Por dentro
Abraham, Ricardo e Ilan: las tres generaciones Senerman que intentan salvar un imperio
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
Eran las 9 am del jueves pasado cuando en el hall central del piso 52 del edificio Titanium donde están las oficinas de Sencorp, Ilan Senerman (30) se reunió con los trabajadores de la compañía para informarles lo que estaba pasando. Ahí les dijo que los accionistas habían tomado la decisión de pedir la reorganización de la empresa. Habló de la difícil decisión, de la historia de la oficina que fundó su abuelo, el arquitecto Abraham Senerman, y de la necesidad de acudir a la Ley de Insolvencia para salir adelante después del “terremoto de 35 meses” entre estallido social, pandemia y factores económicos internos y externos.
La cita la había fijado Ilan desde el día anterior, previendo que una vez ingresada la solicitud de apertura del proceso de reorganización -que se tramita desde el miércoles en la noche en el 13° y el 26° Juzgado Civil de Santiago-, la noticia sería publicada en la prensa. Y quería que sus trabajadores se enteraran por él.
El plan fue elaborado meticulosamente. Desde hace poco más de un mes, los accionistas de Sencorp -Abraham Senerman, su mujer Frida Volochinsky y su hijo Ricardo Senerman, quien es el socio mayoritario en la firma- tomaron la decisión de acudir a la Ley de Insolvencia y Reemprendimiento, pero antes de hacer la solicitud debían actuar y planificar cada paso. Para eso trabajan desde agosto casi diariamente con Ricardo Reveco, abogado de Carey, y hace dos semanas contactaron a Asset Chile, quienes hoy a través de Gonzalo Fanjul están a cargo de la asesoría financiera.
El martes y miércoles de esta semana fueron días clave. Ricardo e Ilan Senerman, padre e hijo y presidente y gerente general de la compañía, llamaron personalmente a los acreedores de la compañía, tanto de su negocio de rentas e inversiones, Inversiones Rentas Sendero Limitada -BancoEstado, BCI, Internacional y Scotia-, como de desarrollo inmobiliario, Sencorp SpA -Consorcio, Tanner y Logros Servicios Financieros- para anticiparles su decisión. Entre las dos sociedades matrices suman una deuda de $ 227 mil millones.
Abraham en Miami
Quienes conocen a la familia, cuentan que la decisión fue dura para Abraham Senerman (88) y su mujer Frida Volochinsky, quienes han recibido mensajes de apoyo de personas de la industria y exejecutivos de la empresa. Pero, indican, no se han involucrado activamente en la crisis y sus posibles soluciones: actualmente están en Miami, ciudad que visitan con frecuencia. “Abraham está preocupado por su hijo y su nieto y por la situación que están enfrentando, pero están ajenos a lo que ocurre hoy día en la empresa”, comenta un cercano.
Abraham Senerman fundó la compañía en 1962, y participó activamente del día a día hasta marzo de 2020. Fue la pandemia la que lo alejó. Él y su mujer dejaron de ir a la oficina para cuidar su salud, y ese fue el paso que marcó la salida definitiva de ambos de la firma que levantaron codo a codo hasta transformarla en una de las compañías más grandes e icónicas de la industria inmobiliaria en Chile. El empresario decidió entonces abocarse a su gran pasión, la arquitectura, a través de ASL Arquitectos, que tiene oficinas en el mismo piso del Titanium.
Senerman armó su imperio inmobiliario a pulso. Hijo de una familia de inmigrantes judío-rusos que en Chile se dedicó a la fabricación de colchones, Abraham fue el único de sus hermanos en ir a la universidad. Estudió arquitectura en la Universidad de Chile, de la que se graduó con honores. Trabajó 25 años en el Servicio Médico Nacional de Empleados (Sermena) y, en paralelo, fue armando su oficina de arquitectos. Sus primeras obras, comienzan en la década del 60 en Viña del Mar.
Luego vino el gran salto: fue su visión la que marcó la ubicación del ahora conocido Sanhattan, que él eligió para levantar el Edificio de la Industria junto a la Sofofa y así poner la primera piedra del ahora reconocido distrito financiero de la capital. Pero su broche de oro es el edificio Titanium La Portada, en la esquina de Isidora Goyenechea con Vitacura y el Parque Titanium, un complejo de tres edificios emplazados en Andrés Bello donde antes estaba Santa Rosa de Las Condes.
Esta no es la primera vez que Abraham enfrenta una quiebra. El año 82, cuando todavía parte importante de su operación estaba radicada en Viña, el empresario, al igual que varios otros hombres de negocios del país, enfrentó una crisis que lo tuvo al borde de la insolvencia. Fue su espíritu emprendedor y la inteligencia y voluntad de su mujer Frida, dicen quienes los conocen, los que lo sacaron de aquel limbo y lo levantaron como uno de los arquitectos estrella de los años ‘90 en el país.
El hijo pródigo
Las diferencias de carácter entre Abraham y su hijo -único- Ricardo (61) son reconocidas. Mientras el primero es más impulsivo y vehemente a la hora de tomar decisiones, pero cercano con sus colaboradores, el otro es más introvertido, distante, reflexivo y crítico, dicen quienes han compartido con ambos.
Aunque aseguran que nunca hubo un quiebre desde el punto de vista familiar, las diferencias de opinión entre ambos, los llevaron a separar aguas en 2003. “Es algo común que ocurre con los hijos de los grandes empresarios que han levantado solos sus compañías, los padres nunca están contentos con sus logros y son muy exigentes. Le ha ocurrido a varios otros”, señala una persona cercana al grupo.
Abraham siguió entonces con Sencorp, orientado a los edificios de oficinas, mientras que Ricardo se enfocó en proyectos más residenciales de departamentos a través de Senexco y partió con su entonces mujer Vivian Link, a vivir a Miami, en el barrio de South Beach, donde se criaron sus cuatro hijos, Ilan, Yael, Eitan y Dan.
El sucesorPero los ojos de Abraham estaban también puestos en su nieto mayor Ilan. Quienes los conocen, dicen que es su regalón y que son muy cercanos. Tras el regreso de su padre a Chile, Ilan se quedó en Estados Unidos, donde estudió Antropología en la Universidad de Northwestern. Luego cursó un Master Management en Kellogg y más tarde un Diplomado en Economía y Finanzas Inmobiliarias en la London School of Economics.
Pero la aventura terminó en 2018, año en que la presión para que Ilan entrara en los negocios familiares empezó a ser más fuerte. Abraham ya pensaba en ir dejando espacio a las nuevas generaciones y para dedicarse a la arquitectura, y quería que su nieto mayor asumiera responsabilidades en Sencorp.
Ilan entró primero como director de Valle Nevado en 2018, donde todavía ocupa un sillón. Y en enero de 2021 como director ejecutivo de Sencorp. Fue recién en marzo de este año que se transformó en gerente general corporativo de la empresa. Desde ese cargo es quien está en el día a día de la compañía y reporta al consejo directivo compuesto por su padre Ricardo Senerman (presidente); el socio de Carey, Jaime Carey; el ex ministro Ignacio Briones; Tim Gifford, líder de Banca de Inversión de CBRE para América Latina, y Ángel Herrera, ex gerente general de la compañía.
Los acreedores
La última semana ha sido álgida. Aunque al interior del “equipo de emergencia” que se creó para hacer frente al terremoto hay optimismo, en el mercado comentan que no será tarea fácil negociar con todos los acreedores. Banco Consorcio, a quien se le adeudan $ 16.780 millones, es el acreedor que tomó el liderazgo como contraparte. “El tema es grande, por lo mismo lo está viendo directamente Patricio Parodi y el gerente general, Ignacio Ossa. Ellos son quienes están conversando con los representantes del grupo Senerman y quienes han hablado con ellos”, explican personas al tanto.
Con todo, conocedores de las tratativas dicen que Ilan ha destacado en esta pasada. Resaltan su actitud de dar la cara y la transparencia con la que están enfrentando el proceso. Pero se trata de una reorganización que recién está partiendo y donde todo puede suceder. De hecho, no se descarta que tengan que vender activos para saldar los pasivos que, según entendidos. hoy superan a los activos de la compañía.
De hecho, desde hace algún tiempo Sencorp venía intentando bajar gastos. Entre marzo de 2021 y junio de este año, la empresa desvinculó al menos a 13 ejecutivos de primera línea, un movimiento que también se hizo para adaptarse a las nuevas condiciones del mercado inmobiliario, que ha pasado a ser más que un negocio de venta, un negocio de renta, o arriendos en los últimos meses, dadas las restricciones de tasas y de pie en los créditos hipotecarios.
Otro concluye: “El proceso en Valle Nevado (controlan el centro de ski, donde iniciaron una reorganización judicial en 2020 tras acumular pasivos por $ 30 mil millones), les ha dado experiencia en cómo manejar estas crisis”.
Sus socios en EEUU
A principios de año la empresa de inversión financiera Ameris Capital comenzó a diseñar un nuevo negocio con Sencorp: un fondo para invitar a inversionistas a invertir en proyectos en el sector inmobiliario en EEUU. Lo bautizaron como Southwind, y se trata del cuarto vehículo de este tipo de Ameris en el país del norte, y el primero en alianza con la empresa de los Senerman.
Quienes están a cargo del negocio son Martín Figueroa, Rodrigo Guzmán y Cristián Moreno, socios de la compañía de inversiones, y Ricardo e Ilan Senerman, por parte de la inmobiliaria. Además, como ejecutivos, Alfonso Barroilhet y Tomas Saieh, gerentes de Desarrollo de Sencorp y Ameris respectivamente.
Los socios de Ameris y Sencorp se conocen hace años, fue por eso que se asociaron para este negocio en EEUU. “Hace unos meses creamos una empresa juntos, Southwind. La red de contactos de ellos y su forma de analizar proyectos inmobiliarios, y el hecho que estén sentados en nuestra mesa y su tremendo prestigio y experiencia, nos abre puertas con gestores americanos que no tendriamos acceso solos”, dice Figueroa. Por estos días preparan un levantamiento de capital para echar a andar el fondo –ya hay dos proyectos casi listos para invertir– y su plan es estar en varias ciudades, entre ellas, Chicago y Miami.
Los Senerman conversaron con sus socios de Ameris de su situación, y por lo mismo, la empresa de inversión financiera asumirá el control de la sociedad e inyectará los recursos necesarios para desarrollarla. “Entendemos el momento por el que pasa Sencorp: ellos estarán enfocados en resolver el asunto con acreedores y sacar adelante la empresa. Por eso decidimos que Ameris tome el control de Southwind”, explica Figueroa.
La faceta coach de Ricardo y cultural de Ilan
Tanto Ilan como su padre no son empresarios tradicionales dentro de la idiosincrasia chilena de negocios. El hecho de haber vivido fuera de Chile durante varios años, sin duda los marcó. Con Ricardo se nota a simple vista. Su larga barba y su bigote que contrasta con su calva y sus anteojos redondos, lo transforman en un personaje diferente al lado del uniformado empresariado nacional.
Él mismo se ha referido a este contraste en algunas entrevistas. “Encuentro que (los chilenos) tenemos una mentalidad un poco isleña, insular, somos muy homogéneos. Entonces, todo aquel que se ve distinto o piensa distinto, no sé si es rechazado, pero es mirado con cara de pregunta”, planteó a La Tercera hace algunos años. Ricardo es hoy pareja de la periodista Ximena Hinzpeter.
Ingeniero civil de la Universidad de Chile, tiene un postítulo de Evaluación de Proyectos de la misma universidad. Estudió un OMP (Owner President Management) en la Universidad de Harvard y en 2019 decidió partir a Insead en Fointainebleau, Francia a estudiar un Master en Coaching and Consulting for Change. A su regreso a Chile, fundó la consultora Deep, que trabaja con una metodología “para que las personas puedan descubrir quiénes realmente son y qué es lo que buscan, a través del autoconocimiento, para desde ahí lograr un desarrollo personal, potenciando sus cualidades de liderazgo auténtico”, según indica en su sitio web.
Ilan por su parte, forma parte de una generación de empresarios jóvenes conectados con las transformaciones de la sociedad. Sus amigos y conocidos, lo describen como una persona inteligente, buen escuchador, flexible y abierto. Participa ad honorem de varias iniciativas en fundaciones. Una de ellas es Fundación Tribu, del economista Tomás González, donde fue parte del comité asesor de la iniciativa Lxs 400: Chile Delibera, una iniciativa que convocó de manera aleatoria a 400 personas de todo Chile para participar en un proceso deliberativo en torno reformas concretas a los Sistemas de Pensiones y de Salud. También integra el consejo de socios de Antenna, organización dedicada al desarrollo del arte, dirigida por Elisa Ibáñez.