que el epílogo sea tan oscuro. Esa es como mi conclusión.

“Siento que el mundo empresarial dejó pasar tres cosas
muy relevantes que las tomó la izquierda”
 
Hoy Lorenzo Gazmuri, expresidente de Icare, está en el directorio de la Asociación Chilena de Seguridad, en el de la Cámara de Comercio de Santiago, en el de Irade de Concepción y en los de Educación 2020 y en la Fundación Súmate, además de ser socio en la firma Vinculación. Asimismo, hace clases en el colegio San José De La Familia, en La Pintana, talleres de matemáticas para mejorar los resultados en la PAES de los alumnos.

- ¿Qué le ha aportado la astronomía a su vida y a su carrera profesional?
- Yo soy un convencido del cambio climático, de que el ser humano puede destruir el planeta. Creo que estamos en una encrucijada brutal y en el mundo empresarial es un tema que se ha ido asumiendo, pero que le ha costado. Cargarnos la humanidad es súper fácil. Y no estamos lejos de eso. A todo el mundo le digo: asumamos que el calentamiento global existe, porque si nos equivocamos vamos a desaparecer. Creo que la humanidad está amenazada de verdad. Los escenarios que se van a vivir en los próximos 30 años van a ser dramáticos.

Si la inmigración hoy día es un tema no sólo en Chile, en Estados Unidos o en Europa del Este, te puedes imaginar lo que es la inmigración con un planeta con zonas que no son habitables, porque o se van a inundar o se van a secar. Cuidemos esta joyita que nos regalaron, que es un planeta único, precioso.

Yo siento que el mundo empresarial dejó pasar tres cosas muy relevantes que las tomó la izquierda: el tema de la mujer, el cambio climático y el tema de los territorios. No tendrían por qué ser temas de la izquierda. Estos tres temas se solucionan con políticas de derecha, pero nos demoramos en hacerlos propios. La solución al tema cambio climático es más mercado, no menos mercado, que el que contamina paga. El mundo empresarial no fue visionario en hacer propios estos temas, hoy día se está poniendo al día, pero hay que empujar esas cosas con mucha más velocidad.

Tenemos una joya de planeta único. Es una oportunidad sin sacarnos los ojos entre los seres humanos, sino que colaborando. Yo mientras estuve en Icare fue lo que empujé, la colaboración con el Gobierno. No es que yo crea que el Gobierno tenga la razón, pero si nos sentamos en mesas distantes, estamos perdidos. 

- Al Presidente Boric lo alcanzó a conocer.
- De hecho, el primer Enade que yo era presidente de Icare, él era candidato. Y el segundo Enade, acababa de ser elegido y ahí nos hicimos bien cercanos. Yo le entregué un documento de lo que estábamos trabajando en políticas públicas en Icare, él se entusiasmó y me dijo “yo quiero meter gente de mi gobierno en los grupos que armaste”. Él tiene barreras ideológicas muy fuertes, pero es un ser humano bien intencionado y, por lo tanto, las conversaciones hay que mantenerlas. Esa es mi opinión, que no todo el mundo la comparte.

- ¿Cuál es la receta?
- Creo que la postura razonable es colaboración. La reforma previsional, la salud. El año pasado se murió en lista de espera más gente que en el peor caso, con el Covid. El Presidente dice que faltan recursos. No es cierto. Sobran recursos. Es un problema de gestión. No quieren licitar las cirugías para que lo haga el sector privado. Hay muchos temas así. 

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Pensó ser sacerdote y filósofo. Terminó estudiando Ingeniería comercial. Fue director de Forus -entre otras varias compañías-, presidente del comité ejecutivo de Clapes UC, líder de la CPC entre 2018 y 2020 y director de la fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS).

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