Punto de partida
Fundador de Karün tras alianza con NatGeo: "El emprendimiento no es tan romántico, es muy difícil"
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
Davide Brunetti, uno de los directores de marketing de National Geographic fue el que los vio. Corría el año 2017 cuando se realizaba la Volvo Ocean Race, competencia de navegación que une a los mejores tripulantes para dar la vuelta al mundo cruzando el mar durante 10 meses. En el torneo disputaron 7 equipos de diversos países. Todos vestían uniformes deportivos distintos y velas que los diferenciaba del competidor. Pero había una cosa que los unificaba: los anteojos que ese año cobrandeaba el evento no era una marca conocida, como en años anteriores. Era Karün, una startup creada en 2012 por un chileno que se propuso crear un producto elaborado con materiales reciclables. El concepto entusiasmó no sólo a los organizadores, también a los deportistas: dos equipos completos también usaron la marca chilena ese año.
Ese año los organizadores del evento –uno de los directores de Karün era representante de Volvo– le pidieron a un joven emprendedor, Thomas Kimber, de entonces 28 años, que diseñara un modelo único para ese momento. “Cuando recibí ese llamado no lo podía creer. Estuvimos trabajando 6 meses completos en esto porque lo que habíamos diseñado antes era algo de lifestyle, no para competición en condiciones extremas.”, cuenta Kimber, fundador de Karün. Crearon 3.500 unidades en las que incorporaron fibra de carbono reciclada de mástiles viejos de la misma competencia a los anteojos utilizados por los navegantes. Añade: “Nos dijeron que éramos un símbolo de una forma diferente de hacer las cosas. Los anteojos los elaboramos con redes del mar, 100% natural, 100% reciclable”. El joven emprendedor debió compartir escenario –y discursos junto a figuras como el rey de España, la mujer del presidente de Google, entre otros líderes.
Este hito sirvió de vitrina para darse a conocer en el globo. Y, sin sospecharlo, para que NatGeo, el canal de televisión estadounidense controlado por el gigante Disney, enfocado en exploración científica y naturaleza, por fin se convenciera de hacer algo juntos: ese año comenzaron las conversaciones formales para sellar una alianza que se lanza ahora en octubre.
“Es un salto enorme y la culminación de años de esfuerzo: a ellos los buscamos hasta que los conquistamos”, confiesa Kimber.
“Emprender no es tan romántico”
Nada ha sido fácil en este emprendimiento. De hecho, cuenta su fundador, que tras casi quebrar dos veces, al inicio de esta historia, terminó hospitalizado diagnosticado de estrés. “Es la parte fea que nadie cuenta. El emprendimiento no es tan romántico, es muy difícil. Pero es importante sincerarlo, porque levantar tu propia empresa es muy difícil. Y si solo escuchamos casos de éxito, nos frustramos porque a varios no lo logramos de inmediato”, relata desde su casa en Puerto Varas, ciudad donde vive hace tres años cuando trasladar toda su startup ahí con el mensaje de descentralizar los negocios en Chile.
Kimber estudió ingeniería comercial por dos años hasta que “no aguanté más y me salí”. “Me acuerdo que los profesores me enseñaban el modelo económico que tenemos hoy en día basado en bajar al máximo los costos, pagar menos sueldos, producir en China, usar materiales sintéticos, y yo decía: “profesor no estoy de acuerdo”. Nunca más volvió a estudiar.
En vez, se dedicó a la fotografía y viajó constantemente a la Patagonia. Ahí, dice, parte todo. Su madre, la fotógrafa Pía Vergara, agrega, siempre fue una inspiración para él. Mientras que de su padre, John Kimber, ejecutivo de empresas, aprendió del trabajo social. “En el sur de Chile me di cuenta la conexión que había con la naturaleza, que somos uno. Y me propuse hacer algo”, cuenta. Hizo de todo: obras de teatro, grupos de cultura en la playa, una página web (ClanEco), una empresa que traía hawaianas hechas con sabia de árbol, en año 2011, co-fundó Reforestemos Patagonia”, tras el incendio en Torres del Paine.
Ahí nace Karün, luego de que Kimber notara que “todo el mundo” usaba anteojos parecidos, de moda. Y que todos eran hechos con materiales contaminantes. “Y me propuse hacer unos que fueran sustentables”, relata al teléfono.
¿Cómo sería el mundo si entendiéramos que todos somos naturaleza? Fue la pregunta que se hizo cuando ideó la marca. El CEO y fundador de Karün afirma que los anteojos son un accesorio icónico porque el que los usa ve el mundo a través de ellos, “si más personas reflexionaran sobre esa pregunta y realmente entendieran al ser humano como naturaleza y no como algo separado de él y menos como dueños de él, nuestra forma de habitar este planeta sería distinta”, expresa.
“Generé expectativas sin experiencia”
Un empresario le puso el capital inicial de 90 millones de pesos. Partió con un equipo de 10 en una oficina en Santa Elena trabajando la madera. Y lo logró. Al año siguiente Piñera –durante su primera administración- regaló un par a todos los mandatarios del mundo que vinieron a Chile para Apec. Pese a esa exposición, las cosas no estaban fáciles dentro de Karün. “Llegué a tener mucha deuda personalmente, más de 100 millones de pesos. Todos los meses terminaba con $3 millones de deuda y $20 millones gastos fijos en la empresa”, confiesa.
Su conclusión es que por una parte, los inversionistas no entendían la visión de largo plazo y los valores con el ecosistema. Y por otra, más autocrítica, “no fui capaz. Generé expectativas y no tenía la experiencia para cumplir. Subestimaba la complejidad que era armar una empresa a nivel global. Entendía la ambición, pero no tenía experiencia en la parte operativa, la parte productiva, la parte más dura del negocio”. Sus inversionistas le pidieron que se declarara en quiebra, pero Kimber se negó.
Y pasó lo que tenía que pasar, dice. “Conocí a mi partner”, adelanta.
Mi socio de 60 y mi mejor amigo
En la búsqueda de nuevos accionistas, apareció Roberto (Tito) Bravo, asesor de un potencial inversionista y ejecutivo de empresas por años. En 2010 trabajó junto a Felipe Cubillos en la creación de Levantemos Chile. “Tiene 60 años y se convirtió en mi mejor amigo. Aprendí que emprender es algo multigeneracional. Él tiene la experiencia y yo soy un joven con pasión y energía. Él fijó las bases de salir adelante”, recuerda.
Lo primero que hicieron fue buscar socios que no necesariamente tuvieran mucha plata pero que compartieran sus valores y visión de largo plazo. Armaron un listado de personas que admiraban “y nos propusimos armar juntos un sueño”. Se mudaron al sur para estar en contacto con las comunidades que crean los materiales de sus anteojos –se hacen con redes de pesca, plásticos, redes de pesca, cabos y metales que se recolectan en el mar– y contactaron inversionistas: así llegaron a Blue, un fondo de inversiones sueco –Karün tiene equipo y oficina en Estocolmo–, y a un grupo chileno que se llama Wild Sur. Y así tocaron la puerta de NatGeo.
Cerca de Disney
Empezaron a tener reuniones en Roma durante todo el 2018 –el ejecutivo de marketing les mandó un mail después de la competencia Volvo, invitándolos a conversar a Italia– y a principios del 2019, en 7 meses tuvieron alrededor de 10 reuniones, en una de las cuales parte del equipo comercial de Karün se juntó en Washington DC con los principales ejecutivos de NatGeo. “Ellos nos explicaron cómo se imaginaban estos anteojos”, recuerda.
La colección se va a llamar Natgeo by Karün, y la alianza consiste en que Karün desarrolló una línea de 60 variedades de anteojos anteojos NatGeo, que se va a estrenar en octubre en EEUU, Europa, Argentina y Chile. Karün los diseña y produce y junto a NatGeo co-crea la historia y narrativa del producto, para luego lanzarlo en conjunto. “Va dirigida a las personas que tienen una alma de exploración, que quieren una vida en la naturaleza, pero no necesariamente técnica. Está pensada para el hombre y la mujer de ciudad que les gusta salir a la naturaleza”, relata.
La empresa de anteojos nacional además tuvo la oportunidad de entrar a algunos canales de distribución de NatGeo como el e-commerce de la organización y el museo de NatGeo en Washington DC, “también estamos trabajando con el equipo comercial de Disney a la par con NatGeo para la distribución de los anteojos el 2021 en Estados Unidos y Europa,” afirma Kimber.
En volumen no es demasiado significativo, aclara el emprendedor. “Pero muchos de los conductores van a ocupar los anteojos. Además NatGeo es de Disney, una de las empresas más grande del mundo. Y acercarnos a ellos es una gran oportunidad”, revela.
De 7 mil a 150 mil anteojos
Eso no es todo. Acaban de firmar un acuerdo de distribución global con el retail óptico internacional, GrandVision que en Chile radica en Rotter & Krauss, “tienen más de 7 mil tiendas en más de 40 países y nosotros vamos a lanzar en marzo del año que viene 1200 tiendas adicionales, creciendo a más de 3500 tiendas en dos años y medio”, dice Kimber. Y añade orgulloso: “Vamos a pasar de una producción de 7 mil anteojos a 150 mil este año y de facturar US$600 mil a US$20 millones en 24 meses. Apuntamos a vender 1 millón de anteojos a finales del 2023”, asegura el CEO. Actualmente, tienen su oficina principal en Puerto Varas, otras en Santiago, Buenos Aires y Suecia y planean abrir una en Estados Unidos.
“Una marca que venga de Chile, de un lugar como la Patagonia, prístino y natural, que esté en conversaciones con un organismo global, para un producto terminado que no es una materia prima, representa muchas de las cosas que el mundo tiene que proteger hoy en día”.
En total han levantado 7 millones de dólares, hay más de 85 socios en Karün y planean un nuevo levantamiento de capital el próximo año para concretar la expansión. Por todo esto, están en proceso de armar su nuevo directorio. “Hoy no tenemos ninguna deuda”, asegura aliviado. Y adelanta que por estos días está buscando oficina para instalarse en EE.UU. No será en Nueva York ni San Francisco, como suelen hacerlo las startups. Ellos optaron por Colorado o Seattle, cerca de algún entorno outdoor. Su meta no deja de ser ambiciosa: “Queremos ser la marca de anteojos más querida del mundo de acá a 2023”. Y, después de eso y antes del 2030 expandir el sello Karün a otros productos. Está por verse.