Cuando Clemente López renunció a NotCo -donde había sido uno de los primeros 20 empleados-, no tenía un plan claro. Cuenta que aprendió de primera mano cómo construir y escalar una startup y le gustaba el desafío de seguir escalando, pero su jefe, el brasileño Carlos Laux, le dijo:

“Te voy a dar un consejo que me va a doler porque va a hacer que te vayas de la empresa. Pero te recomiendo dejar Chile, que es muy chico y que te vayas a Estados Unidos o Europa”. 

Así, con 25 años “y con ímpetu de cabro chico”, se fue con  20 mil euros que tenía ahorrados a Barcelona. “Pagué un master de US$ 10 mil en innovación y venture capital y al poco tiempo entré a trabajar a un fondo de inversión, gratis los dos primeros meses”, cuenta López. “Y al igual que las startups yo tenía mi runway (caja), y tenía que saber ganarme mi pedacito de mercado para poder establecerme”, agrega.

En paralelo, el español Samuel Sala venía de experiencias en el mundo del reclutamiento, estuvo en la consultora Hays, luego pasó por Glovo y por Agicap pero en esos años dice que vio un error en la industria. “Mi trabajo era encontrar el mejor talento para las empresas, pero el proceso estaba roto. Me medían sólo por KPIs (indicador clave de desempeño), no por la calidad de los candidatos”, cuenta. Por eso empezó a armar un negocio en paralelo.

En un foro conoció al chileno y le pidió una llamada. Hablaron y al poco tiempo agendaron una reunión presencial. Al encuentro, el español llegó con su socio, uno que encontró en una DAO de Discord (una Comunidad digital descentralizada basada en blockchain). Le contó del proyecto que estaba llevando a cabo, relacionado a Web3 y criptomonedas. 

“Al terminar la reunión Clemente me dice: ‘Samu, como emprendedor, tú molas. Pero de ese proyecto y ese socio, olvídate’”.

En un día el español no tenía socio ni startup. Para peor, su empresa se enteró de que estaba emprendiendo por el lado y lo despidió. “Me quedé sin proyecto y sin curro”, relata.

En febrero del 2023 López empezó a ayudar a Samu desde el fondo. “Fuera cripto”, le dijo para partir. “Lo que viene es inteligencia artificial”. Así, el español llegó con una primera idea: sistemas fáciles de implementación y creación de descripciones de trabajos (básicamente para reclutar personas).
Creó un bot en Chat GPT, lo llamó Mainder y empezó a cobrar US$ 9 mensuales. 

En el camino, López seguía mentoreando y el fondo donde trabajaba (Bcombinator) invirtió capital. En ese tiempo, el español tuvo tres cofundadores con malas salidas: “hice todos los errores posibles, si te haces un listado con los errores de quienes emprenden por primera vez, los hice todos, y sólo por ego”, confiesa Sala.

“La cantidad de veces que en el fondo le dijimos que haga A e hizo B y la terminó cagando…”, agrega el chileno. 

A López le iba bien en su empresa, dice, cuenta que tenía un rol de liderazgo importante y que le dijeron que el desarrollo de su carrera estaba pintado para ser el CEO de la firma de inversiones, pero él quería emprender, meter las manos al barro y tener un proyecto propio. Y la relación con Sala se había intensificado con el tiempo.

Llegó febrero del 2024 y se planteó la posibilidad de dejar el fondo y emprender con Samu. A pesar de que todos sus cercanos le dijeron que era una mala idea, López veía algo en el español y en el negocio. Se juntaron en un bar debajo del departamento del chileno, con vista a la Sagrada Familia, y tras tomarse unos panchos (cerveza con Fanta de limón), se dieron la mano. Serían socios.

A los dos días el ex NotCo se juntó con su jefe para hablar de su proyección y le dijo: “Te agradezco la oportunidad, pero este es tu proyecto, no el mío”. “Yo quería llevar el fondo por un lugar completamente distinto a su visión, entonces le dije que no era la persona responsable para seguir el camino. No le hizo nada de gracia”, cuenta López sobre su renuncia.

En mayo partieron a operar juntos el negocio, que ya a esa altura era una plataforma para ayudar a la selección de personal, que permite hacer el proceso desde el inicio al final. Este producto se lo venden a agencias de headhunter. Todo apoyado con inteligencia artificial. 

Salieron a levantar capital y a finales del 2024 cerraron una ronda de US$ 600 mil entre financiamiento público y privado. Uno de los inversionistas fue el ex jefe de López, el country manager de NotCo Max Silva. También invirtieron en ellos dos grandes consultoras de selección en España: los grupos Montaner y Lanak. Hoy están facturando US$ 25 mil dólares al mes, tienen ocho personas en el equipo y 35 clientes, aseguran.

López confiesa que mucha gente no creía que esta sociedad funcionaría. “Porque Samu tiene una personalidad dura, tiene también su ego. Pero precisamente esa es la razón por la que me quise asociar, porque es un motor generador de oportunidades, y que te habla con una convicción y fuerza increíble. Es algo que nunca había visto en los más de mil emprendedores que me tocó evaluar en el fondo”. 

Hoy, la ambición de los fundadores es ser “un agregador de datos de talento masivo, compuesto por las bases de datos de todos nuestros clientes”, dice Sala. Y para dar un ejemplo del producto, “si una empresa está buscando algo súper específico, por ejemplo en el sector agropecuario, puede usar Mainder”, creen que LinkedIn ya no es tan eficiente para encontrar personal y “la visión es ser como un booking o Airbnb de bases de datos de talento de las principales consultoras de selección personal”.

Hasta el momento, la sociedad ha prosperado, López ha sido el fundador que más ha durado con Sala en su incipiente carrera.