Punto de partida
Petark, la startup de reciclaje de PET que ganó Innpacta CCU
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Después de trabajar por más de siete años en la industria petrolera como ejecutivo internacional en Texaco, el ingeniero eléctrico de la Universidad Federico Santa María, Sergio Cortes, se reinventó. Armó una consultora y se dedicó a buscar innovaciones para el reciclaje de plásticos.
En uno de sus trabajos se enteró que el 100% de las botellas PET, considerado algo así como el Mercedes Benz de los plásticos, se fabrican de materia prima virgen que se exporta en forma de pellets desde otros países. Como en el proceso de fabricación el plástico se degrada, no puede ser reciclado para hacer nuevas botellas, por lo que solo sirve para hacer envases plásticos de menor calidad como los clamshell que en su mayoría terminan en vertederos o rellenos sanitarios.
Se puso como meta entonces encontrar una manera económica y eficiente de lograr reciclar las botellas de PET y transformarlas en material para fabricar más botellas. Después de varios experimentos y a través de nanotecnología dio con la solución: abrir la molécula de PET con presión temperatura y humedad, para luego inyectarle los átomos de carbono que había perdido en el proceso de fabricación y crear nueva materia prima similar a la virgen.
En el camino conoció a Max Benítez, ingeniero industrial de la Universidad de Chile y MBA de la UAI, y se asociaron para llevar a cabo el negocio al que bautizaron como Petark.
Tocaron varias puertas, de fondos, family offices, entre otros inversionistas. Pero todos les pedían pruebas para demostrar el resultado. Así llegaron a Incuba UC y luego a Corfo para armar su primer prototipo: un equipo que mide 2 x 3 metros, pero cuya altura es de siete metros.
El estallido social y la pandemia los desalentó. Desarmaron las piezas y dejaron el proyecto en stand by. Pero en enero de este año decidieron reintentarlo. Rearmaron el equipo y postularon al concurso Innpacta de CCU y ChileGlobal Ventures, el área de capital de riesgo de Fundación Chile. Obtuvieron el primer lugar entre 90 startups de todo el mundo que presentaron soluciones para la industria de bebestibles y US$ 7 mil.
“Estamos agregando una nueva R a la economía circular. Reducir, reutilizar, reciclar y regenerar”, dice Max Benítez, quien adelanta que iniciaron un piloto con CCU para reciclar las botellas retornables que ya no pueden seguir usándose y que, si todo sale bien, podrían escalar Petark y ser un aliado de la empresa en su desafío para cumplir los desafíos de la ley REP y del pacto de los plásticos.