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La heladería del Maule que conquistó a Carozzi
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Hace siete años la idea de vender la empresa estaba fuera de todos los planes. Hace cinco, igual. En 2019 esa posibilidad se convirtió en un “tal vez”, y este mes fue un “sí”. Así cambió la posición de la familia Mac-Clure (dueños de San Francisco de Loncomilla) de poner en venta la compañía.
La semana pasada se dio a conocer que Carozzi acordó la compra del 100% de los derechos sociales de Lecherías Loncomilla Limitada, matriz de los Helados San Francisco, una firma que hoy tiene 250 colaboradores y más de 80 productos.
Las conversaciones comenzaron el año pasado y todavía no se ha concretado la operación. De hecho, el precio de la transacción no está pactado y falta que la Fiscalía Nacional Económica termine por dar el visto bueno, lo que ocurriría dentro de las próximas semanas, dice un conocedor de la operación. “No debería haber problemas, porque esta acción no afecta la libre competencia”, cuenta alguien que conoció los detalles de las negociaciones.
Uno de los asesores de la operación fue Landmark, firma de asesoría de finanzas corporativas y M&A y con oficinas en Santiago, Buenos Aires, Bogotá y Sao Paulo. Los últimos meses han estado detrás de operaciones como la compra de Walmart a Babytuto, y la adquisición de la empresa argentina Wormhole a la startup peruana Crehana.
Fue en 1975 cuando Salvador Mac-Clure, su hijo Francisco Mac-Clure y “El Gringo” Peter Berger decidieron desarrollar una lechería en las lomas de San Javier de Loncomilla. El primero puso el campo, el segundo el conocimiento y el tercero aportó con los recursos económicos.
Empezaron vendiendo leche fresca a la orilla de los caminos de San Javier, y con las ganancias fueron construyendo nuevos corrales para las vacas. En 1978 levantaron una pequeña planta para elaborar queso Chanco, un área que aumentó, poco a poco, las ventas de la empresa. Con la recesión de 1981 Peter Berger y Salvador Mac-Clure dejaron el negocio, por lo que solo quedaron Francisco Mac-Clure y su señora Marie-Anne Lyon como únicos dueños.
En 1992, con la crema sobrante de su producción de quesos light, decidieron elaborar mantequilla y helados. Estos últimos terminaron siendo su producto insignia: actualmente ofrecen decenas de opciones y sabores.
Para llegar a dominar el segmento premium enfrentaron múltiples errores. Y para aprender de la industria de los helados, en los años ‘90 Francisco Mac-Clure participó como ayudante de investigación en Estados Unidos. La firma, dicen fuentes conocedoras, surgió como una compañía familiar y se mantuvo con esa lógica. “Vemos en Carozzi una empresa chilena capaz de darle continuidad a la tradición de San Francisco y dinamismo al mercado de postres helados y helados premium”, señaló Francisco Mac-Clure en un comunicado la semana pasada.
De hecho, muchos de los hijos del matrimonio Mac-Clure-Lyon han trabajado en la compañía: Nicolás, por ejemplo, es el gerente de desarrollo y fue quien llevó las negociaciones con Carozzi. También está Marie Anne, quien es repostera y que fue clave para la elaboración de los postres helados, especialmente el de Suspiro Limeño, que marcó un antes y un después en la industria.
A principios de año Francisco Mac-Clure traspasó el control de Lecherías Loncomilla Limitada a sus hijos Magdalena, Marie Anne, Nicolás, Sofía, Catalina y Francisco. Ellos fueron los que habrían decidido la venta de la compañía.
Entrar al podio: lo que le interesó a Carozzi
La empresa presidida por el empresario Gonzalo Bofill, hace dos años empezó a salir de compras en el rubro de los helados. En 2020 adquirió la marca Bresler. También obtuvo la totalidad de los activos de Unilever Chile necesarios para la elaboración y comercialización de dichos helados en el país. El costo de esa transacción fue de US$ 20,8 millones aproximadamente y fue financiada con recursos bancarios.
Una fuente vinculada a la compañía de alimentos dice que la apuesta por este nuevo rubro dejó contentos a los ejecutivos de Carozzi. De hecho, en 2021 lograron la distinción por dos de sus nuevos sabores de helado: Frac y Frugelé. “(El ingreso a esta industria) significó un reto y aprendizaje en todos los ámbitos”, escribió Bofill en la memoria corporativa de 2021.
¿Pero qué le interesó específicamente a Carozzi de San Francisco de Loncomilla? En primer lugar, buscarán escalar en la posición de mercado de los helados (con la compra de Bresler quedaron en el cuarto lugar, y en 2023 buscarán ingresar, por lo menos, al podio).
Además, esta operación diversificará el portafolio de la empresa, que tiene presencia en pastas, harina, arroz, bebidas, galletas, mermeladas, cereales, alimentos para perros, entre otros. También pondrán fichas en el rubro de los helados premium y postres familiares, un mercado que, se comenta en el rubro, ha crecido considerablemente en los últimos años.
¿Y qué viene ahora para los Mac-Clure? El clan ve esta venta como una oportunidad de seguir creciendo y de crear nuevos productos sin sacrificar su herencia familiar. Pero esto, se escucha en la industria, se verá con el tiempo.