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Punto de partida

Startup chilena de bioplásticos recibe certificación de la FDA para empaquetar alimentos

Startup chilena de bioplásticos recibe certificación de la FDA para empaquetar alimentos

“Es un salto para la historia de Bioelements”, asegura su fundador José Ignacio Parada. El 31 de agosto la entidad norteamericana la certificó para trabajar con alimentos y con ello, dice, “revolucionaremos el mercado del empaque y la industria de la comida”.

Por: Pablo Portales | Publicado: Sábado 11 de septiembre de 2021 a las 21:00
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Hay un grupo de chilenos que podrá dar el paso clave en uno de los desafíos para avanzar en la sustentabilidad y economía circular en el mundo entero: el empaque de alimentos.

Se trata de Bioelements, startup que el 31 de agosto obtuvo certificación de la FDA (Foods and Drugs Administration) de inocuidad alimentaria. Es decir, que desde ahora podrán envolver todo tipo de comidas sin que haya riesgos de que éstas se deterioren.

“De los que elaboramos productos biodegradables en Chile, somos los únicos en obtener algo así”, asegura José Ignacio Parada (32), CEO y fundador de la firma que produce plásticos “verdes”.

Eso, adelanta Parada, les permitirá escalar de ser una firma de retail, a una de grandes volúmenes, como los supermercados e industrias relevantes, como el salmón. “Eso pese a que somos 30% más caros que la opción tradicional de plásticos. Nos hemos dado cuenta de que la mentalidad cambió: no solo importa el precio. Más vale el planeta”, apunta.

Beneficio y pecado

Parada ejercía como abogado en un estudio jurídico cuando se le prendió la ampolleta. Corría el 2014 -se recibió de la UC en 2012- y por entonces se discutía la Ley 21.100 (que prohíbe la entrega de bolsas plásticas de comercio en todo el territorio nacional), y pensó cómo podría adelantarse a esa necesidad y mercado que aún no existía.

Dejó su carrera en el bufete Carvallo, Bizzarri & García y comenzó a investigar cuál era el problema del plástico. “Lo primero que aprendí es que es un material cuyo principal beneficio es que dura mucho. Pero es ese también su peor pecado: durar mucho”, relata.

Y retoma: “Eso pasa porque el plástico es un material que repele el agua. Y busqué en Google qué materiales en vez de repeler el agua, la absorbían”. Tras ese primer buceo de información, contactó a César Sáez, profesor del Dictuc -Dirección de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la UC-, para que lo asesorara en su plan de creación de materiales biodegradables. Y fundó Bioelements junto a Juan Eduardo Joannon (64), su socio.

Primera inversión

“Averigüé de materiales biodegradables (que sean capaces de desintegrarse y descomponerse naturalmente) y armé un listado con 10 de ellos. Le dije a Sáez: ‘¿Cuál de estos absorbe el agua?’ De la decena -entre ellos; papel laminado, cartón coarrugado, ácido poliuretano-, nueve no absorbían. Solo uno sí: el almidón”, relata Parada.

Entonces, empezó otra investigación en el laboratorio del Dictuc que se extendió por más de nueve meses: comprobar que era capaz de absorberse lo suficiente. Tanto, que se hundiera. “Porque al hundirse y al no tener oxígeno, donde quiera que esté -en el agua, compost, basural-, crea condiciones óptimas para biodegradarse”, explica.

“Ese fue el desarrollo científico. Y en 2016 logramos dar con la fórmula”. Entonces concretaron su primera inversión para iniciar las pruebas de material. “Compramos una extrusora (máquina para hacer pellets) que costó 10 millones de pesos”, recuerda Parada, CEO de Bioelements.

Así iniciaron las primeras pruebas y, dentro de una fábrica de envases (Winflex), dieron con su fórmula base, la BioE-8, con la cual se lanzaron al mercado y se transformaron en una alternativa ecológica para la industria de empaques y embalajes en Chile.

Sus productos -que van desde bolsas para el retail hasta tipos de mulch, capa de material orgánico, para el agro- son 99,9% biodegradables. “Nada lo es 100%”, confiesa.

Brasil: misión inmediata

El país se les hizo pequeño y en 2018 se interesaron por otros dos en particular: Perú y México. Ambas naciones tenían legislaciones similares a las chilenas en cuanto a la regulación e incentivos de bolsas y productos biodegradables, por lo que vieron una oportunidad de expandir su negocio.

La apuesta tuvo muy buenos resultados: “Hoy día México y Perú representan el 70% de los ingresos de la compañía y esperamos que eso siga creciendo”, señala Parada.

Luego de consolidar su posición en esos dos países aumentaron sus ganas por seguir creciendo. Consiguieron una certificación y un primer cliente en Colombia, se constituyeron en El Salvador y desde mediados de año están en negociaciones con un comprador en Estados Unidos. Por si fuera poco, este mes iniciaron operaciones en Brasil, donde esperan llegar a sus más de 200 millones de habitantes.

“Estamos muy emocionados porque, como buen país federal, han incentivado en cada uno de los estados el uso de materiales alternativos”, cuenta el CEO.

Así, la nación carioca pasa a ser el eje central de la empresa en cuanto a nuevos mercados para este segundo semestre.

“Lo vemos con mucho interés porque es tremendo. Está abierto a nuevas tecnologías y todavía no hay mucho, entonces es como llegar a un lugar un poco más virgen. Además, tienen el mismo problema que tenemos todos los países latinoamericanos que es el mal manejo de los residuos orgánicos e inorgánicos, y eso es lo que queremos realmente solucionar”, analiza.

Pero sus expectativas no se quedan ahí. Para el largo plazo están viendo de reojo países de la talla de India o Indonesia, que tienen altos consumos de plásticos, empaques y embalajes derivados de la celulosa. Respecto al primero, ya se pusieron en contacto con una universidad local. “Creemos que puede haber algo súper interesante ahí, con condiciones de biodegradación y de manejo de residuos bastante parecidas a las latinoamericanas, en las que nuestro material entra perfecto”, relata.

¿Futuro unicornio?

“La idea es que en Bioelements podamos invertir entre un 7% y un 8% de los ingresos en nuevos productos, en nuevas fórmulas, en investigación y desarrollo, más allá del plástico. Ese es el track que queremos tener”, cuenta Parada.

Son apoyados por Endeavor -organización que los eligió en 2020 como el emprendimiento del año- sumándose a iniciativas de alto impacto en el país y el mundo. En total estos años han invertido de capital propio cerca de US$ 50 mil, mientras que sus ventas anuales llegan a los US$ 50 millones y sus ganancias bordean los US$ 10 millones.

Y se aprontan a seguir creciendo: actualmente preparan levantamiento de capital serie A, con lo que pretenden alcanzar una evaluación superior a US$ 250 millones (hoy están en US$ 80 millones). Entre quienes los apoyan además de Endeavor, está LarrainVial y Vicente Monge, el expresidente de JP Morgan, quien este año se sumó al equipo como director y asesor.

“Estamos en una fase de expansión que obviamente requiere de capital, lo cual nos está dando la opción de crecer orgánicamente de forma acelerada, permitiendo la llegada de potenciales inversores que nos pueden hacer tener la categoría de unicornio a futuro”, cuenta Parada.

“Esperamos el próximo año llegar a los 80 o 100 millones de dólares”, relata entusiasmado. Su foco, en todo caso, es ser la empresa más importante de empaques y embalajes en la región, tanto en misión como en facturación.  

 

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