Punto de partida
Atipicus, la firma chilena enfocada en soluciones digitales
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Fue hace 12 años cuando Mauricio Ulloa decidió emprender por primera vez. Estaba estudiando ingeniería industrial en la PUC y, entre clase y clase, armó Kimeltu, una web que medía el progreso de alumnos escolares a través de pruebas estandarizadas.
“Nos fue bien, estuvimos en Start-Up Chile y ganamos un concurso internacional en Virginia Tech”, recuerda. Pero a finales de 2012, para enfocarse en sus estudios, la vendió a un holding de colegios privados.
Egresó en 2013 y ese mismo año partió trabajando en ArchDaily. En paralelo, conoció a Andrés Munita y a Arturo Tagle, cofundadores de Kunder, y en octubre de 2015 partió con ellos. Tenían recién 12 personas y un cliente (Banco de Chile). Ulloa se hizo cargo del crecimiento comercial de la firma -captó a empresas como PlanVital, Ripley y Racional- y luego se enfocó en el producto. Ahí conoció a Guillermo Hartwig y Pietro Rivera, ambos ingenieros de la startup nacional.
En 2021 llegó Eduardo della Maggiora y, según Ulloa -quien ya era socio de Kunder- “nos cautivó”. Ese mismo año sellaron la venta de la empresa a Betterfly y se fueron a trabajar con el ex JP Morgan.
Ulloa asumió como director de producto y se enfocó en pulir la app de Betterfly. Pero a finales de 2022 decidió dar un paso al costado.
En paralelo Hartwig y Rivera habían armado una firma de desarrollo de software. Ulloa se unió a ellos y decidieron levantar “algo atípico”. Así, justamente, nació el nombre del negocio: Atipicus.
Es, según explica el ingeniero industrial, un product studio: un espacio enfocado en la creación, desarrollo y escalamiento de un producto digital. “Ayudamos a los clientes en todo el proceso, de principio a fin”, dice Ulloa, quien agrega que es un negocio de moda, especialmente en EEUU y Europa.
Por ejemplo, se acerca una compañía que tiene un “dolor” y que quiere desarrollar un producto digital para solucionarlo. Ahí entra Atipicus para generar distintas opciones, desarrollarlas, probarlas, validarlas y luego, escalarlas. Guardando algunas diferencias, comenta Ulloa, el negocio se puede parecer a lo que hace Platanus.
Ya tienen clientes como la administradora de fondos Falcom, la firma en mercados secundarios QuantumX, y Beyond English, a quienes le están desarrollando un software para enseñar idiomas dentro de empresas.
Su foco, eso sí, no está en Chile, sino que en Estados Unidos, Canadá, México y Colombia. “Ahí está el negocio real, Chile es un país muy chico”, aclara Ulloa, quien agrega que el objetivo es cerrar 2023 con un equipo de entre 20 a 30 personas y con proyectos a lo largo de todo el continente (exceptuando Brasil y Argentina).