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Las nuevas tecnologías conectadas a IA para tratar melanomas, diabetes y salud mental
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Sólo hay tres instituciones de salud en Santiago que poseen un equipo de microscopía confocal, explica el doctor Cristián Navarrete. Se trata de un dispositivo (similar a los aparatos que realizan ecografías) que por medio de un láser obtiene imágenes de la piel con una resolución que permite ver las células en detalle, como si fuera una biopsia.
Navarrete es experto en el uso de este equipo, Médico de la Universidad Católica, con un fellowship en Dermatología Oncológica en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York. Explica que esta tecnología sirve para analizar lunares sospechosos y otros tumores cutáneos en los que no se puede determinar a simple vista si son buenos o malos.
Doctor Cristián Navarrete, dermatólogo oncológico de UC Christus.
El especialista destaca que, si un doctor se basa sólo en sus ojos para hacer el diagnóstico, en promedio necesitaría extirpar unos 30 lunares con tal de detectar alguno maligno. Los otros 29 los quitan igual para no correr riesgos, ya que no detectar un cáncer de piel puede ser fatal, indica. Para evitar esto, se hacen biopsias, lo que involucra un procedimiento invasivo.
La microscopía confocal puede ayudar a quienes tienen muchos lunares o presentan un historial de melanoma, señala. Con esta tecnología, la cantidad de lunares que se requeriría extirpar bajaría a cuatro con tal de dar con uno riesgoso, y eso significa menos incisiones para el paciente. El médico estima que un 10% de las personas que tuvieron un melanoma van a tener nuevos casos en el futuro, por lo que no es infrecuente que se sometan a múltiples extirpaciones durante su vida.
“Cada corte implica estar con puntos. Al menos dos semanas sin deporte ni piscina. Además, la angustia de esperar el resultado de la biopsia, que se demora 15 días ”, explica Navarrete. Todo eso versus un examen que se hace en la consulta sin necesidad de incisiones y toma 15 minutos, agrega el experto.
El dermatólogo sostiene que esta máquina tiene usos en cualquier área con piel, por lo que puede ser usada por ginecólogos, urólogos, otorrinos y dentistas. En caso de que se deba operar, el confocal permite determinar con mayor precisión la extensión que requeriría una cirugía, lo que ayuda en la discusión de las distintas opciones de tratamiento.
Una de las desventajas de este dispositivo, según Navarrete, es que para obtener las imágenes se utiliza una luz de baja intensidad. Entonces no es capaz de penetrar en zonas de la piel muy gruesas como las palmas de las manos y las plantas de los pies.
“El costo de cada examen va entre los $ 150.000 y $ 180.000, pero reembolsable por algunas aseguradoras privadas”, apunta. Añade que a las Isapres les convendría bonificar más estos procedimientos no invasivos, ya que, a diferencia de la contraparte quirúrgica, en el confocal no hay días de licencia, ni gastos de insumos y no se debe pagar pabellón.
El experto cuenta que actualmente están investigando el uso de Inteligencia Artificial con la Facultad de Ingeniería de la UC para desarrollar un diagnóstico automatizado de cáncer de piel con el uso de la microscopía confocal. “El uso de la IA podría acercar esta tecnología a más pacientes, ya que podría masificar su uso”, añade.
En una alianza estratégica, Varifarma Chile y la empresa coreana Rokit Healthcare instalaron en el Hospital San José una bioimpresora 3D que con IA produce apósitos alogénicos (parches especializados) para tratar las úlceras de pie diabético. Esta es una condición que puede derivar en la amputación de una extremidad o incluso la muerte. Según la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, un 12% de la población chilena sufre diabetes.
Gustavo Peña, coordinador de productos especiales en Varifarma Chile.
El coordinador de productos especiales en Varifarma, Gustavo Peña, explica cómo funciona el dispositivo: primero, el médico en el pabellón toma una foto a la lesión del paciente para luego enviarla a la máquina, que con IA la digitaliza y convierte en una imagen en tres dimensiones. Después la impresora hace un molde del borde de la herida con un biopolímero especial. Posteriormente, un cirujano plástico extrae grasa subcutánea de la persona afectada y la microniza; es decir, la filtra para sacar componentes que forman una biotinta.
Con esa sustancia se rellena el molde impreso para producir un parche que coincide exactamente con la úlcera. Como el apósito está hecho con material que proviene del mismo paciente, la probabilidad de que su cuerpo rechace el nuevo tejido es baja y la lesión empieza a cicatrizar, explica Peña.
La ventaja de este procedimiento, comenta, es que sólo se requieren uno o dos ciclos de seguimiento para revisar la evolución de la herida. Eso significa que habitualmente el paciente se recupera en tres meses, en comparación con la terapia tradicional que en promedio demora un año o más, siempre y cuando no se infecte. “Además, el riesgo de amputación de las extremidades podría disminuir hasta un 30%”, indica Peña.
- ¿Qué tan accesible es este tratamiento?
- Es una patología que está en las Garantías Explícitas de Salud (GES). Por lo tanto, tiene presupuesto. Son pacientes que están incorporados en los protocolos.
Esta tecnología se encuentra en su primer plan piloto. Peña explica que el dispositivo lo dejan en comodato a las instituciones que lo requieran y que ellos -como empresa- venden los kits para el equipo, que cuestan US$ 2.000. Cada unidad trae insumos para fabricar la matriz polimérica, jeringas para extraer la grasa subcutánea y algunos repuestos.
MHAITE es un robot virtual en línea, entrenado por Grupo Cetep -empresa chilena de centros médicos especialistas en salud mental- para analizar síntomas psicológicos. La psiquiatra y CEO de la compañía, Claudia Barrera, cuenta que este chatbot opera realizando preguntas específicas. Según las respuestas, clasifica los síntomas en distintos conjuntos: signos de depresión, ansiedad, control de impulsos, entre otros.
Doctora Claudia Barrera, CEO de Grupo Cetep.
La experta explica que esto va asociado a un motor de IA. “Te orienta hacia qué tipo de atención necesitas y con cuál profesional”, señala. Un psicólogo que haga terapia de primeros auxilios, una sesión de psicoterapia o un psiquiatra que dé tratamiento farmacológico son algunas de las posibles recomendaciones.
Esta no es la única solución de este tipo. En Estados Unidos e incluso en Chile, existen otras alternativas, como Eliza, un chatbot en español que intenta emular a una psicóloga.
El modelo de Cetep se encuentra disponible de manera gratuita para Latinoamérica. También entregan un servicio que lo pueden contratar otras empresas: hacen un diagnóstico de la salud mental a todos sus colaboradores, respetando las leyes de la confidencialidad.
En la Fundación Arturo López Pérez (FALP) tienen una tecnología que deja “conocer el estatus mutacional” del cáncer en un paciente, cuenta la doctora Carolina Selman, subdirectora de Unidades Diagnósticas de este organismo. Se le llama secuenciador y con ello se puede hacer medicina de precisión: observar la variabilidad individual de los genes de cada persona para determinar que opción será mejor en cada caso.
Doctora Carolina Selman, subdirectora de Unidades Diagnósticas de FALP.
“Hay mutaciones que al formarse permiten tratar mejor a un tumor o al revés”, dice Selman. Explica que antes a todos los pacientes se les trataba de la misma forma, por lo que si una persona tenía un cáncer con una mutación que lo hacía resistente a un fármaco, podían pasar meses hasta encontrar un método más efectivo. “Hoy, a través de este proceso de secuenciación, se hace una medicina más personalizada”, señala. El equipo puede procesar más de 500 genes.
La doctora explica que el procedimiento tiene código en Fonasa, pero que el sistema permite cobrarlo una sola vez. También tiene cobertura en isapres. Selman señala además que, si bien esta tecnología no es única en el país, en FALP son los primeros en usarla para un perfil de pacientes hemato-oncológicos, una enfermedad relacionada con la sangre.