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Plumas x plumas

Plumas x Plumas: José Tomás y José Ramón Valente conversan sobre inversiones

Plumas x Plumas: José Tomás y José Ramón Valente conversan sobre inversiones

Padre e hijo economistas, emprendieron en asesorías financieras con 34 años de diferencia. El ex ministro de Economía con Econsult y el primogénito creó hace un año su propia fintech que se alista para lanzar su primer levantamiento de capital.

Por: María José Gutiérrez - Fotos: Verónica Ortiz | Publicado: Sábado 16 de octubre de 2021 a las 21:00
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¿Son socios? 

-José Ramón Valente (JR): No, este es el negocio de José Tomás.

-¿Pero tú eres inversionista?

-JR: No.

-¿Asesor?

-JR: Sí, como papá. Pero es básicamente la asesoría que le puedo dar porque he estado en el mismo negocio durante 30 años. 

Son las 3 de la tarde del martes. El socio de Econsult llega a la oficina de su hijo José Tomás (33), en el piso 1 de un edificio moderno frente a la Clínica Alemana. Sobre la mesa de la sala de reuniones hay una caja con donuts que nadie tocará durante la conversación.

Partimos por las fotos en la calle. De vuelta, adentro, padre e hijo conversan. Tienen exactamente el mismo tono de voz, y varias cosas en común: los dos son ingenieros comerciales, magíster en economía, y con postgrados en EEUU -JR, MBA en Chicago y JT, máster en Políticas Públicas en Harvard-; ambos trabajaron en el gobierno de Sebastián Piñera -JR fue ministro de Economía en SP2 y JT asesor de Hacienda en SP1-.

“Él era mucho mejor alumno que yo. Yo no era porro, pero me dedicaba a otras cosas, como el deporte”, dice el padre. José Tomás siempre ha sido mateo; amante de los libros de ciencias, economía y literatura; y es autor de la publicación de historia Del centenario a los chilennials, que evalúa 25 tendencias y cambios en el acceso de los chilenos a distintos bienes materiales.

Hasta Harvard había desarrollado una carrera más académica que ejecutiva (trabajó en Clapes, fue profesor en la UC). Ahora, en cambio, es emprendedor. En octubre de 2020 lanzó la fintech de asesoría financiera Betterplan. Cuenta con 450 clientes, administra activos por US $ 13 millones y está ad portas de hacer su primer levantamiento de capital. “Hay personas que soñaron toda la vida con emprender, da lo mismo en lo que fuera. A mí lo que me interesa es hacer esto”, dice. 

El origen del negocio, rememora el ex ministro, está en 2008, cuando como representante de Fidelity Investments, asistió a un seminario en Boston. “Me hicieron una presentación futurista de lo que venía en inversiones. Ahí aparecía una empresa (Betterment) que hacía estos servicios muy ligados a tecnología, y que era a bajo costo, con acceso más universal. Esa carpeta se la traje a José Tomás”, relata. 

-¿Por qué no lo tomó Econsult?

-JR: Todas las cosas tienen sus minutos, y Econsult es una empresa bien boutique, con atención súper personalizada. Ésta (Betterplan), en cambio, es para llegar a mucha más gente. Yo tenía ese estigma: quiero dedicarme al tema inversiones y no hacer una empresa de vendedores y tecnología.  

-¿Y qué pasó con la carpeta?

-JT: (Ríe) No me acuerdo, yo estaba en la universidad todavía. Pero sí recuerdo después haber leído en diarios de EEUU el nombre Betterment (la semana pasada se convirtió en unicornio).

Una de las lecciones interesantes de por qué Econsult no hizo una especie de Betterment a la chilena -y lo mismo se ha visto en EEUU- es que son empresas nuevas más digitales las que han comenzado con esto, porque a las tradicionales les cuesta mucho, porque éstas funcionan en su génesis de manera muy tecnológica. Es súper difícil transformar una cultura, un personal, una manera de hacer las cosas, en una startup. 

Estando en Boston, JT tomó cursos de emprendimiento en MIT. Y ahí retomó la idea de la carpeta. “Ahí te decían siempre: ‘no tiene que ser solamente una buena idea, o que te motive, tienes que descubrir un problema real y solucionarlo’. Y en Chile estábamos muy acostumbrados al ejecutivo de cuentas del banco, a quien le puedes hacer preguntas de inversión pero no es una persona ‘fiduciaria’, es decir, que sus únicas motivaciones e intereses sean solo elegir algo que te convenga a ti.

Cada vez que te enfrentas a un ejecutivo de cuentas que te ofrece sus fondos mutuos del banco, hay comisiones. Acá, en cambio, no te van a decir ‘invierte en este fondo que creó mi AGF’, sino ‘este es mi fee, y esto te recomiendo’. No gano por recomendarte una u otra cosa”. 

-Pero eventualmente habrá productos propios de Betterplan…

-JT: No necesariamente. Tienes dos gigantes a nivel mundial que son BlackRock y Vanguard que están haciendo fondos, ETF básicamente, gigantes, a costos muy bajos. Y nosotros queremos ser el nexo para llevar a las personas a ellos. ¿Por qué si las personas de alto patrimonio pueden invertir directamente en estos instrumentos, yo no puedo ofrecerles algo similar a quienes no tengan ese patrimonio usando tecnología?

Inversión sin privilegios

En agosto de 2019, dos meses después de la salida de Valente de Economía, su hijo regresó a Chile a echar a andar el proyecto. 

-JR: Me acuerdo que una de tus dudas era que había harta competencia. ‘No soy el único, ni el primero. ¿Lo hago o no?’. Y ahí me acuerdo haberte dicho, ‘lo importante es que seas bueno y que des una solución. Siempre hay espacio en los mercados para varios actores’. Apple normalmente no es el primero en un mercado y, sin embargo, genera disrupciones grandes’. 

El año que siguió, JT se dedicó a reclutar gente, levantar fondos con el family office de la familia Sosa Larraín (inversionista ángel), armar la plataforma tecnológica, generar alianzas con Econsult y la corredora Vector Capital con para implementar directamente desde la página la estrategia de inversión.

“Tenemos un modelo híbrido, con algoritmos que en base a lo que sabemos del cliente te hace recomnedaciones, pero además, siempre tienes un asesor financiero (humano) que lo revisa y complementa. La relación que uno tiene con la plata es de emociones, y tú puedes ayudar en esa psicología”. 

El foco del negocio para 2022 estará en EEUU: abrirle cuentas a los clientes en el extranjero para que inviertan directamente en intrumentos internacionales, tal como lo hacen las personas de alto patrimonio. Para eso a fines de mes lanzará una primera ronda de levantamiento de capital con fondos venture latinoamericanos y está sellando una alianza con un broker internacional.

-¿Cómo leen este interés que hay por sacar la plata de Chile?

-JR: Nosotros siempre hemos sido partidarios de que la gente tenga una diversificación, porque Chile por muy atractivo que sea, sigue siendo relativamente chico: representa menos de 1% de  la economía mundial. Ahora, ¿esto de invertir afuera se ha intensificado en el último tiempo? Sí. Pero no significa que la gente se esté arrancando de Chile. 

-JT: Varios se preguntan por qué ciertas cosas están restringidas para una parte de la población. Eso se ve en la mayoría de las demandas sociales. Si yo sé cómo están invirtiendo las personas de mayor patrimonio, ¿por qué no puedo hacerlo? 

-Con 30 años en el mercado financiero, ¿cuáles han sido los momentos más difíciles? 

-JR: Econsult es una colección de emprendimientos. Hicimos desde una clasificadora de riesgo, asesorías macro, fondos de inversión, de capital de riesgo, distribuimos fondos extranjeros. Lo que ves hoy es la parte exitosa. 

-JT: Una lección que también repetía el creador de los fondos índices, John Bogle, es que el gran problema que tiene la industria financiera es que tiene muchas nieblas: cuesta mucho separar lo que es un buen trabajo de lo que es obtener un buen resultado. Y esa neblina que está en el corto plazo, en el largo plazo se paga siendo riguroso y no guiándose por la moda. La industria está plagada del ‘fondo del momento’, que en su minuto fue ‘invirtamos en Argentina porque apareció Macri’. Una típica empresa chilena armó un fondo allá, y a los tres años, obviamente Macri estaba mal, lo tuvieron que cerrar con muchas pérdidas. 

 -JR: Siempre cuesta partir de cero. Y los momentos difíciles en las asesorías de inversiones, obviamente son las crisis. Sostener la emocionalidad de los clientes cuando los mercados andan mal, es complicado. 

-JT: En mi caso, lo más difícil fue convencer gente para que confíe en el minuto cero, al inversionista ángel: ‘no te puedo mostrar el producto, pero te juro que es bueno. No tengo clientes, pero te juro que está la necesidad’.

-La mayoría de las empresas tecnológicas salen del país, ¿cuál es el próximo destino, México?

-JT: Países de Sudamérica... varios a la vez puede ser (ríe). 

“Estamos en Piñera 3”

-Estamos a un mes de elegir un nuevo Presidente, ¿cómo ven el panorama? 

-JR: Mi interpretación es que la sociedad en los últimos 10 años se ha convencido de que el problema medular de Chile es la desigualdad de ingresos.

Hay ciertos candidatos que ofrecen una solución fácil a eso, y que están siendo populares, como Boric y sus asesores económicos Claudia Sanhueza o Nicolás Grau, que dicen ‘nosotros vamos a solucionar la herida grande de Chile que es esta desigualdad aplicando el libro de Piketty, que dice que si usted le quita poder económico y político al 1% poderoso y lo reparte en el 99%, va a estar todo bien’.

Agrégale a eso una cosa más juvenil, ser empático, la psicología, que hoy es vista tanto o más relevante que la ciencia, o los datos, o la matemática o la evidencia. Boric representa muy bien eso.

-JT: Las nuevas generaciones son menos pesimistas. Algunos de mis clientes más viejos me dicen que soy ingenuo, pero la verdad es que hay oportunidades siempre. 

-¿Tú estás pesimista?

-JR: Yo creo que nadie puede saber cuál va a ser el futuro de los países porque todavía tenemos pocos años y pocos datos como para decir ‘estamos condenados a esto’. Ahora, los argumentos que escucho para llegar a las metas que anhelan me parecen súper malos. Estoy abierto a que me prueben equivocado. 

-Saliste del gobierno poco antes del estallido. Mirando atrás, ¿es un alivio?

-JR: Ahora estamos en Piñera 3, no en Piñera 2, donde fui ministro. Entramos con una ética de transformar a este país en uno desarrollado, con un estándar de vida para todos los chilenos. Ese gobierno se terminó en octubre del 19 y partió el gobierno de mantener institucionalidad, controlar la violencia, entregar muchos recursos. 

-Muchas personas dicen que este será recordado como el peor gobierno desde la vuelta a la democracia.

-JR: Lo que pasa normalmente en los países de Sudamérica y ahí coincido con JT es que la gente de mi generación y mayores piensan en el Presidente como el que detenta todo el poder y se les olvida que el poder en la sociedad esta súper repartido: está la Corte Suprema, la Cámara de Diputados, el Senado, las RRSS, el periodismo tradicional.

Aquí hay una sociedad completa que giró hacia un lado y lo que ha estado tratando de hacer el Presidente es contener toda esa fuerza que se vino desde muchos de estos sectores. Y en eso hasta el momento ha sido exitoso, porque nadie ha salido en helicóptero volando fuera del país, que es básicamente lo que tú has visto en Argentina, Bolivia, Venezuela.

-JT: Si hay algo que me cambió la vida cuando escribí el libro es pensar en periodos de 40 años, y no seis meses. Las cositas puntuales, las mini reformas, usualmente quedan en tendencias mucho más grandes. Cuando hayan pasado 50 años, probablemente recién entendamos cómo fueron las causas más grandes. Lo mismo en las inversiones: cuando realmente quieres invertir bien tienes que tener una mentalidad de 40 años, y no de seis meses. 

-No todo el mundo tiene la capacidad de aguantar 40 años, soportar cualquier crisis…

-JT: Cuando tienes miradas muy parciales de tiempos muy cortos en inversiones te pierdes las tendencias y tomas malas decisiones. La gente ahora ve que el tipo de cambio ha subido en los últimos seis meses y todo lo que te dicen es ‘esto va a subir para siempre, en dos meses más llega a $1.000, en cuatro meses más llega a $1.500’. Ahí es cuando uno dice, ‘ojo, ¿te acuerdas cuando estaba en $860 y bajó a $690?’ 

-JR: Hacer políticas públicas mirando la foto y no mirando la película es un grave error. La foto de Chile es un país que todavía es desigual y pobre, puede ser una foto mala pero una película súper buena. 

“Los emprendimientos no  tienen la capacidad  de cambiar la realidad”

-¿Cómo fue emprender en los años ‘80 versus hoy?

-JR: Es un mundo totalmente distinto. En los ‘80 había muy poco capital. Recién en el 85 el país empezó a asomar la nariz de esa crisis gigante que tuvimos el 81, 82 y 83. Los mercados de capitales chilenos estaban cerrados, el tipo de cambio era fijo y controlado, estaba prohibido comprar dólares... Los niveles de financiamiento, de plata y valorizaciones no tienen nada que ver con lo que había en ese tiempo. Te podía ir muy bien y ser la empresa más exitosa, y vendiste tu compañía casi como si fuera Cornershop en US$ 1 millón. Eso se ha transformado hoy día en US$ 500 millones, o en US$ 1.000. 

-JT: En 35 años pasaste de tener que hacer publicidad en los diarios para que alguien quisiera una acción de una empresa chilena, a tener la oportunidad de invertir en Nueva York. Mi expectativa es que el mundo siga cambiando así de rápido. Por eso y terminando con un tema constitucional, creo que es súper importante que da lo mismo las reglas que nos pongamos, pero que sean capaces de funcionar en el mundo que viene en 30 años más. 

-Muchos de los emprendedores actuales han sido bien críticos con los empresarios, y tratan de desmarcarse de ese título. ¿Tú también?

-JT: En el mundo hay de todo, hay empresarios buenos y malos. Yo creo que en el mundo de mañana va a haber emprendedores que la gente odie también. Pero Chile tiene que hacer mucho más que emprendimientos exitosos. El éxito de la economía chilena no depende de los Cornershop, ni de los BUK, aportan de todas maneras, pero creo que no tienen la capacidad de cambiar la realidad.

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