Tecno
SugarAddy: el software que evalúa el poder de venta de los influencers
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Para graficar el funcionamiento de SugarAddy, Luis Bellocchio acude a ejemplos de los años ‘80-’90, porque, comenta entre risas, es ahí donde se sitúa generacionalmente. “Es como cuando un relacionador público invitaba gente a una discoteque. Su labor se medía en la puerta, pero luego no había cómo saber cuánto había consumido el invitado al interior”, grafica.
SugarAddy es una plataforma que nació hace un año con el propósito de medir, democratizar y convertir la influencia del mundo digital en ventas. Sus socios son Luis Bellocchio, CEO; Nicolás Méndez, director de innovación y estrategia digital; y Macarena Peña, directora de investigación y desarrollo.
¿Cómo funciona? Una marca paga un fee para utilizar la plataforma e invita a sus embajadores, influenciadores o usuarios a inscribirse en ella. Ahí pueden encontrar el contenido que a la marca le interesa promocionar: imágenes, textos, hashtags, etcétera. Y pueden generar un link que luego comparten en redes sociales, WhatsApp o incluso por mail, y el cual el software es capaz de trackear de manera de saber si a partir de esa publicación se generan ventas en e-commerce.
Los socios de SugarAddy hablan de democratizar la influencia, porque sus generadores de contenido no necesariamente deben ser celebridades con cientos de miles de seguidores. “Todos formamos parte de algún círculo de influencia”, señala Luis Bellocchio. Por ejemplo, una apoderada podría compartir su link en el chat de los papás del curso o de sus ex compañeras de colegio, y si eso se convierte en alguna venta, se lleva una comisión o canje, según haya acordado previamente con la marca y habiendo firmado un contrato.
Bellocchio cuenta con amplia experiencia en marketing y branding, actualmente es socio de la agencia Rabbit que pertenece al grupo Wolf BCPP. Y plantea que muchos influencers famosos, con miles de seguidores, no representan realmente una fuerza de venta. Y si bien es válido que cada marca apueste por su imagen, es muy útil para ellas poder acceder a información concreta al momento de tomar sus decisiones comerciales de manera estratégica.
SugarAddy, plantea, permite escalabilidad porque una marca puede trabajar con 5 “converters”, nombre que le dan a los generadores de contenido que se convierten en ventas, o con 5 mil de ellos, y el fee que paga es el mismo.
Aclaran que no son reclutadores de influenciadores, sino un puente entre ellos y las marcas, para medir y trasparentar su efectividad. “Yo hace diez años hice los primeros planes de influencers en Chile, y esto es diferente. Estamos un paso más adelante”, afirma Bellocchio.
Datos a la vista
Junto a sus socios proveen de este software de servicio cuya licencia para Latinoamérica obtuvieron de la marca estadounidense Impact, empresa fundada hace 13 años que actualmente está valorizada en US$ 1.5 billones, ha tenido cinco rondas de inversión que suman sobre US$ 220 millones y además ha adquirido más de siete compañías.
Actualmente SugarAddy está trabajando con cuatro clientes y generando casos de estudio, mientras observan las características propias de nuestro mercado y cómo éstas se diferencian de la usabilidad que tiene Impact en Estados Unidos.
Guess Chile, Karyn Coo y el café Señor K son tres de ellas, y están integrando además a 1Ko, el nuevo proyecto social de Alejandra Mustakis, donde funcionarán como brazo de fuerza de venta del e-commerce para comercializar productos con las personas de Bajos de Mena.
“Somos una plataforma que logra dar visibilidad del impacto real de los generadores de contenidos sobre las acciones que una empresa busca, para lograr así entender quién funciona y quién no”, afirma Nicolás Méndez, emprendedor y cofundador de la startup Clean Copper en California, empresa que utiliza los beneficios del cobre para crear superficies autosanitizantes. Fue él quien tenía el contacto con Impact, y buscando algún socio con conocimientos en el mundo de marketing digital, llegó a Luis Bellocchio.
La tercera socia de SugarAddy.io es Macarena Peña, directora ejecutiva de la fundación Ona, quien aporta una visión social al proyecto. “Permitimos o incentivamos la formalización de los vínculos laborales entre los influenciadores y las marcas, generando procesos de total transparencia”, dice Peña sobre la función de la plataforma respecto del vacío de formalidad que existe en el ámbito de la publicidad digital.
No todo lo que brilla vende
Luis Bellocchio es argentino, pero tiene un largo recorrido laboral en nuestro país. Partió en 1994 trabajando en el canal Rock & Pop, luego en otros medios como revista Capital y en Qué Pasa, tras lo cual saltó a la publicidad y el mundo de las marcas. “Cada 8 años necesito cambiar”, confiesa.
Cuenta que luego del estallido social de octubre de 2019 quiso cambiar de rumbo y buscar nuevos proyectos. Cuando Méndez le habló de este software que traería de Estados Unidos, se entusiasmó: “No entendí mucho, pero me encantó la idea”. Luego vino el proceso de aprendizaje.
Por su labor asesorando a emprendedores en el programa Mentores por Chile, Luis mantiene vínculos con pequeños y grandes empresarios como Rodrigo Jaeger, del café Señor K, uno de sus clientes y quien le presentó a Méndez. “Me interesa que una marca nacional pueda crecer, y los emprendedores necesitan de herramientas como estas para optimizar sus recursos. Las personas son los nuevos medios, eso es innegable, pero aquí medimos ventas. ¿El influencer vende o no vende? Esa es la gran incógnita que nosotros despejamos”, dice Bellocchio.