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Plumas x plumas

Domingo Lovera y Natalia González: "Debemos seguir trabajando independiente del resultado"

Domingo Lovera y Natalia González: "Debemos seguir trabajando independiente del resultado"

“Después de las elecciones no quisiera ver actitudes maximalistas, del ganador, ni que el sector que pierda tire la esponja”, dice Natalia González (independiente UDI). Mientras que Domingo Lovera (RD) asegura no lo desanima la idea de que el PR salga fortalecido el 7 de mayo.

Por: María José López - Foto: Verónica Ortíz | Publicado: Sábado 6 de mayo de 2023 a las 04:00
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Ella es abogada de la UC. Él de la UDP. Ella representa a la UDI. Él a RD. Ella admira la Constitución suiza, él la canadiense y la sudafricana. Se conocían poco, habían debatido un par de veces por Twitter -“con largos hilos pero con respeto y cero mala onda”, aclaran-, y nunca habían trabajando juntos.

Desde el 6 de marzo, Natalia González (máster en Derecho de la Universidad de Chicago) y Domingo Lovera (doctor en Derecho de la Osgoode Hall Law School de Canadá) se ven a diario en el ex Congreso Nacional, espacio donde se reúnen los 24 integrantes de la Comisión Experta -con cuatro subcomisiones, ella en la de Sistema Político; él en la Función Jurisdiccional y Órganos Autónomos-
que trabajan para entregar el 6 de junio el anteproyecto de Carta Magna.

La recibirán los 50 consejeros que este domingo 7 de mayo serán elegidos en un proceso que ha sido poco convocante para la ciudadanía. Los consejeros deben corregir, mantener o deshacer las enmiendas que ahí escriban los expertos. Luego, estos últimos tendrán una instancia para defender su proyecto. Y en diciembre, con el texto ya concluido, los votantes nuevamente deberán ir a las urnas: esta vez para aprobar o rechazar el documento.

-Estamos en la cuenta regresiva para elegir a los 50 consejeros que, junto a ustedes, la Comisión Experta, trabajarán en la segunda propuesta constitucional que se escribe en dos años. El proceso anterior acabó con el 62% de la ciudadanía rechazando el texto, en septiembre pasado. Este nuevo intento ha estado marcado por la desafección de los chilenos. ¿A qué lo atribuyen?
-NG: “Pienso que aquí concurren dos o tres fenómenos al mismo tiempo. Por un lado hay una suerte de agotamiento de la ciudadanía con la discusión constitucional, porque venimos saliendo de un proceso que fue tremendamente estridente y lleno de expectativas que en realidad no tenían un correlato de cumplimiento constitucional.

Y yo pienso que la ciudadanía se fatigó de una discusión que no tuvo altura de miras, que fue más bien partisana. Pero también entendió, y creo que eso es un valor que hay que rescatarlo, que la Constitución no viene a resolver los problemas que aquejan a la ciudadanía, sino que más bien da un marco razonable para que eventualmente la política y los ciudadanos por sí mismos vayan resolviendo las cuestiones que los aquejan.
Dicho eso, lógicamente preocupa que la ciudadanía no muestre mayor interés. Si bien la Constitución no es el instrumento llamado a resolver los dolores de la ciudadanía, es importante que las personas entiendan que una Constitución sí es un instrumento que genera mecanismos que pueden permitir que aquello que aqueja a la ciudadanía tenga después un cauce institucional. O sea, una Constitución mal diseñada puede ser un dolor de cabeza para para la población.
En ese sentido es relevante que las personas se involucren. Pero es naturalmente entendible que hoy día, tras el proceso fallido y tras la situación económica, los problemas de seguridad, no estén pendientes de lo que se está resolviendo aquí”. 


-El gobierno no ha tenido un rol activo en este proceso, a diferencia del ejercio anterior...
-DL: Es una decisión políticamente muy razonable. Me encantaría que hubiese un rol más informativo, considerando la actual falta de interés y de información, que es algo desolador. Lo entiendo también por múltiples razones, que van desde el hastío, hasta un asunto ético dadas las preocupaciones de la ciudadanía, y entiendo que el gobierno tiene que permitir que fluya el proceso y no dar ninguna señal de que está involucrado.

-NG: Yo creo que es virtuoso, la tarea es construir un anteproyecto de leyes fundamentales, y mientras menos partisano sea, mejor. 
 

Los 24 y el lunes 8

-¿Qué esperan para este domingo?
DL: No me preocupa y no estoy con un ojo puesto en qué va a pasar. Obviamente como ciudadano me interesa el resultado del domingo, pero no porque yo vaya a tomar una decisión distinta a partir del lunes 8...Y esa es la postura general dentro de la Comisión Experta. Hemos estado de acuerdo en aquello y en seguir trabajando independiente del resultado. No sé si vamos a llegar a defender todos nuestros puntos del anteproyecto que estamos preparando, quizás no, pero seguiremos trabajando en la redacción de un buen texto, pase lo que pase.

-NG: He estado bastante alejada de las encuestas y de ver cómo va a ser el desempeño electoral. Y creo que ese alejamiento de alguna manera es saludable, hoy día nos convoca una misión en la Comisión Experta, que es intentar arribar a un anteproyecto robusto en términos jurídicos, pero que también sea un instrumento donde los sectores en general se sientan más o menos reflejados y convocados. Esta elección tiene que ver con el tema constitucional propiamente tal, pero también puede ser una elección que refleje un voto de castigo o de valoración a las autoridades actuales. Y ahí la reflexión para nosotros, como Comisión Experta, es que debemos seguir trabajando independiente del resultado. 

-Sobre el voto de castigo, las encuestas adelantan un mal resultado para el oficialismo...
-DL: Es parte de las reglas del juego de un referéndum. Hay múltiples factores que la gente evalúa al momento de votar y no necesariamente dicen relación con la pregunta que se les está formulando. Parte de las reglas del juego, parte de la democracia y la ciudadanía, es el derecho a manifestarse y votar por quien cree que mejor representa sus intereses, su idea. De todas maneras a mí me gustaría que estemos en condiciones, no sé si de defender, pero sí explicar ante el Consejo nuestra propuesta, porque si se trata de desmantelar, creo que le vamos a terminar haciendo un flaco favor a los y las integrantes de la Comisión Experta.

-NG: Siempre las elecciones pueden gatillar incentivos de comportamiento, pero nosotros debiéramos tratar de mantenernos lo más impermeables posible al resultado y seguir trabajando entre nosotros, los 24, e ir comunicando e informando a la ciudadanía los acuerdos que vayamos resolviendo, porque no se puede perder de vista que se dio una segunda oportunidad y debemos arribar a un texto que sea lo suficientemente sólido, cosa que ojalá el Consejo Constitucional, cuando lo tome en junio, valore el trabajo realizado, entienda los fundamentos de las decisiones que fuimos tomando en cada uno de los capítulos, epígrafes, artículos y por supuesto, introduzca las enmiendas que le parezcan. Pero no podemos perder el norte: entregar un producto que jurídicamente se sostenga y que contenga la base para la sociedad de los próximos 100 años.
-¿Sería un fracaso para ustedes si los consejeros modifican considerablemente la propuesta que elaboren?
-NG: Lo virtuoso, creo yo, de este proceso, a diferencia del anterior, es que el Consejo va a asumir con un anteproyecto más o menos avanzado. Eso es una tremenda oportunidad y un segundo impulso de este proceso que hasta ahora no ha despertado un gran interés. Pero los consejeros tienen el legítimo derecho de modificarlo y alterarlo si estiman (deben alcanzar el quórum de 3/5 para ello). Nosotros vamos a ir a explicar y promover -cuando no a defender-, ese texto.
También tendremos la humildad de decir “mira, en estos temas no pudimos arribar a determinado consenso, pero se puede seguir trabajando sobre una buena base”. Esa es la tarea más importante que tenemos y por eso no nos debiera nublar la vista lo que ocurra el domingo. Va para los dos lados.

Por el lado de la centroizquierda y la izquierda, si es que el resultado electoral es desfavorable, tienen que seguir trabajando tan comprometidos como lo hicieron cuando arribaron acá y no sentir que el juego en esta cancha se perdió. Y si le llega a ir bien al sector de la derecha en su conjunto, no deben repetir errores de caer en tendencias partisanas, sino dar cabida a una discusión seria, constitucional. Mi preocupación tiene que ver con las señales que se reciben desde afuera y que afecten el trabajo de quienes estamos acá.
Después de las elecciones no quisiera ver actitudes maximalistas de un lado o del otro, ni quisiera que tiraran la esponja. Uno tiene que ser respetuoso de la democracia, sea cual sea el resultado, y tiene que ir a las instancias que han sido convocadas a dar lo mejor de sí y tratar de conseguir en buena lid lo que uno cree que es lo mejor para la ciudadanía.

Me encantaría que siguiéramos profundizando el diálogo y que no se usara la elección del domingo para decir “ya no tenemos nada más que hacer aquí”. O, “aquí va a primar la intransigencia de algún sector que ya se sabe ganador”. Una de las cosas que he percibido de este proceso, y que es bien evidente en los textos, es que ambos sectores en propuestas tanto jurídicas como políticas hemos tenido pérdidas y ganancias. Hasta ahora no hay un perdedor ni ganador claro, y ese espíritu nos tiene que seguir animando. 

-Las encuestas dicen que el PR saldrá fortalecido. ¿Cómo lo ven?
-DL: No me desanima. He conocido a varios parlamentarios republicanos y por supuesto que tengo visiones políticas distintas, pero yo sé que se pueden dejar seducir por los buenos argumentos. Y aquí, como hemos trabajado tanto las normas que hemos escrito, confío en que podremos explicar por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo. ¿Puedo ir a convencer al consejo? Sí. Puede que quieran introducir algunas modificaciones. Pero las razones están y se pueden explicar. Y eso es lo que hacemos. 

-NG: Tengo la impresión -más allá de campañas electorales que a veces pueden desentonar un poco la discusión constitucional-, de que aquí todos sabemos la gran responsabilidad que tenemos y no veo en los candidatos del Partido Republicano, ni tampoco en candidatos más hacia la izquierda, de querer venir a plantear posturas intransigentes.
 

Buenos compañeros

-¿A quiénes destacan de la vereda del frente?
-NG: Voy a sonar patera, pero en general me ha sorprendido que tenemos una muy buena capacidad de diálogo y técnica entre los 24. Es muy valioso y te permite tener discusiones en un plano diferente a lo que fueron las que se tienen en otros lugares. Destaco a Gabriel Osorio (PS) y a Domingo, ambos son capaces de mirar la cuestión desde arriba y buscan tender puentes o plantear con mucha franqueza cuáles son las cuestiones que creen que todavía tienen que trabajarse más, pero desde la buena fe. Quisiera valorar algo por lo que la Comisión fue criticada, que es tener integrantes que habían participado en la vida política pública: fue una crítica muy mezquina, porque esa experiencia ha contribuido enormemente. 

-DL: Coincido, y por lo mismo, por su experiencia reciente, valoro el rol que ha tenido Katherine Martorell, con quien comparto comisión. Cuando hay un escenario de desacuerdo dice “mira, ¿por qué optamos por este camino?” Cuando discutimos de la designación de los y las integrantes de la Corte Constitucional, dimos 10 mil vueltas, y con ella salieron fórmulas distintas. Hace de bisagra, sabe leer donde hay desacuerdo, qué cosa probablemente va a ser irreconciliable y dónde está la posibilidad de encontrar algún punto intermedio. Y me parece que siempre está escuchando. 

-¿Cómo describen el borrador del anteproyecto, que ya tiene 900 enmiendas?
-NG: Diría que es un texto de los equilibrios. Tiene diferencias sustantivas con el texto actual, pero también elementos de tradición y continuidad que nos pareció relevante preservar. Creo además que es una contribución equilibrada desde el punto de vista de las miradas político ideológicas en una Constitución donde creo que ambos sectores hemos renunciado a legítimas pretensiones y nos sentimos representados por otras que sí han sido incorporadas.

-DL: Es un texto que da más énfasis en las cuestiones orgánicas y procedimentales, y eso probablemente hace que efectivamente el debate sea un poco más aburrido. Logra, aunque no totalmente, lo que era mi propósito acá: movernos hacia una Constitución menos cargada de prosa y más habilitante y procedimental.

-¿Y si en noviembre la ciudadanía rechaza de nuevo?
-DL: Si fracasa este proceso, temo que se termine en un procedimiento de sucesivas reformas que va desmantelando la actual Constitución de manera poco orgánica. Sería súper difícil que al día siguiente de un eventual rechazo no comience una seguidilla de reformas, que busquen adornar un árbol que va a terminar con ramas de pino, tronco de alerce y flores silvestres.

-NG: Primero, es una de las dos alternativas que la institucionalidad propone. Segundo, no veo debacle ni cataclismo. Pero sí hay dos cuestiones bien relevantes: uno no puede someter a los países a un estrés de este tipo tanto tiempo, porque al final del día -aunque la institucionalidad funciona y ha sido lo suficientemente robusta para resistir varios embates-, la verdad es que la incerteza que uno le inyecta al sistema, no es deseable. O sea, lo deseable sería que esto tuviera un cierre. 

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