Fue en 2016, después de dos décadas trabajando en grandes compañías en Chile. Por varias razones, comenta Úrsula Vera, decidieron poner una pausa a sus carreras profesionales y enfrentar un nuevo desafío.

A finales de ese año compraron pasajes sin retorno con destino a Iquitos, una ciudad al norte de Perú rodeada por ríos, animales y vegetación nativa. ¿Su objetivo? Levantar un hotel en medio del Amazonas peruano, uno de los sectores menos explotados de esta zona.

Casi ocho años después, el Amazon Garden Eco Lodge es un hotel que cuenta con 10 cabañas. No tiene señal telefónica, internet, televisión, agua caliente o aire acondicionado. ¿Y electricidad? Solo cuatro horas al día.

“Es una desconexión total en lo material, pero sí te conectas con los alrededores del Amazonas: el río, la selva y las comunidades”, explica Úrsula Vera, mientras camina por su lodge. Mientras lo hace, explica, es fácil cruzarse con distintos animales. Tienen una mini jabalí, llamada Esperanza, y un oso perezoso (Timotea) que duerme en unos palos de golf.

El auge de Iquitos

El vínculo de Úrsula Vera con Iquitos viene de años. Sus tatarabuelos, originarios de España y Francia, llegaron a esa ciudad con sus 12 hijos a finales del siglo XIX. Ellos, cuenta, fueron de las familias fundadoras de la ciudad.

En sus comienzos, Iquitos era una de las zonas más desarrolladas de América Latina, gracias al boom del caucho, una época que potenció distintas ciudades amazónicas de Brasil, Perú y Ecuador. “Era completamente europea, había mucho desarrollo. Habían vuelos directos con Estados Unidos y hasta acá llegaban cruceros de lujo”, comenta Vera, quien nació y se crió en Iquitos.

A pesar de sus años de oro, hoy Iquitos solo guarda vestigios de una arquitectura europea. Parte de su decaimiento ocurrió en la década de los ‘80, bajo el gobierno de Alan García y con el aumento del narco-terrorismo en la zona. De a poco se fueron yendo las familias (entre ellas la de Úrsula Vera), los hoteles y empresarios.

A pesar de eso, Iquitos está rodeada de un patrimonio natural único en el mundo: el Amazonas, donde conviven pirañas, tarántulas, caimanes, anacondas, delfines, monos, hormigas gigantes y águilas. Tiene, además, tribus originarias que -prácticamente- no tienen contacto con el exterior, como los jíbaros y kukamas.

Frecuentemente Iquitos es votada como uno de los destinos más atractivos de Latinoamérica gracias al turismo ecológico. “Justamente eso es lo que queremos potenciar en este lugar”, explica Vera, quien explica que las recientes protestas ciudadanas en el país no han afectado el turismo en la zona.

Iquitos-Lima-Santiago

Una vez que su familia migró de Iquitos a Lima, Úrsula Vera estudió Economía en la Universidad del Pacífico. A principios de los años ’90 tomó un vuelo a Santiago para realizar un magíster en finanzas en la Universidad de Chile. Al egresar, trabajó en Entel para luego pasar al Banco de Chile, donde se desempeñó como parte del departamento de financiamiento a los principales grupos económicos del país. En 2004 decidió cambiar de rubro e irse a una firma industrial. Le mandó su currículum a todas las papeleras y quedó en CMPC.

Trabajó más de 12 años en la compañía de los Matte, donde llegó a ser directora para Latinoamérica de la división de adulto mayor. Ella fue la mujer a cargo de los pañales y toallas higiénicas, entre otros. “CMPC era mi familia, fue lejos la mejor experiencia laboral que tuve”, explica sentada en un “peque-peque”, una embarcación fluvial y lacustre de madera que recorre el Río Momón.

Retiro anticipado

“Nuestras primeras vacaciones fueron en Iquitos. No fuimos a Paris o a Londres. Quería mostrarle a Juan Miguel de dónde venía. Él se enamoró de la zona. Ahí decidimos que cuando nos jubiláramos nos vendríamos a vivir para acá. Compraríamos un bote-clínica y le entregaríamos salud a distintas comunidades”, recuerda.

Esos planes, sin embargo, se adelantaron. En 2016, cuando estaban en el momento más alto de sus carreras, se les presentó la oportunidad de adquirir un lodge en medio del Río Momón, en plena Amazonía peruana. Lo evaluaron, aceptaron, viajaron y lo remodelaron. Lo hicieron con su hija de 12 años aproximadamente, que hoy quiere estudiar medicina.

Actualmente acuden personas de todas partes del mundo, especialmente Estados Unidos y Europa. “También nos visitan nuestros amigos que dejamos en Chile”, comenta Vera.

“Ahora, lo que estamos tratando de potenciar son los viajes de empresas. Nos dimos cuenta de que existe mucho interés de compañías de desconectarse y no tener internet: la idea es venir y planificar el año con lápiz y papel”, concluye.

El turismo amazónico en Perú se concentra en Iquitos. Para llegar es necesario tomar un vuelo Santiago- Lima (cuatro horas), Lima-Iquitos, (dos horas), trasladarse al terminal portuario (15 minutos) y navegar hasta llegar a destino, una hora aproximadamente.