Punto de partida
De programar haciendo tequilazos a ser aceptados por importante aceleradora de Estados Unidos
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“Cómo más nos vamos a haber conocido que en un club de programación en la universidad”, dice Esteban Vargas (CEO) desde el otro lado de la pantalla, en Colombia. Recuerda que él y Esteban Dalel (CTO) eran súper nerds, “hacíamos competencias de código tomando shots de tequila y una vez hicimos una aplicación para pedir pizza por realidad virtual”. Era el 2015 y todavía en Colombia no empezaba la Rappi mafia.
Al año siguiente, cuando la app de delivery operaba sólo en Bogotá y Ciudad de México, los amigos se ganaron un concurso por difundir Rappi que “nos cambió la vida”, dice Vargas.
Era organizado por la startup y gracias a eso conocieron cómo funcionaba esta industria y qué significaba crecer rápido y levantar capital. A ambos les ofrecieron trabajo en la empresa colombiana, pero sólo Dalel lo tomó, porque Vargas quería terminar la Universidad.
Los dos siguieron caminos como desarrolladores, trabajaban remoto para empresas norteamericanas y se empaparon del mundo startup. En cuatro años Dalel fundó dos startups y fue inversionista ángel de la idea de Vargas. A finales del 2020 empezaron a trabajar juntos, desarrollaron algo similar a Donut (el bot de Slack que permite conexiones entre personas de la misma empresa), algo así como un Tinder corporativo, “pero no entendíamos mucho el mundo de los recursos humanos”, recuerdan.Desecharon la idea.
A principios del 2022 se fueron a la Miami Hackweek y -recuerda Vargas- “dijimos, hagamos algo que entendamos bien, una herramienta para desarrolladores”. Entrevistaron amigos en Colombia y el problema que más se repetía era la falta de documentación de código.
“Ahí dijimos, en vez de hacer un documentador hagamos un indexador de documentación pasiva, es decir, en vez de forzar a la gente a escribir documentación, que es un cambio de comportamiento muy grande, dijimos, qué tal si indexamos la información más relevante alrededor de cada código”.
Estando en Miami fueron aceptados por Platanus Ventures y renunciaron a sus trabajos. Vinieron a Chile, se alojaron en un apart hotel a cinco minutos de las oficinas de Vitacura, fueron a esquiar y conocieron al fundador de Fintual, Agustín Feuerhake, y al de Cornershop, Juan Pablo Cuevas. Recibieron inversionistas ángeles en el demo day, un ticket de Pioneer app (la aceleradora del ex socio de Y Combinator Daniel Gross) y recaudaron US$ 265 mil. Posteriormente fueron aceptados por Techstars Miami.
Gracias a Platanus Ventures “entramos con una idea y salimos con un producto”, aseguran. Watermelon es una herramienta open source (de código abierto) para desarrolladores, lo ejemplifican como un traductor de Google de código.
“En el mundo de los developers hay una rotación de 57%, cuatro veces más que cualquier otra área. Si la rotación laboral es tan grande siempre van a haber desarrolladores que se van de la empresa con el contexto en su cabeza, llega el nuevo y dice ‘quiero reescribir el código’ y eso vuelve todo más lento. Para prevenir eso, una empresa usa Watermelon”, dice el CEO.
Por el momento no buscan rentabilidad, han tenido tres mil descargas principalmente en Estados Unidos, India y China y buscan tener la suficiente tracción con un producto social y muchos contribuyentes a su red abierta, “las estadísticas dicen que el 75% de las empresas de este tipo llegan a la serie A sin ingresos, esa es la filosofía en Estados Unidos. Después vamos a construir un b2b a través de eso”, dice el CEO.