Punto de partida
Entre viñas y olas: la apuesta verde de Nicolás Sutil
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
Nicolás Sutil (34) nunca olvidará aquel primera directorio. Corría el año 2019, recién había renunciado a la empresa Patagonia, y se instalaba como presidente de Top Wine Group, matriz de la empresa vitivincola familiar. Desde esa posición, ese día, impulsó su propósito: cambiar la anticuada etiqueta de la botella -que mostraba el hotel que tienen en el Valle de Colchagua junto a los viñedos- y asociarla a un nuevo concepto relacionado con La Playa. “No entendía por qué el vino llevaba ese nombre y no se relacionaba con la costa”, señala el ingeniero comercial, uno de los cuatro hijos del presidente de la CPC.
Discutió con el directorio la idea de un cambio de imagen, la propuesta de valor a los clientes y donar el 1% de las ventas -que en máxima capacidad equivale al 10% de las utilidades- a la reparación del borde costero chileno a través de 1% for the Planet, iniciativa creada por el fundador de Patagonia, Yvon Chouinard, y que agrupa a más de 3.000 empresas en el mundo (entre ellas Patagonia, OXO, Klean Kanteen y BNP Paribas).
La primera sería la Fundación Punta de Lobos. La idea cuajó y Sutil se fue a Dinamarca, Inglaterra, Holanda, Bélgica, Estados Unidos y Brasil a posicionar el nuevo concepto de la marca. Fue todo un éxito -afirma-, e incluso se superaron en un 119% las ventas del año y La Playa -una de las tres viñas de Top Wines Group- pasó de representar el 40% del grupo al 50%.
El 2021 hicieron su primera donación, US$ 8 mil que se están convirtiendo en reforestación nativa de 16 especies de Punta de Lobos. Ya han reproducido 4.000 plantas, y al menos 3.000 fueron posibles gracias a los recursos entregados por la viña.
Ahora, van por la segunda, dice Sutil, quien comienza a dar su sello en la empresa familiar.
Código verde
Sutil estudió ingeniería comercial en la Universidad de los Andes y fue su amor por el surf lo que impulsó su conciencia por el cuidado del medioambiente y la importancia de la preservación. En la universidad colaboró en la puesta en marcha de la rama de surf de la institución y creó la fundación Give Surf, que busca empoderar a líderes locales a crear escuelas de este deporte. Posterior al terremoto del 2010 se consiguió tablas usadas con un grupo de californianos y recorrió las zonas costeras afectadas por la catástrofe para incentivar el deporte. A diez años de su fundación, sigue operando y uno de sus casos emblemáticos es en San José de Mariquina, en la Región de los Ríos.
Posterior a eso, emigró a Alaska durante tres meses, donde se dedicó a pescar y surfear, y volvió con la idea de trabajar en una marca con propósito. Fue ahí, el 2011, cuando Mekis le dijo que había una vacante en Patagonia Chile, la marca de ropa outdoor. Trabajó durante ocho años y llegó a ser gerente general de la firma. En ese tiempo, Mekis era embajador de la marca y siguieron trabajando juntos.
Durante su paso por la empresa con sede en Estados Unidos le tocó estudiar ONG’s y decidir a cuáles donarle el 1% de las ventas. “Eso me marcó, y pensé, ‘si algún día dejo de trabajar acá y me voy a la empresa familiar, tengo que hacer algo así’”, relata Sutil.
En 2019 renunció a Patagonia y entró full time a la viña fundada por su padre, Juan Sutil Servoin, actual presidente de la CPC.
Desde entonces, está empujando innovar en proyectos ecológicos. “El 2021 pasamos de 80 mil cajas a 94 mil que proyectamos este año, es decir, un crecimiento de 18% que nos va a ayudar a lograr al menos US$ 2,5 millones el 2022. Por ende proyectamos donar US$ 25 mil dólares anuales a proyectos medioambientales”, afirma el presidente del directorio de la viña.
Sumado a esto, Sutil cuenta que no solo es algo que puede verse como greenwashing; también están trabajando en hacer el mínimo impacto medioambiental con el viñedo, tienen el código de sustentabilidad de Wines for Chile, este año eliminarán el 100% de las herbicidas en el campo de Colchagua y empezaron con los corredores biológicos entre las parras, que consiste en dejar crecer el pasto natural para permitir que la biodiversidad viva dentro del viñedo. Además, desde el 2020 están midiendo las huellas hídricas y de carbono y tienen certificación vegana.
Salvar Punta de Lobos
Patricio Mekis (34) es ingeniero en turismo, sin embargo tuvo pasos por ingeniería comercial. En uno de los ramos de la carrera tuvo que analizar a una marca y eligió Patagonia. Al mismo tiempo fundó junto a su hermano Federico Bowl Park (skate) y Wave Park (surf) para potenciar estos deportes en el país. Mekis además es surfista de grandes olas junto a Ramón Navarro -oriundo de Pichilemu- y junto a él, han sido impulsores de salvar la zona de Punta de Lobos de los grandes desarrollos inmobiliarios.
El 2013 se aprobaron dos proyectos en la zona que pretendían instalarse en los acantilados de Punta de Lobos. Esta noticia golpeó a la comunidad local, y Ramón Navarro le pidió ayuda a Patagonia para intervenir. Así, a inicios del 2014, junto también con el apoyo también de Save the Waves Coalition, se conforma el Comité de Defensa de Punta de Lobos. Y lograron modificar el plano regulador restringiendo los usos a los terrenos del lugar, definiéndolos como áreas verdes.
Sin embargo el golpe de timón se dio el 2017, cuando Mekis, en ese momento encargado de sustentabilidad, y el equipo de la fundación Punta de Lobos lograron recaudar fondos para comprar una de las zonas más apetecidas del sector, el Mirador Punta de Lobos. Con ello garantizan su protección y libre acceso para siempre. Esta acción -respaldada solamente por privados- generó la adquisición de 2,2 hectáreas y fue impulsada, entre otros, por el expresidente de EuroAmérica Nicholas Davis, el surfista Ramón Navarro, Patagonia y la ONG basada en Florida, Save the Waves.
Hoy, este terreno está convertido en un parque que recibe a 550 mil personas al año (Torres del Paine el año 2018 recibió cerca de 290 mil) y gracias al aporte de privados y de La PLaya Wines, están trabajando en un proceso de restauración de suelo, reforestación de plantas nativas y puesta en valor de la zona. Actualmente están buscando que este modelo sea sustentable y pueda ser aplicado en otras zonas costeras.
Para el 2023 en la viña pretenden triplicar las donaciones y buscar proyectos que tengan impacto medioambiental en otros países y regiones. En cuanto a la fundación, durante el segundo semestre lanzan su sistema de membresía y en 2023 “nuestro objetivo es poder hacer los primeros ejercicios de repoblamiento de cactus”, afirma Mekis.