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Punto de partida

El desconocido emprendedor que conquistó a inversionistas de Silicon Valley con su software 3D

El desconocido emprendedor que conquistó a inversionistas de Silicon Valley con su software 3D

Ni en Chile ni en su país natal, Venezuela, se sabe muy bien su historia. A pesar de ser uno de los emprendedores más desconocidos en la escena local, ya pasó por Y Combinator y acaba de conquistar a reconocidos venture capital de EEUU con Spline, una herramienta que fundó en 2020 en Santiago que permite crear activos 3D. A mediados de julio recaudó US$ 15 millones del brazo de capital de riesgo de Google.

Por: Mateo Navas | Publicado: Sábado 29 de julio de 2023 a las 09:45
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Sus fotos en redes sociales no llevan su rostro. Exhiben un colorido dibujo de una casa, un jardín y árbol. Su perfil en LinkedIn tampoco entrega mayores detalles. Sólo indica -en inglés- que le “encanta crear cosas significativas/impresionantes/recortadas/graciosas”.

También se lee que pasó por Y Combinator y que es fundador de dos startups: PleiQ y Spline. Esta última fue fundada en Chile en 2020 y acaba de levantar US$ 15 millones en Estados Unidos.

De quien hablamos es Alejandro León, un emprendedor venezolano que llegó a vivir a Chile a mediados de la década pasada. Pocos lo conocen: apenas existen entrevistas de él (sólo ha participado en podcasts de conversación) y la ronda de capital que recién concluye con Spline pasó desapercibida por la prensa de habla hispana. Pese a ello, de su entorno explican que este negocio tiene una gran proyección en Silicon Valley. 

Alejandro León, fundador de Spline. Créditos: Y Combinator.
 

Las dos deserciones

Alejandro León aprendió a diseñar cuando era preadolescente. Empezó en AutoCAD, un software de arquitectura que permitía diseño 2D y 3D. Se guió con un libro grueso que enseñaba los principales usos de la plataforma.
Su gusto por la computación lo tenía en la sangre: sus padres estudiaron programación. Y a pesar de que ellos se dedicaron a otras industrias, desde temprana edad tuvo acceso a computadores, videojuegos y revistas de arquitectura.

A principios de los 2000, mientras se entretenía con su PlayStation, León comprobó que los dibujos que veía en la pantalla debían antes ser diseñados en un programa especial. El entonces adolescente inmediatamente le pidió a su padre acceder a alguno de éstos y así encontraron Autodesk Maya, un software computacional dedicado al desarrollo de gráficos 3D. Entonces se dio cuenta de que con una aplicación y un computador se podían crear cosas que el papel no aguantaba. 


Quería seguir investigando, pero tenía una limitación importante: en su casa no había internet
. Su familia vivía en una zona rural de Venezuela, por lo que no contaban con acceso a la red. Para suplir esa carencia, un día acudió al cibercafé de su ciudad. Y no dejó de ir más: se refugiaba por horas modelando y aprendiendo técnicas de diseño. En esa época y a muy temprana edad, supo que se dedicaría al diseño.

La carrera sólo se ofrecía en universidades privadas, y como su familia no podía pagar dicha carrera, entró a estudiar Telecomunicaciones. Al año siguiente desertó.

Rápidamente se matriculó en la carrera de Diseño en la Universidad Monseñor de Talavera y empezó a trabajar part-time para ayudar a pagar sus estudios. A su parecer la malla curricular estaba desactualizada: desertó por segunda vez.

Con 20 años y con dos experiencias universitarias incompletas, se lanzó al mercado laboral.
 

Su primer negocio

Comenzó trabajando con uno de sus profesores de la universidad en labores de diseño web freelance. Ahí aprendió HTML, CSS y JavaScript. Trabajó unos meses en eso hasta que se juntó con unos amigos y postularon a Wayra, la aceleradora de startups de Telefónica. No quedaron.

Luego, León se reunió con otro grupo de emprendedores venezolanos que estaban con la idea de crear una empresa de realidad aumentada. Juntos (Antonio Da Rocha, Ilan Durán, Nastassja Palmiotto y Edison Durán) cofundaron PleiQ. En 2016 postularon a Start-Up Chile, y fueron aceptados. Todos se mudaron a Chile y construyeron la firma en Santiago.

Aprendieron las lógicas de los levantamientos de capital y se enteraron de los tejemanejes de la industria venture local. Consiguieron financiamiento de Wayra, Magma Partners (oficina liderada por Nathan Lustig) y Dadneo, la administradora ligada a Alan Jarry (padre del tenista Nicolás Jarry).

León asumió como gerente de diseño y estuvo formalmente en PleiQ hasta inicios de 2020. En sus tiempos libres trabajaba en un proyecto que se le ocurrió desde su niñez: un programa para diseñar objetos 3D para quienes tenían poca (o nada) de experiencia.

Apenas comenzó la pandemia, y mientras vivía en Chile, lanzó la primera versión de la herramienta. Era un espacio que permitía desarrollar objetos en tres dimensiones, editar materiales, añadir interactividad y animaciones, y exportarlos desde un navegador web. La bautizó Spline en un homenaje a una conocida función utilizada para referirse a una amplia clase de funciones que se utilizan en aplicaciones que requieren interpolación y suavizado de datos.

Para dedicarse a tiempo completo a este nuevo proyecto dejó PleiQ. Su salida, comentan conocedores, no se dio en buenos términos con otros socios de la entidad. A pesar de ello, el emprendedor sigue como accionista de la startup. 

Su primer millón

Las funciones de Spline permiten a los usuarios trabajar en conjunto (y a distancia) para ajustar y comentar los diseños 3D, y crear simulaciones físicas en tiempo real e interacciones entre esos activos. Los diseños pueden exportarse como archivos de imagen, GIF, etc., o incrustarse en páginas web mediante unas pocas cadenas de código.

Por ejemplo, alguien con poca experiencia en complejos softwares de diseño puede crear fácilmente un conejo rosado con orejas y una cola. 

El lanzamiento de Spline fue explosivo: el primer mes llegó a más de 25 mil usuarios. Y a pesar de que nació en Chile, los primeros clientes surgieron en Estados Unidos y Europa. Al año siguiente quedaron seleccionados en Y Combinator y recibieron financiamiento de NXTP Ventures, Chapter One VC y una serie de inversionistas ángeles.

Pero el golpe al mercado ocurrió a mediados de julio de este año, cuando la firma recaudó US$ 15 millones en una ronda semilla. La noticia pasó desapercibida en los dos países en que Alejandro León más ha vivido en su vida: Venezuela y Chile. Sin embargo, en Estados Unidos, lo cubrió el principal medio de venture capital: TechCrunch. Según el sitio estadounidense, la compañía ya tiene más de un millón de usuarios. 

La ronda fue liderada por Gradient Ventures (el brazo de venture capital de Google) y tuvo la participación de First Round Capital (oficina con 16 unicornios y 181 exits), NXTP, Chapter One, Guillermo Rauch (CEO de Vercel, firma valorada en US$ 2,5 billones), Y Combinator, Vlad Magdalin (CEO de Webflow), y Backend Capital.

El objetivo del aumento de capital es destinarlo a investigación y desarrollo y ampliar el tamaño del equipo de 20 personas. Hoy, comentan conocedores, los principales esfuerzos están destinados a un nuevo servicio que involucra inteligencia artificial y que permitirá a los usuarios diseñar objetos, animaciones y texturas a través de comandos de texto. Ya hay una lista de espera para los clientes interesados. 

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