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Caos en el Metro: Cuál es la estrategia tras su peor semana desde el 18-O
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Son las 6:00 AM y el Metro de Santiago comienza a operar. Los usuarios se aglomeran por cientos. Buscan llegar a sus trabajos, a sus hogares o a sus lugares de estudio. No hay personal de servicio en las vías, nadie que ordene a las personas mantenerse detrás de la línea amarilla, como era habitual tiempo atrás.
A pesar de esto, los usuarios esperan llegar seguros. Muchos han visto la prensa y experimentado los problemas del servicio. La semana ha sido tumultuosa, y no quieren que se repita lo que comenzó el 12 de mayo.
Aquel día, un hombre fue golpeado por un tren al intentar huir por las vías del Metro después de cometer un robo. El individuo, que fue trasladado a la ex Posta Central en estado de extrema gravedad, falleció días más tarde producto de las heridas. Los usuarios frecuentes de la Línea 1 reconocen que huir por las vías es un modus operandi cada vez más común para los delincuentes en las estaciones más concurridas.
La reciente semana los episodios violentos se hicieron recurrentes: el 17 de mayo una fuerte explosión se registró en la estación Las Rejas, generando una estampida que dejó a dos personas heridas. Producto de la aglomeración y el pánico, los vigilantes que se encontraban en la estación fueron agredidos por los mismos usuarios.
El 18 de mayo manifestaciones al interior de la estación Santa Ana causaron problemas y retrasos en la Línea 5. Ese mismo día, en la estación Ñuñoa, se registró el hecho más grave de esta semana, después de que ocho trabajadores de Metro resultaran con lesiones de diversa gravedad tras intentar expulsar a vendedores ambulantes.
Un vigilante recibió un golpe en la cabeza con un objeto contundente y fue hospitalizado con un TEC cerrado. El único formalizado por la agresión quedó en libertad dos días después del ataque. Y el 19 de mayo, se registraron problemas en la Línea 6 por exceso de lubricación en las vías.
Frente al complejo escenario, la federación de sindicatos de Metro solicitó una reunión urgente con el presidente de la empresa, Guillermo Muñoz, acusando “irresponsabilidad de la gerencia”.
Menos guardias, robos y comercio ambulante
Para César Segura, trabajador y presidente del Sindicato 1 de Trabajadores de Metro, la poca dotación de personal en las estaciones y la sobrecarga laboral ha afectado la calidad del servicio que entrega el tren subterráneo a sus usuarios.
Explica que los episodios que se están viviendo solo profundizan una crisis que se generó durante la pandemia: producto de la baja en los ingresos de la empresa, 1.500 trabajadores subcontratados fueron desvinculados. Hoy faltan guardias, asistentes al cliente, asistentes de andenes y personal de aseo.
“Estamos con una dotación inferior, estamos sobrepasados para poder ayudar a los usuarios cuando ocurren este tipo de fallas técnicas. No contamos con el personal necesario”, relata Segura.
De la misma forma, en materia de seguridad, no cuentan con el personal ni las herramientas para hacer frente a las organizaciones delictuales que se han adueñado de diversas estaciones.
Eric Campos, presidente de Fesimetro, comparte el análisis de su compañero. Él ha seguido los eventos de esta semana con “preocupación y decepción”. “La empresa ha dicho que hay una serie de infortunios, en nuestra opinión es un problema en el modelo operacional de la empresa”, opina.
Con respecto a la solicitud de reunión con Guillermo Muñoz, Campos señala que sus demandas son la salida de parte importante de la gerencia, así como reforzar la coordinación con el gobierno.
“Ojalá se hagan parte de una solicitud que le queremos hacer al gobierno de ponerle suma urgencia a un proyecto de ley que busca otorgar un grado más de pena para quienes atenten contra la vida de los trabajadores del Metro”, agrega Campos.
La disminución en la dotación de personal de Metro, sumada al aumento de grupos delictuales organizados en las distintas estaciones de la red, también están afectando la seguridad de los usuarios.
Sandra Grez trabaja en la Línea 6 como vendedora establecida. Tiene un pequeño puesto de plantas, posee patente y paga impuestos. Está todo el día al interior de la red y señala que ha visto una disminución en la cantidad de guardias y en la calidad del servicio.
“Antes uno veía uno o dos guardias, ahora no hay ninguno. Aquí les han robado a niñas, a estudiantes que andan con mochilas, a nosotros como vendedores. No hay personal. Los tres o cuatro guardias que hay en este metro se pasean, pero no pueden hacer nada”, manifiesta la comerciante.
La respuesta de Metro
Para hacer frente a la emergencia, el directorio de Metro convocó a un grupo de trabajadores del servicio con amplia experiencia en la empresa para revisar desde su conocimiento los protocolos. Además, interpusieron querellas por desórdenes y lesiones graves y comparecieron al control de detención de la persona que fue detenida.
“Estamos haciéndonos cargo de este problema de manera integral, coordinados permanentemente con Carabineros, generando espacios con nuestra iniciativa de Mercado a un Metro para emprendedores y participando con todos los actores para abordar esta problemática a nivel ciudad, por lo que hemos trabajado en la mesa coordinada por el Gobierno Regional y en instancias con los municipios, fiscalías y policías”, explicó el equipo de Metro a DF MAS.
Para el Gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, los problemas que se viven en el tren subterráneo no están separados del fenómeno de violencia que se vive en algunos puntos de la capital.
“En el caso del comercio ambulante, la solución no es cambiarlos desde una estación a otra, o de una comuna a otra. Debemos tener una estrategia regional que articule a todos los actores. No solamente al Metro, sino que a los municipios, a los fiscales, al Ministerio del Interior y a otras instituciones que tienen herramientas jurídicas”, señala.