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El reordenamiento de Tanner tras vender su AGF
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Entre agosto y septiembre del año pasado hicieron click. Tanner, la empresa financiera controlada desde Londres por Ricardo Massú, acordó vender su Administradora General de Fondos (AGF) a sus propios ejecutivos, Pedro Avendaño y José María Swett, quienes de inmediato la bautizaron como Taurus.
Detrás de esta venta, cuyo monto se mantiene en reserva, hay todo un movimiento de reenfoque de Tanner, o más bien, de volver a los orígenes.
La firma, que tiene colocaciones por más de US$ 1.400 millones, genera sus ingresos principalmente del negocio Empresas (factoring, leasing y créditos) que representó el 48% al tercer trimestre del año pasado, financiamiento automotriz otro 48% y tesorería e inversiones solo el 4%.
“Factoring y financiamiento automotriz son por lejos los negocios principales y de siempre de Tanner. La corredora, la gestión de fondos, fue más bien un experimento, pero nunca se pensó que fuera el core”, dice una fuente que conoce de cerca las operaciones de la firma financiera.
Por lo mismo, al menos desde 2020 que Tanner quería terminar con la AGF. Originalmente el proyecto partió en 2016 cuando Luis Flores se hizo cargo de Tanner Investment. Entonces, querían salir a competir a la par con Banchile, BTG y LarrainVial en la gestión de fondos de inversión. Pero estallido social y pandemia obligaron al directorio a reenfocarse y no innovar en áreas.
El año pasado, en febrero, asumió la gerencia general de la AGF Pedro Avendaño, en reemplazo de José María Swett, quien pasó al área comercial. Justamente esta dupla, de 44 años de edad cada uno, se acercó a Massú para hacer negocios. Ellos querían comprar, y Massú quería vender. Hicieron match rápido. El 31 de diciembre, minutos antes de que se acabara el año, lanzaron el Hecho Esencial a la Comisión para el Mercado Financiero.
Ese no fue el único movimiento de los últimos dos años. Luis Flores se fue de Tanner en abril de 2020 y abrió una nueva corredora de bolsa llamada STF Capital, mientras que en agosto de 2020 salió Antonio Turner de la gerencia general de Tanner, quien emigró a Puerto Varas a Fiordo Austral, la firma que produce harina y aceite de los desechos del salmón, controlada, entre otros, por los Hurtado Vicuña.
En Tanner, en su reemplazo asumió el ex Itaú, Derek Sassoon.
Pero la propiedad de la empresa de Massú sufrirá otro gran cambio: casi un tercio de su propiedad será vendida este año. Hace ocho años ingresó el fondo extranjero Capital Group, que tiene el 27% de la propiedad, y la salida del fondo de inversión es este 2022.
En septiembre de 2019 estuvo listo el ingreso de otra firma extranjera en la propiedad, pero el estallido social y la pandemia arruinaron los planes. A finales de este año podría ocurrir que Massú, que tiene el 60%, Jorge Sabag el 6,4% y otros accionistas, compren ese porcentaje, o que ingrese un nuevo actor. Este segundo punto lo ven difícil en el mercado, aunque sería el escenario ideal para Tanner.
Cercanos a Ricardo Massú indican que el empresario mantendrá sus empresas en el país, a pesar de que él vive hace varios años en Reino Unido: factoring, leasing, crédito y financiamiento automotriz será el core. La corredora de bolsa, que mantendrán, servirá solo para fondeo de la matriz, es decir, para emitir bonos y efectos de comercio, no necesariamente para atender a público retail.
José María Swett y Pedro Avendaño.
Viejos conocidos
Los compradores son conocidos en el circuito financiero local. Avendaño llegó a Tanner en febrero de 2020 a desarrollo de productos financieros. Antes, pasó siete años en LarrainVial, otros cinco en Banchile y tres en Credicorp.
En tanto, Swett, estuvo en la corredora de Bolsa de Productos de LarrainVial, Euroamerica y Sartor.
Actualmente, la AGF tiene cinco fondos, cuatro públicos y uno privado, donde administran unos US$ 30 millones de 50 clientes entre family offices, fondos de otras gestoras y algunos clientes retail.
La idea, cuenta Avendaño, es llegar a US$ 100 millones bajo administración de aquí a fin de año y generar nuevas líneas de productos para masificarlos en clientes retail.
El objetivo es tener productos de deuda, pero “con ladrillo”, explica el nuevo dueño de la AGF. Esto quiere decir que invertirán en fondos de deuda pero con un activo subyacente real y concreto, y con duraciones cortas.
“Por todo el momento político y de las inversiones queremos instrumentos de deudas rentables y de corto plazo. No más de 12-18 meses, en el caso de que haya un cambio muy relevante de las reglas del juego, podemos liquidar rápidamente nuestras inversiones y que nuestros clientes recuperen su dinero hoy y no en siete años”, explica.